La noche estaba ya muy avanzada cuando el escritor suspiro para hablar por última vez.
- Esta bien - dijo ya cansado - entiendo que dios es todopoderoso, es infinito y está en todas partes -
El clérigo sonrió satisfecho por su labor pero cuando estaba a punto de levantarse del asiento el escritor volvió a hablar.
- Pero lo que no entiendo querido amigo es si dios es omnipresente ¿por qué no está en el corazón del hombre? -
El clérigo lo miró y sin saber que contestar se despidió del escritor.
Cuando el clérigo dejó el lugar, el escritor supo la respuesta.