D E S P E R T A R

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— ¿Qué tal si me explicas más sobre eso de la criogenización? ¿Sí lo dije bien? — Arleth sonrió asintiendo. Se apartaron y Jonathan le regalaba una resplandeciente sonrisa. Olivia notó que era el momento ideal para acercarse, ambos estaban mirando hacia el lado opuesto a ella, la muchacha se aseguró de ser cautelosa y acercarse lo suficiente.

 

— En realidad, tampoco sé cómo funciona eso... — Arleth luego de hacer señas a su amigo en el árbol, se giró de vuelta a Jonathan y por un momento le pareció ver algo que se movía entre los arbustos de la jardinera, sin embargo, evitó tomarle mucha importancia regresó al escuchar los pasos de Trevor, el jovencito se había alejado del árbol en el que estaba recargado. La muchacha le sonrió amplio, Trevor avanzaba con tranquilidad hasta la banca en la que se encontraban Jonathan y Arleth, a medida que se acercaba, el muchacho estuvo seguro de que la heterocromía de Arleth se notaba si mirabas bien.

 

— ¿A quién llamas? — Olivia estaba lo bastante cerca como para saber de qué hablaban.

 

— Bueno, estaba muy nerviosa y no sabía cómo ibas a reaccionar, en realidad, imaginé lo peor. Así que, digamos, traje refuerzos. — La muchacha sonrió y Trevor se terminó por acercar. El jovencito sonrió luego de corroborar que su amiga se había quitado una lentilla, el muchacho sacó de su bolsillo un estuche de pupilentes, fue una buena idea traerlos como repuestos.

 

— Deberías buscar otra manera de corroborar tu historia. — Arleth sonrió avergonzada y Jonathan se permitió liberar una carcajada.

 

— Espera, significa que no soy el único que lo sabe. — Arleth de su bolsita de mano sacó un espejo y con cuidado se colocó la nueva lentilla de color para regresar a la "normalidad".

 

¿Saber qué? Era algo que se instaló en la mente de Olivia, ¿Tal vez realmente tenían un romance y lo sabía Trevor?

 

— Somos un grupo reducido, la mayoría somos investigadores de Kryos, la asociación en la que Madeleine estuvo por muchos años. — La escasa explicación de Trevor atrapó la curiosidad de Jonathan, es decir, actuaba como todo un profesional, y él sabía bien que aquel muchachito era de la edad de su hijo ¿Y ya era un investigador en dicho lugar? Impresionante. — Externos a nosotros, son tres personas las que saben.

 

¡¿Saber qué?! De acuerdo, hablando de investigadores y de ser un grupo reducido, era seguro que no tenía que ver con una aventura amor por parte del padre de Elián y Arleth, habían mencionado a alguien más ¿Madeleine? Olivia retuvo el aliento, estuvo a punto de suspirar con resignación y frustración al no saber unir las cosas que decían.

 

— ¿Solo tres?

 

— Sí, Adam, Amelia y... Tú. — Arleth sonrió de nuevo, ya estaba como la jovencita que conocía sin heterocromía en ella, a Trevor se le instaló el deseo de pedir que se quitara las lentillas, era raro, había sido él quien en un inicio tomó como medida que sus ojos cambiaran de color, sin embargo, en ese momento estaba en contra de seguir viendo a su amiga con un tono de iris diferente. Tratando de quitarse el pensamiento de la cabeza, notó que a lo lejos pudieron ver que los dos nombrados se acercaban. Olivia al darse cuenta de que todo apuntaba a que la reunión ya había acabado, habló con Laila.

 

— ¿Tomaste foto? — La chica espía más cercana a los objetivos comenzó a alejarse para que no se le escuchara susurrar ni sus pasos sobre el césped.

 

— Sí, hasta de Trevor acercándose. — Olivia suspiró, ya después la borraría.

 

— De acuerdo, ahora avanza lo más cautelosa posible, camina hacia la salida de toda la universidad, no mires atrás y solo camina, te alcanzaré pronto. — Laila aceptó y la llamada finalizó, Olivia estaba satisfecha al saber que si le hacia caso en momentos así.

 

— Te dije que todo saldría bien, enana. — Adam se acercó y revolvió de nuevo el cabello de la jovencita, Amelia le dio un codazo y fue ella la encargada de acomodar el alborotado pelo de su amiga.

 

— Comienza a hacer frío, ¿Qué tal si vamos por una bebida? — Amelia sugirió con una amplia sonrisa, Arleth asintió emocionada.

 

— ¿Vamos a casa? — Arleth agregó. — Quiero mostrarles algunas cosas. — Los tres adultos asintieron.

 

— Bueno, iré a mi casa por algo antes de ir a la tuya, Maddie. Es un regalo que nunca te entregué. — La muchacha intrigada lo miro, probablemente se refería a esa carta y cajita que le dio en Año Nuevo. — Ah, Jonathan... Podrías mantener esto en secreto por unos días. — Susurró bajo, ella sin duda hacia referencia a Elián. — No sé si...

 

— No es porque sea mi hijo, pero... Si yo fuera él, también me gustaría saberlo. — Arleth sonrió sutilmente al mirarlo. — Bueno, igual, necesito una buena explicación sobre el funcionamiento de esa máquina. — El comentario dirigido a Trevor hizo sonreír al muchacho, fue que se dio cuenta que si le apasionaba hablar sobre Kryos y su magnífica cápsula.



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En el texto hay: ciencia, romance, drama

Editado: 25.05.2020

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