En días de enero, cuando el frío calaba hasta los huesos Charlotte se encamino a casa luego de haber recibido la fatídica noticia de que padecía CÁNCER de estómago, el cuál para su desgracia era bastante agresivo, con la lluvia cayendo sobre ella luego de que a mitad de su andar el cielo comenzará a tornarse gris Charlotte llego hasta su puerta sabiendo que del otro lado la esperaba su única preocupación y su más grande amor, su pequeña que ahora tenía siete años de nombre Lily a elección de su fallecido padre, con el cuerpo tembloroso introdujo una de sus manos a su bolso para lograr encontrar las llaves de la puerta, Lily la vio de inmediato por la enorme ventana de la sala y con apuro se encamino a prisa a abrir.
— ¡Pasa ya mamá, te estas mojando mucho! —dijo la pequeña mientras extendía su mano para que Charlotte la tomará y entrará a la calidez de su casa. Con sus manos heladas sujeto las pequeñas manitas de su hija y entro cerrando tras ella la puerta. — ¿Cómo te fue mamita? —pregunto la pequeña con mucha curiosidad, viendo los ojos verdes de su madre quien luego de haberse mojado en el camino estaba hecha un desastre, con sus cabellos negros enredados y sumamente mojados y con sus ropas escurriendo.
En cuanto su hija le pregunto aquello Charlotte sintió un enorme nudo en la garganta que hasta se le dificulto un poco el comenzar a hablar, así que carraspeo y se agacho para quedar a la altura de su hija. —Ahorita te cuento como me fue ¿si? Voy a quitarme esta ropa y darme un baño con agua tibia porque si no podría enfermarme y ahorita bajo, dile a tu tía Anna que vaya poniendo la mesa por favor. —pidió Charlotte a su pequeña para luego darle un beso cálido en la frente.
— ¡Si mamita! —respondió Lily, mientras brincando se dirigía a la cocina en búsqueda de su tía para cumplir el encargo que su madre le había hecho.
Charlotte la miro con ternura y al mismo tiempo con angustia y dolor, llevo una de sus manos a su boca e inevitablemente sus ojos comenzaron a inundarse en llanto fue en ese momento que corriendo subió hasta su habitación y ahí se encerró, dejándose caer en el piso, se recargo en la puerta y comenzó a golpear sus rodillas una y otra vez, llena de coraje, de mucho enojo y tristeza.
— ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo? —se preguntaba Charlotte una y otra vez, mientras miraba el techo de su habitación esperando alguna señal o respuesta, pero nada pasó y todo quedo en la misma incertidumbre. Luego de haberse calmado un poco, después de un buen baño de agua tibia bajo al comedor para encontrarse nuevamente con su hija quien ya la esperaba sonriente, sentada en una de las sillas mientras inquieta movía sus pies, la pequeña Lily miro a su madre y dio golpecillos a la silla junto a ella para que Charlotte se sentará a su lado. Ella dibujando una sonrisa en su rostro fue hasta su hija y cuando se sentó junto a ella, la abrazo con todas sus fuerzas y ahí la mantuvo, entre sus brazos mientras la pequeña Lily se acurrucaba cómodamente.
—Puedo oír tu corazón. —dijo la pequeña para luego separarse un poquito de su madre y mirar sus bonitos ojos verdes. Charlotte acerco su nariz a la de Lily y sonrió aún más.
—Te amo tanto mi cielo. —respondió con infinita ternura.
—Yo te amo mucho más mamá.
— ¡La cena esta lista! —dijo una voz de mujer, interrumpiendo así aquel momento entre madre e hija.
—Gracias Anna ¿Cómo estuvo todo con Lily? ¿Todo en orden? —pregunto Charlotte a su hermana, Anna mientras ella colocaba los platos de cada una, para luego sentarse a la mesa junto a su sobrina.
—No te preocupes, sabes que Lily es una niña maravillosa, no hay ninguna novedad, hizo su tarea, jugo un rato, se portó muy bien. —respondió Anna mientras le servía la cena a su hermana y a su pequeña sobrina. —mejor dime ¿cómo te fue con el doctor? ¿Qué fue lo que te dijo? ¡Dímelo todo por favor! me has tenido en angustia toda la tarde.
En ese momento el rostro de Charlotte se turbo con infinita preocupación la cuál trato a toda costa de disimular. —todo bien. —dijo mientras bajaba la mirada hacía su comida. —una gastritis mal atendida, tengo una ulcera péptica es algo de cuidado pero voy a estar bien, eso sí tengo que comer mejor. —mientras Charlotte hablaba Anna no dejaba de verla con detenimiento, analizando cada gesto del mortificado rostro de su hermana, tal vez Lily al ser tan pequeña no detectaría la angustia que su madre trataba de ocultar, pero a Anna no podría mentirle.
— ¿Qué es eso mami? —pregunto la pequeña refiriéndose al término que su madre había señalado.
Charlotte miro los enormes ojos verdes de su pequeña. —Bueno, una ulcera es... —Charlotte pauso tratando de encontrar las palabras más sencillas y adecuadas para que su hija logrará comprender. —es como una llaga que se hace en nuestro intestino y duele mucho y nos hace sentir como si tuviéramos un incendio en la pancita.
—Pero vas a estar bien ¿verdad? —pregunto la pequeña mientras se recargaba en el brazo de su madre.
— ¡Pero claro que sí! —respondió Charlotte mientras con sus dedos acariciaba los cabellos tan negros como la noche de su pequeña hija.
Luego de que la hora de cenar se terminara, Charlotte pidió a la pequeña Lily que subiera a su habitación y se preparará para dormir quedándose así sola junto a Anna ayudándole a levantar la mesa. En ese momento un silencio envolvió el ambiente entre las hermanas, Anna, la menor observaba a Charlotte de reojo de cuando en cuando sin atreverse a emitir palabra alguna.
—Voy a darle las buenas noches a Lily, enseguida bajo para ayudarte a terminar de limpiar. —dijo Charlotte mientras se limpiaba las manos con una servilleta, dejándola en una barra, subió hacía la habitación de su pequeña, se recostó en la cama al lado de ella y con cuidado la cobijo para luego rodearla con uno de sus brazos.
—Quiero que me cuentes un cuento. —dijo la pequeña mientras se acurrucaba aún más entre los brazos de su madre, Charlotte con una sonrisa tomo un libro que se encontraba en una pequeña mesita al lado de la cama, lo coloco sobre sus piernas y leyó para su hija hasta que está se quedó dormida, se levantó con lentitud de la cama para no despertarla y acomodo con amor su cabeza, le dio un beso en la frente y susurro a su oído. "Buenas noches descansa, te amo" luego de eso bajo nuevamente a la cocina para terminar de ayudar a su hermana a limpiar, pero ya todo estaba ordenado, así que Charlotte se encamino hasta el sofá junto a su hermana que ahora miraba televisión, aún sin atreverse a decir nada solo dejo escapar un suspiro lleno de pesadez se quitó las sandalias para sentirse más cómoda y observo a Anna.