Cuarentena

Día: 16

Cada vez faltan menos días para salir de aquí. Por un lado estoy feliz y emocionada por volver a casa, ver a mamá y rezo por la supervivencia de Patitas. Pero también sé que extrañaré un poco todo esto; estar tanto tiempo encerrada con las personas te ayuda a comprenderlas, y si te pones a analizar a cada uno de los estudiantes, no somos tan diferentes después de todo.
Hoy es noche de karaoke ¡Por fin algo en lo que soy buena! Excepto por mí pánico escénico, el cual no me permitirá participar ¿Por qué me emociono? ¡Ni siquiera voy a cantar!
– Bueno, chicos, al parecer nadie quiere anotarse por timidez, lo que significa que agregaremos un plus para que todos se sientan libres de cantar si así lo desean. Los profesores y algunos alumnos, están repartiendo un trozo de papel en blanco con un lápiz; allí deberán escribir un seudónimo los que deseen participar. Los que no, sólo tiren el papel a la basura. Tienen tiempo de anotarse hasta las 19:30hs. 
La mayoría comenzó a intercambiar miradas entre ellos; algunos sin dudarlo estaban escribiendo sobre el papel.

– Jaeny, me imagino que estás pensando en inscribirte, ¿Verdad? – Jake me habla como si la respuesta fuera obvia.
– ¡Por supuesto! – sonríe de oreja a oreja – Que no. – su sonrisa se borra.
– Ni siquiera tengo buena voz. Además, seguramente no conozco las canciones que tienen en karaoke.
– Oh, vamos, quiero presumir la voz de mí hermanita. – Dustin camina hacia nosotros y se sienta a mí lado rozando mí brazo con el suyo.
– ¿Qué sucede? – me perdí un momento por concentrarme en su tacto. Se me eriza la piel. – Tierra llamando a Jeany. 
– ¿Mmm? ¿Qué? 
– Genial, regresaste. Preguntaba qué es lo que sucede. – Jake responde por mí.
– Quiero que se inscriba en el concurso de karaoke. – Dustin abre los ojos como platos y se voltea a verme.
– ¡¿Tú cantas?! 
– Algo así, sí.
– Quiero escucharte. No, aguarda un segundo. – hace una pausa – Necesito oírte cantar.
– ¡¿Ahora?!
– Sí, ¿Cuándo sinó? Tal vez, en el concurso. – Entiendo lo que intenta hacer, pero no lo conseguirá.
– Olvídalo. – Marc llama a Jake para mostrarle algo y él se va.
– Por favor, hazlo. Por mí. – saca hacia afuera el labio inferior, el comienzo de un puchero.
– No lo haré.
– Si no lo haces te daré un abrazo y no te soltaré hasta que accedas.
– Tendrás que abrazarme durante todo el día entonces, porque no voy a acceder. – No puedo creerlo, ¡¿En serio está abrazándome?!
– ¡Déjame! – Me abraza más fuerte aún. – Si no me sueltas yo voy a...
– ¿Qué hará la pequeña Montgomery para que la suelte?
– Besarte. – Dustin se desconcierta y afloja su agarre. Gracias a eso, conseguí zafarme.
– Eso no es justo.
– Lo injusto es que me obligues a hacer algo que no quiero.
– Sé que quieres hacerlo. Sólo necesitas un impulso para vencer tu miedo.
– ¿Acaso tú serás ese impulso? – me sonríe de lado.
– Exacto. – Se incorpora a gran velocidad y, sujetandome de la mano, comienza a correr conmigo.
– ¡¿Qué es lo que haces?! ¡¿Dónde me llevas?!
– ¡A tu lugar seguro! – casi caigo por las escaleras al no poder seguirle el paso.

Llegamos corriendo a la biblioteca, son las 18:30, queda una hora.
– Canta.
– ¿Disculpa?
– Lo que oíste. Canta.
– No voy a cantar aquí.
– Estarás en un lugar cerrado, escondido, donde nadie pueda verte, haciendo lo que te gusta y ganarás; cuando estés ahí, quiero que pienses en éste momento.
– ¿Debo pensar en tu intento de discurso motivador?
– No. En ti cantando como si estuvieras sola en la biblioteca, tu lugar favorito de toda la escuela. – Me dedicó una sonrisa y se alejó por el pasillo.
Miré hacia los lados, realmente estaba sola. Inhalo profundo, exhalo, y cierro mis ojos. Comencé a entonar la versión en español de Skyscraper; la letra me hace llorar cuando la escucho y estar cantándola aquí, era otro nivel; en un momento sentí una lágrima caer, pero me armé de valor y seguí cantando con una seguridad increíble.
Termino de cantar y escucho unos aplausos entre la sección de fantasía y terror. Dustin aparece en escena.
– Wow... No tengo palabras, Jeany. Eso fue... Algo hermoso.
– ¿Estuviste ahí todo el tiempo? Creí que te habías ido.
– ¿Y perderme un concierto privado de Jeany Montgomery? ¡Ni en sueños! Ahora ¿Qué te parece si vamos a anotarte para ese concurso? – me sonrió con complicidad y yo le devolví la sonrisa. Sujetó mí mano como cuando llegamos aquí y me llevó de regreso al gimnasio.
Estábamos al pié de las escaleras cuando me paré. 
– Vamos, llegarás tarde. – Dustin tiene el pié derecho en un escalón y el izquierdo uno más arriba. – No me digas que te arrepientes ahora.
– No. Me arrepiento de otra cosa. – Baja hasta el escalón en el que yo estaba, quedando frente a mí. 
– ¿De qué? – Aún sostiene mí mano.
– Esto. – Tiro del cuello de su camiseta y lo atraigo hacia mí para besarlo. Un segundo después él me está devolviendo el beso.
Me aparto de él unos centímetros y le dedico una sonrisa maliciosa, antes de seguir subiendo las escaleras. Me volteo al ver que no va detrás mío.
– ¿No vienes? – Está paralizado mirando un punto fijo dónde me encontraba yo hace un momento. – ¿Dustin? – Sale del trance.
– Sí, ya voy. – corre hacia mí y subimos sujetados de la mano.

Increíble. Acabo de besar a Dustin Rosser.
 



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En el texto hay: misterio, drama, amor

Editado: 15.04.2019

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