Ceremonia de unión

Salimos de la tienda unidos por nuestras manos como él me ha ordenado. Mi padre nos sigue detrás junto con la sanadora, los miembros de los clanes nos esperan formando un pasillo por el que avanzamos, al pasar por delante de ellos levantan las espadas para después apoyarla en su pecho y a continuación colocarse detrás de nosotros en una ordenada fila, de fondo el ruido de unos tambores nos acompaña. Al final nos espera la portadora de la Vara con los jefes de cada clan, al llegar inclinan sus cabezas en señal de respeto, Lord Darky me suelta la mano y hace lo mismo antes de arrodilllarse ante mí. Lo miro sin saber que hacer o qué decir y entonces todos los presentes comienzan a decir uno tras otro søster, søster, søster... hasta que el último acaba. En ese momento el Lord se levanta y sujeta con delicadeza con sus manos mi cabeza y une nuestras frentes, puedo sentir su respiración agitada, su cálido aliento, creo que me va a besar y mi corazón palpita alocadamente, pero no lo hace se separa y agarra mis manos. 
Unas jóvenes doncellas vestidas de los colores de la primavera se aproximan a nosotros portando en sus manos unas cintas de colores. Intento soltarme de las manos de él al comprender que esto no es sólo la ceremonia de aceptación, es también una ceremonia de unión, una antigua tradición en desuso pero que los clanes todavía celebran, estoy a punto de casarme. El me sujeta fuertemente y me mira amenazante mientras que la portadora envuelve nuestras manos y muñecas con las cintas de colores recitando una oración en el idioma antiguo.
Cuando termina, corta un mechón de pelo de cada uno de nosotros y los trenza con dos finas tiras de cuero formando un anillo para cada uno de nosotros, los cuelga de un cordón también de cuero y nos los coloca en el cuello mientras dice unas extrañas palabras.

— Hoy es un día que será recordado por todos las clanes, hemos encontrado una nueva hermana, no sólo ha superado las pruebas con honor y valentía, si no que ha sido elegida para ver lo que se avecina y que atormenta nuestros sueños desde hace años— me mira a los ojos—Mariah de Whitessys te has ganado tu lugar en el clan, a partir de ahora eres uno de los nuestros, tu alegría es nuestra alegría, tu dolor nuestro dolor.

Una gran ovación sigue a sus palabras.

— Erick, Mariah, es un honor para todos nosotros poder estar presentes en vuestra ceremonia de unión, no es sólo la alianza de dos países, ni la de vuestros cuerpos— no puedo evitar ruborizarme al escuchar esas palabras— es la unión de dos almas, dos almas distintas que juntas aprenderán la una de la otra, que unidas se enfrentarán a las adversidades y se apoyaran en los momentos de debilidad.
Ahora os pregunto ¿Estáis dispuestos a uniros hoy para siempre?

Por unos segundos las dudas me acosan, no quiero casarme con él, esta ceremonia me unirá para siempre con él y los clanes, no creo que esté preparada para lo uno y lo otro. La lágrima negra palpita en mi pecho como un corazón, sabe lo que estoy pensando, es cómo si estuviera dentro de mí, mis ojos se quedan ciegos y aparece ante mí la hermosa mujer del sueño. Estira las dos manos y de ellas salen unas imágenes, la de la derecha muestra lo mismo que el sueño de la prueba, la izquierda muestra también un paisaje de guerra y desolación pero algo es diferente hay un ejército que se enfrenta al enemigo, llevan los estandartes de los clanes y de los países del reino, la visión se detiene y vuelvo en mi, Erick me mira furioso, a lo lejos escucho que me preguntan algo, estoy desorientada, no puedo entender las palabras. Mi corazón si las entiende y decide por mí, mi boca dice sí antes de que comprenda que lo que me ha mostrado la lágrima negra es una oportunidad de poder cambiar lo que va a ocurrir.

Los presentes se acercan a saludarnos, los jefes de clanes inclinan la cabeza su cabeza ante nosotros, las mujeres nos obsequian con pequeños regalos, un broche para la capa, un alfiler para el pelo... Cuando terminan la curandera se acerca, asustada doy unos pasos hacia atrás, Erick me mira extrañado.

— No temas lo que no comprendas, acepta lo que ha sido guardado para tí, pues tuyo es y siempre será.

Se inclina ante mí y me ofrece el báculo de mi sueño. Siento que me atrae, me llama, estiro sin darme cuenta la mano y siento cómo salta a ella, lo miro y no veo nada especial, sólo un palo negro con una enorme piedra del mismo color y material de la piedra negra.
Sin decir nada más se marcha dejándome con cientos de preguntas.

El camino en el carruaje hacia el castillo se me hace interminable, Erick y mi padre han desaparecido y no tengo idea de que va a pasar conmigo. Me sorprendo al ver que Lueck me espera para acompañarme, no me mira ni habla al llevarme a mi habitación, suspiro de alivio, no tendré que pasar la noche con Erick.

— Lueck, espera— lo sujeto del brazo.

— ¿Que desea Lady Darky?— su actitud me desconcierta.

— Yo...— no sé cómo continuar al ver su comportamiento.

— Si no me necesita, tengo que volver a mi trabajo— se suelta y se va raudo.

Me siento en la cama agotada y empiezo a reírme a carcajadas al ver mis piernas medio desnudas envueltas en el vestido roto, llevo la misma ropa de las pruebas todavía y ni me había dado cuenta, me apoyo en el báculo que no he soltado aún y me miro en el espejo de cuerpo entero, me doblo de la risa al ver mi imagen, el pelo está tan enredado que parece el nido de un pájaro, la capa negra que me protegió no ha evitado que me salgan moratones, tengo la cara de diferentes colores, llena de churretones de suciedad, ¿y la ropa? Las lágrimas se me saltan tras otro ataque de risa, un espantapájaros está mejor vestido que yo. ¿Y me he casado así? Sigo riendo hasta que la risa se convierte en un amargo llanto contenido desde hace mucho tiempo. Lloro y lloro hasta que no tengo más lágrimas que derramar, hasta ahora he obedecido sin hacer preguntas, he cumplido con el papel que me han asignado, pero esto va a acabar, necesito respuestas y mañana las voy a tener.