Al mirar atrás en el tiempo el escritor se dio cuenta que su historia era demasiado larga y su tintero se había agotado, por lo que decidió dejarlo todo y olvidarse de seguir escribiendo, pero frente a él estaba el ocaso más bello que había contemplado en su vida y a su lado un pequeño príncipe y una niña sin edad colocaban más tinta en el viejo recipiente.