Del amor al odio un paso. [en proceso]

Deja de ser tan chismosa.

Al salir de aquella aburrida clase no pude evitar echar un último vistazo al profesor quien al parecer yo no le agradaba mucho. Idiota. Era atractivo pero su genio era una total mierda.

—Olvidamos algo— Habló Clara mientras se acomodaba su mochila.

—¿Qué?.

—Tu casillero. La señora Williams olvido entregarte el código de tu casillero y nosotras también olvidamos eso— Demonios.

—Entonces deberíamos regresar donde ella— Clara asintió dándome la razón— ¿Y ahora puedes hablarme sobre aquel chico?.

Clara me miró muy seria y finalmente suspiró—  Él no debería estar acá. Se supone que no estudia pero los rumores acerca de él son muy malos— Hablaba en voz baja, me tocó afinar mi audición— Su padre es dueño de muchas discotecas y bares de la ciudad, se dice que tiene sitios nocturnos donde solo se practica la prostitución forzando a las chicas a hacerlo y se dice que Daniell es quién consigue a las chicas, endulzando su oído y hasta quizás su corazón para finalmente atraparlas en sus redes.

Me quedé en estado de shock. ¿Todo aquello sería verdad? Una gran curiosidad me entró en el momento en que Clara me dijo todo aquello.

Tengo que averiguarlo.

Finalmente entramos nuevamente a secretaría. Hablamos con una de las secretarías y se disculpó conmigo por olvidar darme el código y el número de mi casillero.

Cuando todo estuvo nuevamente en orden no pude evitar hacerle más preguntas a Clara; — ¿Crees que todo lo que dicen sea cierto?

—No lo sé— Entramos a la cafetería—. Solo son rumores, pero si está completamente asegurado de que el padre de Daniell tiene una gran cadena de bares y discotecas— Sus manos eran temblorosas mientras pedíamos algo de comer— . Solo debemos asegurarnos de mantenernos lo más alejadas posible de él.

—Tengo curiosidad— Clara me miró interrogante— ¿Cómo es posible que mi padre no esté enterado de esto? 

—No hay pruebas contundentes acerca de lo que dicen...

—¡Eliana! —Grita alguien a mis espaldas. Me giro para encarar a la persona— ¿Querrías sentarte con nosotros en nuestra mesa?— La chica era alta, cabello rubio y pecosa, muy linda— Puedes traer a tu amiga. 

—Um-hum, claro. 

La chica rubia y alta de nombre desconocido se puso a nuestro lado y nos guío hasta una de las mesas del centro donde se hallaban tres personas mas, una chica y dos chicos. 

—Elly, ella es Amara— Señaló a la chica de piel trigueña— El castaño es Omar y el moreno es Christian y yo soy Sofia.  

—Es un placer. Ella es Clara, mi amiga— La presente al ver que se sentía un poco excluida. 

Tome asiento junto a Sofía y Clara a mi lado junto al moreno que no dejaba de parlotear. 

—Me alegra tanto que estés sentada con nosotros. Seremos muy buenos amigos todos— Me miro con mucha curiosidad— ¿Cómo es Tucson? hace mucho he querido ir a tomar el sol y todo eso, tener la piel como tu, eres hermosa y ese bronceado te queda espectacular. 

Me sentí un poco incómoda con su intensa mirada de ojos grises. Respondí a todas sus preguntas, que cada vez eran más intensas. Mientras Clara y el moreno a mi lado hablaban sobre las clases muy animados. 

La charla se hizo más intensa y en ella se integraron el castaño y la trigueña que era un poco arrogante. Finalmente el receso termino y para mi suerte el resto de clases faltantes fueron muy ligeras y en menos de lo que esperaba ya me hallaba entrando a casa. 

—¡Hija! ¿Qué tal tu primer día?— Mí madre bajaba por las escaleras. 

—Bien mamá. Aún que un poco extraño— Dejé mí chaqueta de lana sobre el perchero, mi madre me miró interrogante— Todo el mundo me miraba y un chico...

Mi madre me interrumpió— ¿Ya conociste a un chico?

—No, mamá. Fue extraño, sabía mí nombre y mí nueva amiga me dijo cosas muy malas sobre él... Daniell Baker— Dije su nombre en un susurro sin embargo mi madre no escuchó.

—Oh... Hija, es normal, eres la hija del alcalde y, ¿Qué cosas te dijo esa chica sobre él? 

—No te preocupes, mamá. Le preguntaré a papá cuando llegue a casa. 

—Está bien y hablando de eso, tú padre llegará con Will en media hora con tu auto— Dijo sonriendo, luego su cara cambió por una de seriedad— Prométeme que cuando comiences a conducir tendrás cuidado, hija. Si te llegara a pasar algo...

—Mamá, no me pasara nada. Siempre has sido tan dramática. ¿Recuerdas cuando aprendí a montar en bicicleta?

—Si, te caíste en dos veces y te hiciste muchos raspones...

—No, mamá. Eso pasó porque tenía seis años, ahora tengo diecisiete y soy lo suficientemente grande como para saber que conducir un auto requiere de más cuidado, no quiero que te preocupes.

Suspiro con pesadez y puso cara de disgusto— Tu padre es un cabezota, aún eres una niña.

—No soy una niña— Dije con mala gana.

Los próximos veinte minutos la pasamos discutiendo hasta que escuchamos que varios autos se detenían frente a nuestra casa. Me puse un abrigo y abrí la puerta de golpe para salir corriendo hacia afuera donde mi padre salía de su auto y del mío salía un hombre de la misma edad que mi padre. 

El auto era blanco y acogedor, no tenía ni idea de cual marca era pero lo único de lo que estaba segura era que me encantaba. 

—Woo. ¡Mamá, mira es perfecto! 

Mí madre se puso a mi lado con la misma cara que yo. 

Después de saludar a mi padre y a Will— quién finalmente había podido recordado— Nos pusimos en marcha para aprender a conducir. Will se sentó en el lado del copiloto y me fue dando las indicaciones de como comenzar a conducir. 

—Lo haces mejor de lo que creía— Dijo con una sonrisa— Recuerdo cuando eras una niña y llegaste aquí ya sabiendo montar en bici. Yo quería ser quién te enseñara a montar pero ahora estoy más que complacido por ser tu maestro y enseñarte a conducir en auto. 

Sonreí y recordé la tonta pelea que habíamos tenido mi madre y yo por esto— Will, eres un excelente maestro. 



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En el texto hay: aventura, amor adolecente, peligro y amor

Editado: 22.07.2021

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