Decadentes

C20

Cuando sus ojos hicieron contacto con los míos olvidé el enojo que estaba sintiendo con él, sólo quise lanzarme a abrazarlo porque lo extrañaba y realmente me hacía falta, pero sus ojos fríos me detuvieron en seco.

–Aquí estás –alzó sus cejas mirándome.

No dije nada, me hice a un lado y él entró a la casa con una maleta en su mano izquierda.

– ¿Qué estás haciendo aquí? –le pregunté.

Él volteó a mirarme y luego se sentó en el sofá, respiró profundo y cerrando sus ojos se apoyó en el respaldo.

–Problemas –Respondió.

– ¿Qué sucede? –Me acerqué lentamente, me senté frente a él mientras estaba mirándome.

–Te diré, pero sólo necesito una cosa –Comentó, me quedé mirándolo confundida mientras él apoyaba sus codos en sus piernas mirándome a los ojos. – ¿Me das un abrazo?

–sonrió con cansancio.

Me acerqué a él y luego me senté a su lado, fruncí los labios y él sonrió con diversión. Fue él quien me rodeó con sus brazos y me acercó a su cuerpo, respiré profundo cuando me tenía entre sus brazos, realmente necesitaba esto.

– ¿Sigues molesta? –Preguntó separándose un poco de mí y mirándome directamente a los ojos.

–Ya ni sé –Respiré profundo. – ¿Por qué estabas con ella, Caín?

–Su auto se descompuso y estaba cerca del departamento, me pidió el teléfono y llamó a su novio para que fuera por ella, es todo. No estuvo más de treinta minutos ahí –Me explicó. – ¿Realmente crees que puedo engañarte? –Bajé la mirada algo avergonzada por haberme estado comportando como una niña y llena de celos. –Jamás podría engañarte, Cailín.

–Confío en ti, Caín –Levanté mi mirada.

– ¿Entonces qué fue eso? –Soltó una carcajada. –"No quiero hablar contigo" –Imitó mi voz. –"Eres un hijo de puta, me engañas con Chloe" –Continuó.

–Jamás dije eso –Me defendí.

–Pero estoy seguro que lo pensaste –Rió.

–Claro que no –Rodé los ojos.

–Te conozco –Sonrió. Nos quedamos mirando a los ojos por unos segundos mientras él sonreía y yo intentaba estar seria, hasta que comenzó a hacerme cosquillas y ya no logré continuar molesta con él. –Te extrañé –Dijo mientras quedamos cerca, respiré profundo y sonreí.

–Yo también te extrañé –Le dije. –Ahora me puedes decir por qué has venido. –La policía encontró los cuerpos de los tipos que asesinaron a Ian –Comentó, mi pecho se apretó y fruncí el ceño, no podía ser lo que estaba imaginando –Jaxon y yo somos los principales sospechosos.

– ¿Qué? –Tragué saliva y me puse de pie algo exaltada.

–Lo sé, Cailín... Es difícil de creer, pero estoy aquí porque mañana debo ir a hablar con la policía –Continuó.

–No puede ser, Caín ¿Qué haremos? –Me cubrí la boca y él se puso de pie acercándose a mí.

–Tú no harás nada –Me dijo. –Soy yo el que está involucrado en esto y ya no quiero que te entrometas más en esto, no quiero que salgas dañada nuevamente.

– ¡¿Qué demonios es esto?! –Exclamé.

Ya estaba cansada ¿Por qué todo estaba en contra de nosotros? ¿Por qué todos querían dañar a Caín de algún modo? ¿Tan malo ha sido durante su vida para merecer tanta mierda? Me removí inquieta por la sala buscando alguna respuesta a todas las preguntas que tenía, pero todo estaba vacío. ¿Por qué no nos dejaban ser felices de una vez?

–Sé que han sido tiempos muy duros, pero te aseguro que nada pasará, Cailín –Dijo, pero no le creí. Sé que Caín a veces miente para tranquilizarme, pero ésta vez no, no de nuevo, no cuando ya conozco todo el daño que soporta diariamente.

–No me digas que no pasará nada, Caín –Le pedí. –Sé que pueden pasar muchas cosas, ya crecí –Lo miré. –Ya crecí y sé a lo que estamos expuestos.

–Sólo quiero que mantengas la calma, todo se solucionará lo más rápido posible.

–Lo sé –Fijé mi mirada en la de él. Si de algo estaba segura es que nada derrumbaba a Caín Bennet.

--

CAÍN BENNET.

Me levanté temprano, había pasado una pésima noche imaginando que todo se iría a la mierda cuando pisara territorio policial, esta vez nadie podía hacer algo por mí para salvarme, estaba jodido, pero daría hasta la última gota de sudor luchando por la vida que he construido hasta el momento.

Jaxon pasó por mí temprano también, la cita era a las 8:00AM, confiábamos en que todo saldría bien. Estuvimos conversando en el camino sobre las cosas que diríamos y aunque nos torturaran jamás diríamos que fuimos nosotros, y si nos vemos en apuros por algún policía corrupto y violento, diríamos que fue en defensa personal, pero eso era hasta las últimas circunstancias.

Cuando llegamos a la oficina central, pareció como si nos estuviesen esperando, para mi desgracia muchos ciudadanos me conocían por la televisión y sé que no tardaran demasiado en pasar la voz para decir que estoy con la policía.

–Caín Bennet y Jaxon Oliveira –Dijo un policía mientras se sentaba en frente a nosotros en una oficina privada. –Sé que saben por qué están aquí y quiero que hagamos esto rápido y sin trabas –Comentó frío. –Hablaremos con ustedes por separado y luego veremos qué se hace, no es algo que demora un día, esto es largo y se los advierto desde este preciso momento –Nos miró a ambos.

– ¿Largo? –Alcé mis cejas. –Estoy entrenando para las clasificaciones internacionales y no puedo estar aquí por mucho tiempo, oficial –Lo miré.

–Cuando asesinas a alguien sueles perder muchas prioridades –Se encogió de hombros. –Y mientras no comprobemos que ustedes son inocentes, para mí y todo mi equipo son los culpables de este homicidio doble –Se dirigió a nosotros.

Me quedé en silencio por unos segundos y cuando iba a volver a hablar, otro policía entró a la oficina y se llevó a Jaxon. Luego el hombre que estaba frente a mí, me sacó de ahí para llevarme a un salón frío y oscuro en donde había una mesa y dos sillas. Jamás pensé estar aquí en algún momento.

–Bien, Caín. Ponte cómodo –Ironizó. Me senté y luego él se sentó frente a mí, me fije que llevaba un arma en su bolsillo y supongo que nos estaban vigilando desde afuera. –Mi nombre es Arthur y te confieso que no me iré de aquí hasta que me digas toda la maldita verdad –Se dirigió hacia mí con valentía.




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