Linda
Ha pasado una semana desde que me quedé en ese hotel con Edwards Scott. Luego de despertar de esa siesta, la luz ya habia regresado y se podia salir sin problema. No dude un segundo en salir disparada de ahi. No se que demonios pensaba al quedarme y acostarme en la misma cama que el.
—Joder ¡Linda!—el grito de Charlie me saca de mi pensamientos y la miro fingiendo que no se de que es lo que le molesta—Te he estado hablando por los últimos diez minutos y nisiquiera me has respondido. ¿Qué sucede contigo?
Charlie no sabe lo que paso con Edward, es mas, nadie sabe que paso exactamente ese dia. Sé que no es honesto por mi parte, menos trabajando para una organización tan importante, pero por alguna razón, todo lo que sucedió ese mismo dia, fue tan personal, que…aunque no quiera admitirlo, me dio vergüenza confesar la verdad. No puedo admitir ante nadie los sentimientos que están creciendo dentro mio por cierta persona. Es algo que no quiero admitir nisiquiera a mi misma, no es bueno, no es normal, no es sano.
—Lo siento, es que…me duele un poco la cabeza. ¿Te parece que veamos este tema después?
No espero su respuesta, en lugar de ello, tomo mis cosas y salgo antes de que me haga mas preguntas.
Decido salir a caminar. Necesito despejar mi mente, aunque es jodidamente imposible. No dejo de cuestionar mis acciones. No se si hago lo correcto, no se si hice bien en aceptar esta misión. No crei que este lugar y estas personas estuvieran tan involucrados conmigo. No puedo dejar de pensar en esa niña, ni en los sueños tormentosos que se vuelven cada vez mas dolorosos. Tengo miedo de llegar al fondo de eso, pero a la vez quiero saber todo. Quiero saber quien soy, quiero recordar que paso hace seis años atrás. Quien es Scott en mi vida, y por que me interesa tanto, por que sueño con ese bebe, por que me lo quitan de los brazos, y por que me arde el alma con solo recordarlo.
Camino hasta una banca de color blanca y me siento en ella para darme cuenta que justo frente a mis ojos hay un parque. Niños corriendo y jugando por todas las atracciones. Parece que el destino se burla dolorosamente de mi. Me quedo resignada a mirar a los niños. Nunca paso por mi cabeza el hecho de ser madre y ahora…no puedo dejar de imaginar que pasaría si me convirtiera en una. ¿Quiero ser madre?
—¡Linda!—volteo hacia la dulce voz y veo a la pequeña rubiecita correr hacia mi. Es Ally.
Ella me abraza en cuanto llega a mi lado y tardo unos segundos en corresponderle. Cuando se separa de mi, me muestra una amplia sonrisa donde noto que se le ha caido un diente.
—Hola pequeña ratoncita—le digo y ella rie—…veo que el hada de los dientes te ha visitado—ella asiente con emoción, y justo cuando estaba por preguntarle con quien venia, lo veo aparecer justo detrás de ella, con dos helados de chocolate chorriante.
—Hey—me dice como si nada. Viste casual, con lentes oscuros y se ve tan relajado.
Y ¡Oh por dios! Se ha quitado la barba. Él se ha quitado la barba.
Me pongo de pie en cuanto reparo que han pasado algunos segundos y yo solo me quede mirándolo como idiota.
—Hey—me limito a responder. Me animo a mirarlo, y él se ha quitado los lentes.—todo bien?—pregunto y el me sonrie.
—Si, supongo que si. No he sabido nada de ti desde…
—Si bueno, he tenido mucho trabajo y…
—¿Trabajo? ¿Conseguiste trabajo?—mierda.
—Si, es de medio tiempo nomas..y ya sabes, no puedo dejar que Jake me mantenga por siempre—digo y el asiente.
El silencio nos invade y desvio mis ojos a la niña que está sentada en la banca saboreando el helado que su padre le entrego minutos antes.
—¿Quieres un helado?—me pregunta él, ofreciendo el helado chorreado de su mano. No puedo evitar reir y niego con la cabeza. El tambien se rie, se encoje de hombros y mete casi la mitad en su boca.
—Linda ¿Quieres ir con nosotros?—pregunta Ally. No se a donde iran, pero planeo decir que no.
—Yo…
—¡Por favor! Papa me llevara a mi taller de verano de clases de ballet—ella me mira con sus hermosos ojos verdes y no puedo decirle que no.
Y aquí voy, sentada en el copiloto del auto del hombre de quien he intentado evitar y escapar.
Durante el camino nadie habla. Yo me limito a mirar por la ventana, odiándome por estar aquí. Al cabo de unos minutos muy largos, el auto estaciona frente a un club de danza. Él se baja primero y antes de que yo me anime a reaccionar, ya había abierto mi puerta y la de Ally. Me bajo un tanto indecisa, y por ahí pienso salir corriendo como si mi vida dependiera de ello, pero es absurdo. Los sigo hasta el interior del recinto, y me sobresalto un poco cuando Ally me toma de la mano. No puedo evitar sentir un vuelco al corazón, cuando logro vernos por el ventanal de la puerta, Edward, Ally y yo. Casi, como si fueramos una familia. ¿Qué demonios digo?
Subimos por el ascensor, y solo somos los tres. Una vez mas, ¿Qué mierda hago aquí? Intento que no se note mi incomodidad, pero por suerte las puertas se abren rápido y ojala no se haya notado mi desesperación por salir de ahí. Ally se desprende de notros para entrar corriendo, donde un tumulto de niñas de seis años visten con sus tutus y medias rosas. Muchas madres a un lado hablando como si fueran intimas amigas y no puede vitar pensar que todo me recuerda a un capitulo de Dance Mom’s.
—A Ally le fascina venir—dice él detrás de mi. Me volteo rápido y me alejo un poco para evitar la cercania. Él parece notarlo puesto que solo asiente sin decir nada.
Una mujer esvelta, de tez blanca, cabello perfectamente recogido vistiendo con mallas negras y medias blancas se acerca con una amplia sonrisa.
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Editado: 10.07.2023