Ciudad de Huron

El viento azotaba mi rostro provocando un relajamiento instantáneo en mí rostro. Cerré los ojos disfrutando del viento y el sol abrasador que cubría toda la ciudad de Tucson Arizona mientras el taxi nos llevaba a mi y a mi madre hacia el aeropuerto.

—¿Preparada, hija?— Mi madre a mi lado me miraba expectante.

—No realmente— Suspire pesadamente— Extrañaré todo.

Miré a través de la ventana y preste atención a los edificios y a las casas que pasaban a gran velocidad.

Extrañaría el calor, extrañaría absolutamente todo y sobretodo extrañaría todos mis recuerdos que resguardan en la ciudad en la que viví desde que tengo memoria.

—Verás qué será mejor de lo que crees— Mí madre acarició mi cabello con delicadeza.

Decidí no responder. No quería pelear con mi madre por la decisión que había tomado, a pesar de que me entristecía mucho.

Mi madre tomó la decisión de regresar con mí padre después de dieciséis años en los cuales tuvo una que otra pareja pero nada formal. Al nacer yo, mi madre y mi padre continuaron un año juntos luego mi madre tomó la decisión de cortar la relación, hasta este momento no se porque razón.

Yo amaba el calor sin embargo en la ciudad en la que vivía mí padre era invierno el cual yo odiaba obviamente. Me encantaba estar bronceada siempre, tomar el sol con mís amigos y mi madre de vez en cuando para tener mí piel reluciente pero sabía que gracias al frío que tendría que soportar de hoy en adelante, mí piel en cuestión de una semana o dos regresaría a su estado normal o peor, estaría pálida como una pared.

El taxi se detuvo frente al aeropuerto y bajamos de este para sacar las maletas e ingresar al avión. En cuestión de unas pocas horas estaría pisando la ciudad de Huron Dakota del Sur.

Visite a mí padre un par de veces en vacaciones, hacía como cuatro años no estaba en Huron. Las últimas veces que ví a mí padre fue porque él iba a verme cuando tenía descanso en su trabajo y hace como dos meses mí padre nos comunicó a mí madre y a mí que actualmente fue seleccionado como alcalde de la ciudad.

Mire a mí madre a mí lado poniéndose el gran abrigo de lana para cubrirse del frío. Sus manos eran un poco torpes por lo que deduje que estaba nerviosa. Mi padre ya estaba afuera del aeropuerto esperándonos, de seguro nervioso también. Las última vez que estuve en Huron mí padre aún tenía fotos de mí madre colgadas en las paredes de su hogar, eso dejaba mucha evidencia de que aún no la podía olvidar.

No pude evitar soltar una risita por lo bajo llamando la atención de mi madre que levantó la mirada para mirarme interrogante.

—¿Qué pasa?

—Nada, mamá.

Maldije por lo bajo al salir del aeropuerto. Traía unos vaqueros rasgados que no me cubrían por completo del frio que hacía afuera.

A lo lejos ví a mi padre caminar nervioso de un lado a otro mientras decía cosas por lo bajo. Me acerque a él a pasos rápidos y él me vió, lo abrace con fuerza y segundos despues apareció mí madre quien fue recibida por mí padre con un abrazo lleno de amor. Hasta los envidiaba, el amor que desprendían los dos se les salía hasta por los poros.

Mí padre condujo hasta nuestro hogar mientras mí madre y él hablaban animadamente sobre algunas cosas mientras yo era ignorada en la parte de atrás, tampoco me importaba, estaba feliz por ellos.

—Adivina, hija— llamó mí atención mi padre.

—¿Qué?

—Tendrás auto— Soltó de repente, yo abrí la boca sorprendida y sin poder creerlo—. Ser alcalde me concedió muchas ventajas y pude conseguirte un auto para que vayas al instituto y hagas tus cosas de adolescente.

—¡Oh Dios mío, no puedo creerlo!— Grité con emoción— ¿No estás de broma, papá?— Él negó con una sonrisa mirándome por un segundo por el retrovisor— ¡No puedo creerlo, por fin tendré mi propio auto!... ¡Gracias papá!— Me acerqué a él y le dí un estruendoso beso en su mejilla.

—Atrás, hija. No se sabe que pueda suceder en la vía— Me regaño mi madre.

—¿Pero oíste, mamá? ¡Tendre mi propio auto!

Mi padre se detuvo y miré a mí alrededor. Fruncí el seño interrogante, ¿dónde estábamos? esta no era nuestra casa, o al menos no era la casa que recordaba de hace cuatro años.

—Bienvenidas a nuestro nuevo hogar.

Dijo mí padre bajando del auto con una sonrisa y se acerco a la puerta del copiloto para ayudar a bajar del auto a mí madre. Yo bajo de un salto del auto y miré a mí alrededor, estábamos en un barrio de un estatus más alto, quizás el más alto donde habitaban los ricos de la ciudad.

—papá...-—Iba hablar pero fuí interrumpida por mi padre.

—Les explicare adentro, primero subamos todo.

—¿Y bien?—Preguntó mí madre de brazos cruzados recostada sobre el mesón de la cocina—. Queremos saber cómo fué que conseguiste todo esto.

—El dinero que gané en estos dos meses siendo el alcalde fue suficiente como para tener todo esto— Miró todo a su alrededor— Y yo también solo quería que tú y mí hija tuvieran lo que se merecen.

Mi madre se acercó a mi padre y lo abrazo—¿Sabes? siempre has sido un cabezota. Lo que realmente importa es que estamos los tres reunidos como família, no importa el lugar.

—Me va a dar algo con tu cursilería, mamá— Me acerqué a mí padre y le di un beso en su mejilla— Es perfecto...—Me aleje de él— ¿Mi auto?

—Will lo traerá mañana, se lo pedí.

—¿Quién es Will?— Canturreamos mí madre y yo al unísono.

—¿No lo recuerdan?—Negamos. Suspiro con pesadez y tocó el tabique de su nariz—. Will es mi viejo amigo, el de la gasolinera.

Yo seguía sin saber quién es Will. Arrugue mí nariz y seguí expectante a las palabras de mís padres.

—Ya se quién es— Dijo mí madre sonriendo—. Era el tipo que solía llevar a Elly en la carriola a dar un paseo por el parque. Era agradable verlos.

Mí padre sonrió y me miró— ¿Aún no sabes quien es Will, cierto?— Negué— ¿Recuerdas al hombre que nos acompañó al aeropuerto la última vez que estuviste aquí hace cuatro años? —Mi cabeza seguía procesando, por mas que intentará recordar no podía. Memoria de mierda— Ya veo... Mañana lo verás.