Deimon.

Capítulo 7.

Viaje.

Ingreso al auto y dejo la mochila en el piso del asiento del acompañante, Jayme entra y se sienta a mi lado, enciendo el auto, doy marcha atrás y salgo a la calle. Me quedo mirando hacia delante en silencio antes de avanzar.

—¿Tienes dudas sobre esto verdad?— niego.

—Estoy muy segura de lo que haré, haremos, porque tú vendrás conmigo— miento ante mi seguridad.

—No necesitas ocultarte conmigo, puedes contarme lo que sea, el problema es que solo tú me puedes ver y cualquier persona que te vea hablar sola pensara que tienes esquizofrenia— ríe y la acompaño en eso— El punto es que no es necesario que me mientas— giro mi cabeza y la miro con una sonrisa sincera.

—Tengo miedo, de lo que pueda pasar si voy a ese lugar, ¿y si alguien me quiere lastimar?— aprieto el volante del auto con fuerza.

—No hay forma de saberlo pero lo dudo mucho, si tu mamá marcó eso en el mapa es por algo, quizás ahí hay personas que te cuiden y te expliquen cómo es posible que sobrevivas a un choque o por qué puedes verme— un brillo en sus ojos hace que me cause mucha ternura, su emoción es muy contagiosa, sonrío y saco el freno de mano.

—Entonces, ¿estás lista?— sonrío, sus ojos brillan de nuevo y una gran sonrisa se forma en sus labios.

—Que comience el viaje—

╭──╯ . . . . .🌕. . . . . ╰──╮

Llevamos tres horas viajando, salimos a las diez de la noche y son la una de la mañana, no he pegado el ojo en ningún momento, la idea de lo que me espera en ese lugar no me deja dormir, sin embargo, Jayme duerme plácidamente en los asientos traseros. La observo por el espejo retrovisor de vez en cuando aprovechando para ver a los autos de atrás, el transito está tranquilo, hay autos que van y vienen por la ruta de doble vía.

Observo el dibujo de la gasolina, mis labios forman una fina línea al ver que queda muy poca, maldigo para mis adentros, necesito una gasolinera urgente o quedare varada en el medio de la nada.

A lo lejos veo una gasolinera, conduzco hacia allí, estaciono al lado del surtidor de combustible, apago el auto y bajo. Camino e ingreso al mini supermercado, una chica pelirroja con una coleta mal hecha, con una remera roja con el logotipo del lugar y pantalón negro está sentada en una silla giratoria detrás del mostrador limándose las uñas mientras mastica un chicle, el sensor de movimiento que funciona como aviso de que alguien entró al local suena al detectarme.

Camino por las góndolas, tomo un paquete de papas fritas y algunas galletas, el sensor vuelve a sonar y miro por los espejos colgados en el techo a un hombre con capucha y lentes oscuros, este se queda mirando a la cajera antes de avanzar hacia las heladeras, las cuales están a unos metros de mí.

—¿Podemos llevar una de estas?—

—¿Acaso puedes comer?— susurro apuntando el paquete de galletas oreo.

—Algo por el estilo, luego te explico, pero, ¿podemos llevar?— sonríe y pestañea varias veces, tomo el paquete y camino a las heladeras, me coloco a unos metros del sujeto mirando la sección de los postres y yogures.

"Que hermosa jovencita".

—¿Disculpa?— pregunto girándome para ver al hombre, este me mira confundido.

—¿Qué cosa?—

—Lo que me acaba de decir—

—No le dije nada, ni siquiera le hablé o miré— se centra en lo suyo, vuelvo a ver la heladera sin decir nada.

"¿Qué estará haciendo tan solita a estas horas de la noche?"

Vuelvo a mirar al sujeto sin decir nada y lo oigo de nuevo.

"Se nota que es muy inocente, me gusta"

Él se ríe de su propio pensamiento mientras ve una botella de refresco, giro mi cabeza y miro a Jayme nerviosa.

—¿Qué sucede?—

—Acabo de oír su pensamiento— susurro anonadada.

—¿Te encuentras bien?— pregunta el tipo, giro mi cabeza rápido, él me mira con una sonrisa coqueta, asiento ante su pregunta.

—Sí no se preocupe— tomo dos jugos de la heladera de al lado, me dirijo a la caja y dejo todo para que la chica me cobre.

—¿Es todo?— niego y apunto hacia el surtidor de combustible.

—Necesito combustible— asiente y me da una tarjeta, salgo del local con mis cosas, las guardo y rodeo el auto para echar combustible, observo hacia el local, el sujeto está hablando con la chica, pero la noto rara, luce asustada, mira disimuladamente a mi dirección.

"Ayúdame, ayúdame, ayúdame"

Estoy considerándome una loca, pero juro poder escuchar los pensamientos de la chica, dejo la manguera del combustible en su lugar y abro la puerta del chófer, pero me detengo y vuelvo a observar hacia el local.

El hombre la empuja violentamente contra la pared y la amenaza con un arma, sin pensármelo dos veces camino a paso veloz al local, ingreso, me acerco al hombre y con una gran fuerza le doy un puñetazo en el rostro, el arma sale volando y él retrocede un par de pasos, se toca la boca, un hilo de sangre sale de ésta.




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