Deimon.

Capítulo 19.

Leyenda.

Deimon.

Han pasado tres días desde que los lobos nos recibieron y la verdad no ha sido tan malo, al menos para los chicos y el resto de los integrantes del campamento.

Cosa que no pasé por alto al momento que llegamos al lugar en donde viven es que son muy quisquillosos en el momento de ocultarse; sus casas están cubiertas por musgo, hojas, ramas, barro y un montón de plantas que les permite camuflarse en el bosque, apenas y se notan las ventanas.

Al llegar hicimos que los campistas se fueran a vivir con diferentes lobos y a nosotros nos tocó vivir en la casa de Roma, la hermana de Steven y prima de Matt, y sí es la chica de pelo azul.

Ella es de tez clara y es más baja que yo, sus ojos son tan azules como el océano, algo envidiable. Steven es pelirrojo y de ojos azules como su hermana, y es igual de alto que los chicos.

Resulta que él y Ryan se conocen desde hace un año más o menos, Ryan lo había salvado de unos Calvarias y Steven le dijo que se sentía en deuda con él por eso, y que si algo le pasaba o necesitaba ayuda que no dudara en buscarlo, y ahora Steven está cumpliendo con su deuda al pedirle a Matt que nos dejara quedarnos, algo muy amable por cierto.

Ahora me siento un poco mal por haberle hecho esa ilusión en la que mataba a su hermana, pero eran desconocidos que habían secuestrado a mis amigos y a los campistas, además eran parte de un sueño que tuve, mi reacción fue solo una muestra de lo que soy capaz.

Pero fuera de eso, me gustaría decir que le caigo bien a Roma pero mentiría, sigo sin entender por qué me tocan ese tipo de personas, primero Amelia, luego Ryan y ahora ella, razones para caerle mal, ni idea. Simplemente existo.

En fin, salgo de la casa en la que nos estamos quedando y me acerco a los chicos, me siento en el suelo apoyando la espalda en un tronco, los demás están sentados sobre los troncos en un círculo -es el que se utiliza para las fogatas de cada noche-. A unos pasos de mí se sienta Ryan con Roma a su lado agarrada de su brazo, ella está con una sonrisa mientras que el pobre tiene cara de dormido y de sufrimiento a la vez.

Y tú creyendo que estás mal por estar despeinada.

—Oh guau, Dei estás espectacular—

Frunzo el ceño con cierta pereza.

—¿Leila de qué hablas? Solo me lave los dientes y la cara, ni siquiera me he peinado. Parezco león electrocutado—

La imagen mental me hace ahogar una risa. León electrocutado, que mal chiste.

—Se nota, parece que no lo haz hecho en años— Roma me mira con asco, Leila rueda los ojos.

—Me refiero a que te queda bien el pelo suelto, parece una gran melena—

La palabra melena me hace imaginarme a esa escena del Rey León, en donde Simba se sacude al salir del agua luego de cantar Hakuna Matata. Cosa que extrañamente me halaga y ofende a la vez, no sé la verdad, ni yo misma me entiendo. Necesito café y en lo posible nacer de nuevo, o no, la verdad me da igual, a esta altura del camino me da todo igual. Parpadeo retomando la conversación.

—Vamos Leila no solo su pelo es ella— miro a Emmy. Dos minutos de disociación y ya no entiendo nada.

Hago repaso mental de lo último que dijeron, ah sí, mi pelo suelto y su parecido a una melena.

—Emmy tiene razón, —Dante me mira de arriba a abajo, ladea la cabeza como si llegara a una conclusión— Dei tiene como una belleza angelical, suena raro si lo digo en voz alta pero es cierto, parece un puto Ángel pero por desgracia es un Demonio cuando se enoja, interesante combinación aunque la cambiaría porque no me gusta la idea de llegar a tener una pareja en el futuro que me cautive pero que me condene cuando lo conozca, pero como no soy el Creador Todo Poderoso no opino— se encoge de hombros con la vista perdida— Aunque existe la posibilidad de que me muera solo pero no le hace. Eso sí, si no fuera gay, mi amor, estaríamos ocupados todo el tiempo—

Mi cara no tiene precio, literal estoy con una mueca, el ceño fruncido y una laguna mental tratando de entender el punto de lo que dijo, fueron muchas palabras las que salieron de esa boca y es muy temprano para que quiera analizarlas, con un suspiro digo lo primero que se me viene a la mente tras escuchar las últimas palabras.

—Sabes Dante, hay momentos en los que cuestiono si en realidad eres gay, este es uno de ellos— él me sonríe.

—Oh vamos, sabes que tengo razón—

—Nunca dije que no— le guiño un ojo siguiéndole lo que sea esto.

Recuesto la cabeza en el tronco y miro al cielo celeste, luchando contra el sueño que me cargo, hasta que escucho a alguien aclararse la garganta, levanto la cabeza para encontrarme con la mirada de Cameron.

—Bueno cambiando de tema,— nos señala a Dante y a mí, a lo que le doy una sonrisa divertida con cara de sueño. El rubio entrelaza los dedos con los de su novia— Dei quería agradecerte por lo que hiciste por mí ese día, fue muy valiente, sin ti no estaría aquí. Te lo agradezco de corazón— Emmy le da un beso en la mejilla a Cam. Le sonrío con sinceridad.

—Ay por favor, no es la gran cosa—suelta Roma indiferente— ¿Meterte en el fuego para salvar a alguien que se supone que lo controla? Ni de chiste arruinaría mi hermosa piel y mucho menos mi pelaje de loba, un desperdicio de la transformación— rueda los ojos como si lo que dijo tuviera importancia o gracia para los presentes.




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