Demonios Entre Nosotros (libro 2)

1

TRANSFORMACIÓN.

No sabía que sucedía. Abrí mis ojos como pude, ¿acaso ese disparo no me mató? Es lo único que recuerdo, Charlotte apuntándome con su arma y después de eso, el disparo.

Ahora me encuentro caminando por un largo camino. Es oscuro pero por lo menos me permite ver por donde piso.
De pronto extraños y borrosos recuerdos vienen a mi mente. Sigo caminando y los recuerdos me siguen invadiendo. Desde los recuerdos de cuándo solo tenía 5 años hasta el ultimo que tuve.

El camino termina y hay una luz blanca cegadora. No sé en dónde estoy, sin embargo sigo andando hacia adelante.
A lo lejos logró ver la silueta de un hombre, me acerco a él pero aún así no puedo ver su cara. Sigo adelante y me percato de que esta vestido totalmente de blanco, pero lo que más me sorprendió fue que tenía unas alas en sus manos, como si quisiera entregarmelas.
Intento tomar las alas pero de inmediato el hombre las aleja de mí.

Las tendrás cuando las merezcas. Ahora ve y haz tu misión.—Dijo el hombre.

De inmediato el suelo en el que me encontraba parada ya no era suelo. Comencé a caer desde lo que parecía ser una altura muy grande. El aire azotaba en mi cara mientras yo gritaba tal paracaidista novata, a excepción de que yo no cargaba con un paracaídas.
Seguía y seguía cayendo, si el disparo de Charlotte no me mató seguro ésta caída si lo haría.

Supe que mi caída estaba apunto de terminar en cuanto vi aproximarme al suelo, y finalmente caí.

Sentí el dolor de mi cuerpo cayendo al frío suelo. Por alguna extraña razón, no morí. Me levanté, mire hacia arriba pero no había nada. Era como si yo hubiese caído del cielo. Literalmente.

Miré hacia mi alrededor, el lugar en dónde había caído me resultaba muy familiar. ¡Por Dios estaba en Dines! Agradecí en mi interior por no haber caído al otro lado del mundo o algo así. Decidí ir al consejo, tal vez Leah podría explicarme todo lo estaba pasando. Entré por la gran puerta aún con algo de miedo, pues temía que Charlotte siguiera ahí dentro e intentara volver a matarme.

Entré, Leah estaba sola, afortunadamente.

—¡Leah! — Grite a sus espaldas. Ella volteo hacia mí y al parecer no podía creer el hecho de que estuviera ahí con ella.

—Cassia...¡Estás viva!—Dijo y una sonrisa se formó en sus labios. De inmediato corrió hacia mí y me abrazó. Yo le respondí el abrazo, sin embargo ella se separó de mí fríamente de la nada y la sonrisa que tenía ahora era una cara de preocupación.

—¿Qué ocurre? —Pregunté.

—No estás viva... Eres un ángel.



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En el texto hay: angeles, demonios, amor

Editado: 14.11.2018

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