Espina irradia furia, las espinas empiezan a crecer y rápidamente atraviesan por los hombros a cada Karasus.
— Si creen que los perdonaré están muy equivocados — Espina dice con siniestra voz
Los karasus sienten que se debilitan, las espinas le estaban succionando la vitalidad.
— Su muerte no será sencilla, morirán igual que la Emperatriz, su vida será succionada poco a poco—
Dice Espina mientras miraba a los karasus sufriendo
Eleta aprieta sus manos, no sabe por qué algo la molesta, se preguntaba también quien era esa emperatriz que Espina quería tanto. Corre hacia Espina y lo golpea con las manos abiertas en la cara.
— Este tipo de muerte tan cruel no me gusta, con solo mirarlo me doy cuenta de que solo son peones de alguien más — Eleta dice muy enojada
— No entiendo tu enfado Eli, aun si fueron usados, no importa, pagarán por sus pecados — Espina
Los Karasus son muy Orgullosos, si creen en algo lo sostienen hasta el final, Espina lo sabe, también sabe que las criaturas así son muy fáciles de engañar. Aun así, no se convence, no está en su naturaleza el perdón, ignorar sí, pero perdonar nunca.
— Espín ya basta ees mejor que los dejes, así puedes recoger más información y quien debe juzgarlo no debes ser tú — Eleta
En ese momento unas nubes blancas rodean a los Karasus y las espinas son tragadas por ellas, en medio de todo aquello cae un tigre blanco media aproximadamente cinco metros de largo y dos ancho. Muy imponente ruge y todas las nubes blancas van a él y poco a poco adopta forma humanoide, con sus orejas blancas y vestimenta asiática, vino y salvo a los Karasus.
— Pero mire quien tenemos aquí BaiHu, antiguo mano derecha del Emperador Shenlong — Espina
— Actualmente, soy el comandante Supremo del Ejército de su majestad, quien imparte la justicia, aquí soy yo, nosotros nos encargaremos a partir de aquí — Baihu
Espina no muy convencido, retira las espina que estaba volviendo a movilizar debajo tierra.
— Por ahora voy a dejarlos en paz, tienen suerte denle gracias a Eli y al gatico blanco — Espina
Los Karasus suspiran; sin embargo, la mirada de Baihu hacia ellos demuestran furia.
— Lord Baihu, ¿cómo murió la Reina de los Tengus? — Dice Kage líder de los Karasus
— No sabemos aún qué paso, pero fue encontrada en el patio del palacio imperial con una lanza que la atravesaba por su cuello... — Baihu suspira
— Qué desastre — Kage
Espina y Eleta vuelven al palacio, el lugar estaba muy agitado, los guardias corrían de un lugar a otro. Nadie se imaginaría que la todopoderosa Emperatriz muriera esa noche junto a la reina de los Tengus temida por sus influencias en el bajo mundo, fuera asesinada y su cuerpo puesto en exhibición. El miedo en aquel lugar se sentía.
— Lord Espina y señorita Eleta, su presencia en el trono ha sido requerida — Un guardia le da el mensaje mientras hace una reverencia.
Eleta y Espina se dirigen al trono, llegan a aquel lugar dorado en él está el líder de los karasus encadenado en medio y los líderes de los grandes clanes junto a Kenshin y Baihu.
—No planeo rogar mi inocencia ni nada por el estilo, solo hice lo que creí correcto, ayude a Sayohime a retrasar la investigación, según ella misma me ordeno; sin embargo, la reina de los tengus no robo la cola de la Emperatriz, asumo que quien la mato sea el mismo que robo la cola — Kage
— Aun si no estábamos de acuerdo con la emperatriz, ustedes los karasus y los tengus se pasaron de la raya, exijo que sean castigados — Toki líder de los Oni
— También creo lo mismo — Kenshin
— No se apresuren, debemos saber quien es el conspirador, siento que alguien quiere provocar el caos en Asia, se está aprovechando de la situación —Hideyoshi rey del clan de los tanuki
Eleta observa a esos líderes, cada uno ni se molesta por la muerte de la emperatriz, cada uno solo se molesta por sus propios problemas. Espina observa aquella caótica discusión, ya empezó con sus malos hábitos de disfrutar el Caos. Una sonrisa se le escapa y rápidamente se tapa la boca.
— Disculpen, sigan, sigan, es que me divierten la verdad, son muy parecidos a los humanos que tanto desprecian, no se ponen de acuerdo y son tan predecible que no se han dado cuenta de que son pura marioneta de alguien más, él se divierte hasta más que yo — Espina
— Cállense Espina tiene razón, así nunca llegaremos a nada, por suerte para ustedes yo vi quien se reunió con Sayohime minutos antes de morir y ya lo capture — Shenlong
Shenlong tira una pequeña bolsa de tela al medio de la sala, se abre la bolsa y empieza a agrandarse y sale un Semigigante Rojo, era Toki el heredero de los Oni. Todos se sorprenden y Tokomi se nota muy enojado.
— ¿Qué pasa aquí Shenlong? Aunque seas tú, sin evidencia, no puedes tratar a alguien de otro clan así — Tokomi muy enfurecido
Shenlong saca una garra de su mano y se saca un ojo, este empieza a proyectar lo que vio sin duda se puede apreciar como Toki conversa con Sayohime de momento saca una lanza y la atraviesa. Todos se sorprenden ante esas imágenes, el ojo retorna a Shenlong. La sala queda en silencio, nadie dudaría del dios dragón.
— Eso es mentira, yo no mate a Sayohime ese de ahí no soy yo — Toki encadenado dice bastante enojado
— Supongo que ya sabemos quien es el culpable, su clan debería ser castigado también — Hideyoshi
— Maldito tanuki, los Oni nos retiramos — Tokomi se retira de un salto, sale del lugar rompiendo techos
— Esto se puso bueno — Espina ríe a carcajadas, Eleta le da en el rodillazo y Espina cae
— No le veo lo gracioso, siento que todo está mal aquí y tú te burlas — Eleta
Los guardias se llevan a Toki y con ellos todos se retiran como si fueran a prepararse para algo mayor, la seriedad en sus caras se puede notar.
Kenshin se queda junto a Espina y Eleta.
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Editado: 11.05.2023