2.
Ryan
Estoy frente al espejo, mirando detenidamente el terno negro que llevo puesto, divagando que podría haber pasado si hubiera peleado por ella, si hubiera hecho caso a mi corazón y no a mis impulsos.
Mi mente repite rápidamente ¿qué hago aquí?, afuera me espera una chica guapa pero no es la que deseo para mi vida. Una lágrima cae por mi mejilla recordando todo lo que viví con ella, con la hermosa y cálida Danielle.
– ¿Qué haces mirando ese espejo con una mirada perdida?, ¿En qué piensas?, ¿Aún la extrañas verdad? – me dijo mi hermana cuando entró sigilosamente en la habitación.
– No puedo olvidarla, sé que me lastimó, pero no sé si tomé una buena decisión.
– El alma enamorada transforma todo el ser y cambia por completo, pero un alma traicionada se vuelve un agujero negro de dolor y agonía. Hermano no te confundas, decide bien, porque después de este día todo podría cambiar, ánimo, te espero afuera –.
Natasha a pesar de ser menor que yo, siempre logra desequilibrarme con sus analogías. Sé que ella quiere lo mejor para mí, y sea cual sea la decisión ella me seguirá queriendo.
– Natt, la llamé antes que saliera de la habitación.
- Gracias, enserio lo necesitaba. Me sonrió e hizo un gesto con sus ojos y salió de la habitación.
Llegó la hora de bajar, mientras caminaba por el pasillo pasé por la habitación de Nicole y logre ver a su madre abrazándola, llorando. Pero no esperaba más, hoy es el día de su boda.
Mientas bajaba por las escaleras y me dirigía al altar, logré percibir un aroma, un perfume que me recordaba a ella, ¿Danielle estaba aquí?; busque por todos lados dentro y fuera pero no logré encontrarla, me di cuenta que mi mente y ahora mi olfato me estaba jugando una pesada broma.
No puedo seguir con estos pensamientos que me invaden, este sentimiento de culpa y de enojo, pero me quedo con lo hermoso que vivimos, encontré al amor de mi vida pero “¡La perdí!”
***
No había tenido una buena semana, mi familia me estaba obligando a estudiar una carrera que no me agradaba, no soy del tipo de chico aplicado, que se esmera por obtener una buena calificación, en realidad terminé el colegio solo porque mis padres tuvieron un acuerdo monetario con los directores, pero no me arrepiento de haber terminado así.
El primer día de clases en la universidad llegue con una pereza que invadía mi cuerpo, estaba acostado en el césped del campus y a lo lejos escuche una voz cálida pero a la vez preocupada y nerviosa.
– “¿Dónde estoy?”, “¡Por qué no encuentro este lugar!”, “¡Llegaré tarde!”
Ante mis ojos la chica más hermosa que había visto, mis ojos no podían dejar de seguirla, su piel blanca le brillaba con el sol, su cabello rojo oscuro, sus ojos brillaban de un castaño claro, definitivamente era muy hermosa.
Suena mi celular y mientras inclino mi mirada para buscarlo, la chica de cabello rojo se me había perdido.
–Espero que estés entrando a tu primera clase, no quiero problemas Ryan, estás advertido–. Era mi padre, como me molestaba que me controlaran por todo.
No quería tener más problemas en casa, así que me fui al curso, escogí uno de los asientos de atrás y me senté allí esperando que este día acabe.
Pasó lo que pasa siempre el primer día, presentarnos, quise que fuera rápido y sin tanto rodeo.
– Hola, mi nombre es Ryan, y siendo sincero no me agrada mucho esta carrera, pero a papá Sí, así que, “¡Heme aquí!”–.
Todos se rieron; la verdad que no sé cómo, pero me es fácil hacer reír a la gente, me han dicho que los alegro, pero a mí no hay nada que me alegre y eso me pone pensativo a veces.
Empezó la clase y estaban explicando cosas contables: sobre Activos y Pasivos o algo así, no estaba prestando atención, estaba dibujando en mi cuaderno fingiendo que anotaba algo importante de la clase. Cuando de repente escucho una voz cálida y suave.
– Buenos días, perdón por la tardanza, se me dificultó encontrar la facultad –
“¡Era ella!”, es la misma niña hermosa que vi hace una hora, no puede ser que vaya hacer mi compañera de clases, me senté erguido para poder apreciarla mejor y seguí escuchando todo lo que decía, hasta que le tocó presentarse a ella también.
– Buenos días compañeros, mi nombre es Danielle, me es grato conocerlos y espero poder llevarme bien con cada uno de ustedes –.
- Que hermoso nombre: Danielle, le quedaba muy bien-Susurré.
Se sentó en los puestos de adelante, y sacó sus cuadernos y empezó a escribir todo lo que había en el pizarrón, “¡Wua!” se ve que es una niña muy aplicada.
No paraba de verla literalmente, cada pregunta que la ingeniera hacia ella lo respondía sin titubear. Se acabó la primera clase y nos daban quince minutos de receso por cada materia vista en el día. Todos salían de las aulas y yo a lo lejos la observaba sigilosamente y seguía sus paso, no quería que pensará que era un acosador, solo me llamaba la atención ver que hacía.