[d]anger

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Tres años antes

El sol entraba por las grandes ventanas de la habitación en la que se encontraba Antonio Casillas, hijo mayor de Oscar Casillas, uno de los mejores mandatarios de los asentamientos Delton; la cálida sensación de los rayos golpeando contra su pálida piel le proporcionaban un placer inimaginable, añoraba ese calor, añoraba los cielos despejados, algo que, desgraciadamente para él, no había en los asentamientos Delton, en cambio, en los asentamientos Akai del mandatario Hang, era todo lo contrario, pues el sol no se escondía nunca tras una nube.

Una puerta se abrió a su espalda, haciendo que él volteara con rapidez, para contemplar la elegante entrada de Kisub a la pequeña sala de reuniones; su porte rígido y la mirada calculadora lograban hacer que Antonio se intimidara, no tenía ni una sola pista del por qué a la invitación de Hang para una "cordial" charla, cuando él, Antonio, seguía en entrenamiento para manejar a los asentamientos Delton.

Kisub tenía todo un plan ingenioso, no, ingenioso era poco, era un plan increíble, maravilloso, incluso podría decirse que perfecto, pues una oportunidad como aquella no aparecía dos veces en la vida. Apropiarse de más asentamientos sin mancharse ni un solo dedo era algo único, pero para ello, necesitaba a Antonio de su lado.

Antonio hizo una reverencia, como se acostumbraba en ese lugar, a la que el oriental respondió igualmente.

-Muy bien, creo que deberías tomar asiento- Kisub señalo un esponjoso sillón que se encontraba frente a una pequeña mesa redonda, en la cual descansaba un juego de té de alguna dinastía que gobernó mucho antes de que siquiera naciera alguno de ellos. Casillas tomó asiento en ella para después ver como lo hacía Kisub en un sillón idéntico al suyo , sirvió un poco de té que había en la tetera a ambos para después tomar su taza y dar un pequeño sorbo. -Adelante, prueba un poco, es completamente natural.

-No estoy aquí para tomar un poco de té, señor. -Antonio, a pesar de estar intimidado, habló con una voz fuerte, queriendo denotar su fortaleza. -Necesito que vaya al punto.

Kisub Hang dio una risotada para después dejar la taza en la mesa nuevamente.

-Esta bien, chico, tranquilízate, solo quería probar que eras la persona indicada, digo, con esos nombres tan raros, Antonio, Esteban, Oscar -Dejó salir un bufido.

-¿Qué tiene que ver mi hermano y mi padre en esto? -Antonio estaba a la defensiva.

-Tranquilo. -Kisub cruzó sus delgados dedos para después recargar sus codos en las rodillas- Tienes todo el carácter de tu madre, que mal que nos tuvo que abandonar hace ya algún tiempo, pero bueno, eso no es por lo que estamos aquí reunidos. Quiero hacerte una propuesta.

-¿Cuál? ¿Sabe que quien maneja los asentamientos es mi padre?

-Lo sé de sobra y por ello necesito a su sucesor conmigo.

-¿A qué te refieres? -A Antonio nada de esto le parecía bien, eso Kisub lo sabía, pero siempre tenía un as bajo la manga.

-¿Alguna vez haz soñado con tener todo el poder en tus manos? -Hang se había levantado para después caminar a la gran ventana donde minutos antes el hijo mayor de Oscar Casillas había estado disfrutando del sol.

-No tengo que preocuparme por ello, pronto lo tendré.

-Pero ¿Imaginas poder gobernar dos asentamientos? Ambos sabemos que ya estoy viejo y necesito un sucesor.

-Quieres que te sustituya -Antonio afirmó con voz dura -Es imposible, yo voy a sustituir a mi padre.

-¿Quién dice que no puedes sustituir a ambos? Vamos, imagina que  imponente serías, dos asentamientos, uno rico en recursos naturales y el otro con grandes sistemas educativos. Todo un rey.

La lealtad de Antonio por su padre comenzaba a flaquear, sabía que quien tendría que estar en esa habitación negociando era su padre, no él, pues aun estaba carente de  los suficientes conocimientos como para tomar una decisión tan pesada.

-Mira, no es la gran cosa, solo tienes que esperar a que el poder este en tus manos para que después me lo des a mí, en cuanto yo muera, todo es tuyo.

-¿Por qué he de darte todo el poder a tí? ¿Y si tu mueres antes que mi padre?

Kisub rió suavemente. -Para dejarte todo completamente listo, limar asperezas en ambos lugares. Así que necesito que contestes ahora, tengo cosas más importantes de hacer que estar con un niño indeciso.

Antonio guardo silencio, no sabía que hacer, siempre había estado frente a la instrucción de su padre o sus maestros, además de que nunca le habían planteado una situación de ese estilo, aunque, claro, ni siquiera él habría imaginado que algo así se le pusiera en frente.

-Esta bien, creo que todo esta claro. Alguno de mis hombres te llevara a la salida.

Kisub Hang abandonó la habitación a pasó firme, cerrando la puerta tras de sí dejando a un Antonio decaído por haber declinado una de las mejores ofertas que le podrían haber hecho en la vida, pero, ¿Era lo correcto? ¿Dejar ir la oportunidad de hacer crecer ambos asentamientos? No. No era lo correcto.




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