21 de diciembre del 2079.
Bosque del retorno.
Mis pies duelen.
Siento como mi cuerpo entra más y más calor, al mismo tiempo que el aire golpea mi cara.
Es una sensación desagradable sentir que mi vida depende de unos cuantos segundos. Tengo que correr, y no dejar que nadie me atrape a pesar de que mi cabeza se siente como si quisiera estallar. No me detengo y sólo corro. Corro hasta lo mas profundo del bosque oscuro.
"Solo te amo a ti"
Escucho las palabras de Innisac en mi cabeza. Y no puedo evitar sentirme traicionada.
"El no te ama. ¡Solo esta jugando contigo!".
¿Por que nunca hago caso?¿Por que tuve que caer en su trampa?.
"Somos hermanas. Promete que nunca me traicionaras. ¡Te amo hermana!"
Si al menos tuviera la valentia para enfrentarlo. Si al menos me hubiera quedado en lugar de salir huyendo.
"Sin importar la distancia, siempre estaras en mi corazón".
¡Maldición!... Quiero gritar; salir huyendo a un lugar donde nadie nunca me encuentre. Ellos mentían. Jamás les importe y nunca me quisieron como decian.
Sólo les importaba el maldito corazón de zafiro. Pero ahora que se sus planes no dejaré que lo tengan.
—¡A llegado el momento!.
Me detengo en seco. Las lágrimas resbalan por mis mejillas y el sonido de la naturaleza es como una cancion llena de tristeza. Ya no soporto esta situación, por varios años viví bajo una mentirá.
¡Todo fue un engaño! Y si hay algo que no perdonó es que me traicionen y digan mentiras.
— Ha llegado el momento... ¡Al fin a llegado tu momento!.
Levanto la cara. Buscándo de donde proviene esa voz. Pero no logro distinguir nada.
Mis ojos estan ardiendo por las lágrimas, y al parecer mi visión no es lo suficiente buena.
— Al fin...
Un zumbido se escucha en todo el bosque. Y solo tapo mis oídos, aunque el dolor no puede parar.
Siento como si una ventosa fria me golpea duramente, haciendo que grite de dolor aunque este no se escuché.
El frio comienza a subir por mi cuerpo congelando mi piel a su paso. Es una sensación horrible, dejando a un lado el calor que sentía hace unos momentos.
Cierro mis ojos, intentando aguantar todo lo que puedo, pero el frio es más y más poderoso. Es como si mi piel ahora fuese solo hielo. Y mi corazón dejara de latir lentamente.
—Hija de las sombras ¡No puedes huir de tu destinó!
—Es esa misma voz.—digo entrecortada.
Levanto el rostro, pero es demasiado tarde.Mi cuerpo se retuerse y mis rodillas flaquean. Asi que caigo golpeandome con brusquedad.
—¡¿Quien demonios eres?!— grito con desesperación.
Una suave risa se escucha sólo que no logro distinguir muy bien.
Imágenes estrañas pasan por mi cabeza, mostrando a una niña pequeña siendo abandonada en el bosque. Para mi desgracia conozco aquel medallon que cuelga de la mano de aquel hombre. Un sujeto que por un momento no logró distinguir del todo, hasta que la capucha que lo cubria es movida por el aire.
¡Es lord Cirius!... Todo este tiempo fue el. Es por eso que conocia mis orígenes y jamás dijo nada. Por su culpa viví más de un terció de mi vida en un sitio maldito donde me meltrataban, donde nadie jamas me quizo.
¡Noooo! ¡Jamas se los perdonare! ¡Jamas!
— Al fin... Es momento de que nacer.
Una daga corta la ventosa que me rodea y cuando me doy cuenta ya es muy tarde para moverme. El frio metal atraviesa mi pecho, encajando perfectamente en mi corazón.
No grito.
No lloro.
No respiró.
Sólo caigo lentamente en el suelo saboreando mi muerte. Y conservándo las últimas imagenes que estan frente a mi.
Un chico de cabello blanco aparace al lado de mi cuerpo y solo miro como me levanta entre sus brazos, para después acercarse para besar mis labios.
Su aliento es frío, sin embargo es bienvenido a mi ser.
Congelando mis ultimos latidos, para al final sumergirme en un sueño profundo.
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Editado: 14.05.2019