Deimon.

Epílogo.

Selene.

Habían pasado unos días luego del enfrentamiento, cosa que tranquilizó a muchos pero entristeció a otros, lamentablemente se perdieron a muchos en esa guerra, la mayoría eran miembros de los clanes y manadas que se habían unido, aún sabiendo cómo serían los resultados no retrocedieron y lucharon hasta el final, ganándose de esa forma el respeto de la Nephalem y su ayuda para lo que necesitaran.

Durante esos días se recorrió el campo de batalla en busca de los cuerpos, fueron unos días agotadores y llenos de funerales, en los cuales la Nephalem era la encargada de disparar la flecha con fuego e incendiar los cuerpos de los fallecidos, dar su pésame a las familias y consolar a otras.

Durante esos largos días de búsqueda se encontraron el total de cien cuerpos, y de los conocidos solo encontraron los cuerpos de Steve y Cassie, sus cuerpos estaban debajo de una pila de monstruos, ambos cubiertos de tierra y con los ojos abiertos, una imagen dura de ver para los cercanos a ellos, en especial para la hermana del difunto, su grito desgarrador destruyó los corazones de muchos y lo único que impidió que se desmayara en el suelo fue el abrazo de la Nephalem, uno que la hizo derrumbarse y a su vez aferrarse con fuerza.

Hoy mismo se están realizando sus funerales, los familiares decidieron que fuera en el río frente al campo de batalla, como una forma de honrar sus almas y conservar su memoria. El silencio sepulcral reina entre los integrantes que decidieron venir, conformado por la manada de lobos, el clan vampírico de Cassie, los chicos, el rubio, la pelirroja, el Calvaria, el pelinegro, la Nephalem y la hermana del difunto; todos permanecen cabeza agacha dando el minuto de silencio, uno que si prestas atención alcanzas a escuchar los sollozos de los familiares y amigos.

Todos levantan la cabeza y se giran en dirección a la Nephalem, ella avanza entre la multitud en silencio y se detiene frente al líder del clan de vampiros y a los padres de Steve, Roma da un paso a ella observando el arco y las dos flechas en sus manos, las aprieta con fuerza dejando que sus nudillos queden blancos, levanta la mirada a la chica cabizbaja frente a ella.

—No puedo hacerlo— susurra entre lágrimas—.... no puedo entregarte esto y ver su cuerpo quemándose, solo lo haría—

—....más real— finaliza por la loba, esta asiente derramando más lágrimas.

Sin decir nada corta la distancia entre ellas abrazándola con fuerza, ocasionando que la niña de catorce se derrumbe en sus brazos y libere todo el dolor que ha estado reteniendo desde que llegaron al río, la chica se separa y le entrega las cosas con manos temblorosas.

—Que sea rápido por favor— suplica antes de regresar con sus padres.

La castaña observa lo que sostienen sus manos, cierra los ojos y toma una respiración recuperando las fuerzas necesarias, los vuelve a abrir para colocar la flecha en su lugar, se gira hacia la fogata que encendió Cameron y coloca la punta de la flecha encendiendo la misma, se gira hacia los troncos que sostienen los cuerpos sobre el agua, estos son liberados por los parientes y sin esperar a que el fuego se apague libera la flecha que cae al lado del primer cuerpo, enciende la otra repitiendo la acción.

De esa forma dando la señal de que todos imiten lo mismo antes que los cuerpos se alejen, en cuestión de segundos los cuerpos de los difuntos son consumidos por el fuego mientras la corriente tranquila del río se los lleva, haciendo contraste con la fría noche y el cielo oscuro que oculta mi luz.

No tarda mucho para que el clima acompañe el doloroso momento, liberando las gotas de lluvia que empapa a los integrantes y apaga la fogata, pero no lo consigue con los cuerpos que se ven a la distancia, los familiares echan ojeadas a la castaña agradeciendo en silencio las barreras invisibles sobre los cuerpos, impidiendo que la lluvia los apague y así dándole más tiempo para despedirse.

Poco a poco la gente se va retirando dando su más sincero pésame, a la media hora los únicos que permanecen son Roma, sus padres, el líder del clan vampírico y Deimon, los tres primeros se acercan a ella.

—Gracias.... por darnos más tiempo— agradece la mujer de mediana edad. La castaña agacha la cabeza y se gira hacia ellos, tanto ellos como ella lucen igual de mojados.

—No tienen que agradecerme, merecía llegar hasta el final y fue lo que sucedió— pasa la mirada por los tres y la clava en loba— Él está muy orgulloso de ti Roma, y te amó con todo su corazón—

La niña asiente cabizbaja.

—Desearía que me lo dijera en persona— se limpia las lágrimas, levanta la cabeza conectando sus ojos rojos con los de la castaña, su labio inferior tiembla— ¿P-puedo v-verlo? Por una última vez— ruega con los ojos llorosos. Sus padres la abrazaron con fuerza.

Deimon asiente en silencio y le aprieta el hombro con suavidad, se aleja en el momento que el alma del chico aparece y abraza a su familia con fuerza. Se detiene detrás del líder del clan, este tiene las manos tras su espalda y niega con su cabeza.

—No quiero verla, no quiero torturarme de esa forma y mucho menos interrumpir la calma que siente ahora. Solo.... déjala—

Ella no emite palabra respetando la decisión, se posiciona a su lado acompañando su silencio. Se quedan viendo el río compartiendo sus presencias, dejando que la lluvia los empapen a ambos y así permitiéndose sentir la tristeza del lugar, hasta que él agacha la cabeza y se gira hacia la chica.




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