A donde todo empezó.
Nicky.
Muevo los pies mientras miro al resto de la manada hacer su trabajo tranquilamente, todos excepto los amigos de mamá y Ryan, en especial Cameron, Diego, Dante y Ben. Las tías Emmy, Vanya y Leila parecen algo entretenidas con la situación, pero ellos no parecen muy tranquilos que digamos, están buscando por todos lados con desespero y gritan mi nombre con todas sus fuerzas, me entretiene ver que después de todo aún no se acostumbran a mis desapariciones ocurrentes o más bien al don de invisibilidad que comparto con mi hermana. Y hablando del Rey de Roma, la veo sentarse tranquilamente a mi lado.
—Veo que aún siguen sin encontrarte— sonrío al imaginar cómo sería la reacción de mamá si supiera que no me encuentran.
—Y algo me dice que no lo harán—
Ella sonríe divertida.
—¿Por cuánto tiempo los harás sufrir?—
Me encojo de hombros.
—Hasta que me aburra de ver como me buscan, o hasta que la tía Emmy decida decirles que estoy sobre el techo de la casa mirándolos con diversión. Lo que ocurra primero—
Veo el movimiento que hace al cruzar los brazos.
—¿Cuánto tiempo llevas aquí arriba?—
—Una hora— contesto con suma tranquilidad. Mi hermana me levanta una ceja.
—¿Y la tía Emmy ha sido tu cómplice durante una hora?—
—No, pero algo me dice que ya debió sentir mi olor desde hace rato, y que solo espera hasta que ellos se rindan—
Ella asiente con la cabeza y se acomoda para mirar la situación, sin embargo, capto enseguida que hay algo mal con ella.
Vicky es del tipo de persona que te habla hasta por los codos, sin importar cómo se sienta siempre va a tener algo de qué hablar, y el hecho de que guarde silencio por mucho tiempo significa una cosa: tiene algo para decirme. Pero también sé que no lo hará hasta que se lo pregunte.
Esa es una de las habilidades que he desarrollado al convivir con mi hermana, y cómo no conocerla, básicamente compartimos el mismo rostro, como entre otras apariencias físicas. Pero el punto es, que conozco a mi gemela lo suficiente como para saber cuando algo no le gusta.
—¿Me lo vas a decir o tengo que preguntarte qué te sucede?— suelto.
—No me sucede nada—
Bufo.
—Vicky, no necesito leer tu mente para saber que hay algo que no te gusta, compartimos algo más que los poderes, tenemos una conexión que nos hace sentir lo mismo que el otro y ahora mismo siento nervios. Ya dime qué te preocupa— giro la cabeza y la encuentro mirándome fijamente.
Rendida suelta aire por la nariz. Agacha la cabeza antes de susurras el causante de su preocupación.
—Es... es mamá—
Frunzo el entrecejo.
—¿Qué sucede con ella?—
Vicky me mira con más intensidad y en ese momento siento como si algo me pinchara el pecho con fuerza. Deshago mi invisibilidad y escucho a mis tíos llamarme con felicidad por haberme encontrado.
—Lo ven, les dijimos que lo encontraríamos. Nicky, baja del techo antes de que te lastimes y tu madre nos asesine cuando vuelva… — ignoro todo lo que dicen.
—Vicky... ¿q-qué le pasa a mamá?— mi voz sale con dificultad.
Los ojos de mi hermana me miran con miedo. Miedo real, no recordaba ver miedo en los ojos de mi hermana, no luego… de nuestras vidas en el mundo humano.
—Ella está en peligro—
La voz de una de mis tías resuena entre tanta tensión.
—Vicky amor, sé que están preocupados por su madre, nosotros también lo estamos pero Deimon debe de estar bien, ella sabe defenderse, además... está con Ryan, y de pasarle algo lo sabríamos a tiempo— la tía Leila trata de relajarnos.
Pero no lo consigue, parece que eso altera un poco más de lo normal a mi hermana. Observo cada una de sus facciones con fijeza, no quiero perderme de nada. Vicky me mira.
—¿Es por eso que mamá se encuentra en peligro? ¿La persona que fueron a buscar les hará daño?—
Ella niega.
—No es precisamente él, el hombre nunca la lastimaría, eso… lo hará alguien más—
El pinchazo se intensifica cada vez más. Al parecer, Midnight también lo siente porque aparece a nuestro lado enseguida y apoya su frente en el brazo de Vicky. No sé en qué momento pasó, pero ya tenemos a nuestros tíos alrededor nuestro intentando calmarnos.
—Vicky... ¿q-quién lo hará?— pregunto con manos temblorosas sobre mi pecho. Su mirada se oscurece un poco.
—Ryan—
Deimon.
Me quedo mirando la entrada de la discoteca, ya está por anochecer y la verdad sigo sin saber cómo entrar, en especial después de ver el cartel que dice que las entradas se han agotado.
Miro a mi alrededor esperando encontrar alguna ventana rota o algo que nos de la facilidad de entrar pero no hay nada, el lugar está perfectamente cuidado por fuera: paredes pintadas de rojo vino, ventanas rectangulares y una puerta negra con una pequeña ventana. Hasta incluso el pasto está bien cuidado.