“Oh mi pequeña Ángel, ¿Qué te han hecho? Será que veremos tu cambio alguna vez o solo estaremos para tu funeral.”
-Holy Malave
Imágenes, tras imágenes pasaban delante de los ojos de una Luna que estaba revocándose en el suelo de dolor.
El dolor no la dejaba ni siquiera abrir los parpados, su cuerpo paso de su color natural a un rojo como si su piel se estuviera quemando. Escuchaba tantas voces que se llevó las manos a los oídos para callarlos pero no funciono.
<<Estaban en su cabeza.>>
Veía mucho dolor, escuchaba tantas voces que ya no sabía diferenciar cuales eran las reales y cuales eran la de su cabeza. Tantos recuerdos ligados con las visiones que veía que cuando abrió los ojos llenos de pánico, algo en su mirada chispo y fue cuando una visión la ataco.
—¡Santiago corre!— su prima Jane grito con tanto horror, que impulso a que Luna abriera los ojos y pudiera mirar en donde se encontraba.
—Oh, mierda.—susurro más para sí que para lo demás, cuando noto que era lo que sus ojos veían.
Jane y Santiago corrían con un niño en brazos a las afuera de la ciudad, por lo que unos diez o más hombres del ejercito de Lux los seguían.
Lo peor del caso no fue ver como huían.
Si no a donde se dirían.
Luna corrió tras de ellos cuando pasaron por su lado, sin darse cuenta que los estaba viendo. Sus ojos fueron a parar al niño que Santiago cargaba, era el mismo niño que vio en una de la visión de Cole, el mismo que hacía que la muerte de Cole se apresurara.
Lo más difícil de cuando alguien tiene premoniciones es que no puede cambiar el destino a como le plazca, lo peor es que le robamos un día más a la muerte de reclamar el día y la hora que iba a tocar su puerta.
Porque Luna sabia en carne propia, había aprendido a las malas que no debía jugar con el destino de las personas, por eso siempre huía lo más lejos que pudiera de todos.
Ella no podía salvar a todo el mundo, había muchas personas que debían morir en aquel día. Y una de ellas era Cole y si lo permitiera Rous no sería la misma después de aquello.
Miro que ellos seguían corriendo hasta poder llegar a la frontera pero serian en vano todo aquello, ella tenía que ayudarlo. Sabía que si salían era más peligroso para ellos y eso que ella misma estuvo huyendo tras huyendo con un bebe en el vientre y unos suegros mal heridos.
—¡Noooo, paren!—grito desesperada corriendo tras de ello para que la escuchara, pero ellos solo seguían corriendo como no podían escucharla.— ¡Afuera no hay nada, solo es una maldita ilusión!
Pues Lux se había encargado de ello, coloco una especie de ilusión para que la gente de pueblo creyera que nada malo había afuera de él y que tuvieran una pisca de esperanza y así salir de su escondite y llegar hasta la valla.
Buena jugada.
Pero no para ella, sabía que aquello era muy raro y que ningún policía u oficial entrara en el pueblo solo le trajo una mala espina y lo comprobó cuando salió de la valla y vio que afuera no quedaba más nada que un mundo lleno de ceniza y destrucción.
—¡Solo sigue corriendo Santi, no pares!—grito Jane desesperada, las lágrimas le impedía ver bien el camino pero nunca dejo de correr.
Santiago solo se detuvo por unos segundos y la agarro por el brazo para que los tres corriera a la par.
—No, no quedamos atrás.—le dijo él y cuando estuvo a punto de llegar a la valla.
Todo pasó en cámara lenta, porque de repente un rayo desde el cielo cayo a una distancia no muy lejos de ellos haciendo que se detuvieran.
El impacto que hizo el rayo con el suelo, solo trajo vibración y que los tres cayeran en el suelo asustado.
Luna que fue la primera en ver el rayo se detuvo porque el rayo cayó a solo centímetro de la valla para que ellos se detuvieran.
—¡Dios!—chillo Jane asustada abrazando a su esposo y niño.
Es que no lo culpaba, el rayo casi le cae encima si no fuera porque hubo una desviación.
Pues todos estaban tan confundidos que hasta el ejército de Lux se detuvo como si estuvieran paralizados. Luna que comenzó a entrar en desesperación y vio que la visión se estaba alejando fue cuando miro los ojos del pequeño niño y pudo ver por unos segundos antes que la visión se apartara que el niño le sonrió malévolamente y subió su pequeño dedo a su labio y ahí le hizo un gesto de silencio.
Luna grito entrando en terror y desesperación, mantener la visión pero fue en vano. Porque otra más le llego, esta vez ella estaba en el bosque y veía al ejército de Lux y Cristians quienes gritaban como loco a algo.