Demons (libro 3. Batalla Final)

Despertando

Heylel retiró la mano de la frente de Lil, pero aun la miró durante un largo rato.

 

  • Deberías ir a descansar un poco – le dijo Limeriel
  • No estoy cansado y sabes que no lo necesito

 

Aquello, naturalmente, no era cierto, porque siendo que tenían una materia, debían proporcionarle los cuidados mínimos de descanso y alimento.

 

  • Al menos ve a cambiarte, Virgil

 

Él se giró un poco y vio su imagen reflejada en el espejo, misma que en verdad era deplorable. Tenía las ropas manchadas y desgarradas en varios lugares; sus ojos estaban rodeados de oscuras sombras que delataban tanto las muchas horas sin dormir como la angustia; y su largo cabello estaba sucio y enmarañado. Miró de nuevo a Lil y luego a Kellen.

 

  • Despertará en breve
  • ¿Te parece juicioso? – le preguntó, pero si se lo parecía o no, no prestó atención
  • Ocúpate – le dijo y abandonó la habitación
  • No puede dormir por tiempo indefinido, Kellen – le dijo Limeriel
  • ¿No te parece que casi cinco días es tiempo suficiente para haberse recuperado?

 

Esto lo había dicho Araxiel mientras invertía algo de tiempo en asegurarse del estado de la chica y luego salió tras Heylel. A Kellen le parecía una pésima idea que lo primero que Lil viese al despertar fuera a él, pues estaba seguro también, que lo primero que acudiría a su memoria sería el pleito que habían tenido, de manera que dejó a Lil con Daver y salió en busca de Heylel. Lo encontró de pie ante la ventana y Araxiel como de costumbre no dejaba de hablar.

 

  • ¿Sucede algo – preguntó Heylel y Kellen expuso su idea

 

Heylel se giró y Kellen ni cuenta se dio hasta que lo tuvo en frente y sujetando su cabeza.

 

  • ¡Ey!
  • Quédate quieto
  • Cada vez que haces eso, yo termino con dolor de cabeza
  • Y deberías sentirte agradecido – dijo Araxiel en su habitual tono burlón – porque si te duele, significa que aun la conservas

 

Aunque en los últimos meses habían estado en un contacto más estrecho y sin intentar agredirse como era lo habitual, no era que aquellos dos pudiesen estar mucho tiempo en el mismo lugar sin fastidiarse mutuamente.

 

  • Se trasladarán a ese lugar, pero esfuérzate en llamar poco la atención. Salgan tan poco como sea posible y cuando lo hagan, evita los lugres muy concurridos – le dijo Heylel en cuanto retiró sus manos
  • No me parece un lugar muy seguro
  • En líneas generales no lo sería para casi nadie
  • Cuando dijiste que te ocuparías de encontrar uno que le sirviese de refugio y protección, imaginé que sería algo más…
  • Es como debe ser – lo interrumpió Heylel – Samael pensará exactamente como tú en primer término, de manera que una gran ciudad con miles de habitantes…
  • Que él y los suyos conocen bien
  • … será el mejor escondite. Y tú la conoces tan bien como cualquiera de ellos – acotó – Quisiera poder cuidarla yo mismo, pero aparte de que ni siquiera puedo acercármele, debo mantener a Samael ocupado, pero sé que puedo confiar en ti

 

Kellen no pudo evitar que sus cejas se elevaran reflejando su sorpresa, pues aunque desde que se había aliado con él para proteger a Lil y si bien no se peleaban como Araxiel y él, Heylel nunca era ni siquiera amable, y después de los muchos dolores de cabeza que le había dado, menos aún estaría dispuesto a reconocer nada bueno en él. Y en el caso de Araxiel, estaba más o menos en las mismas  condiciones de Kellen, porque si había alguien que conociera bien a Heylel, y aunque en su opinión no era ni mejor ni peor que la mayoría de ellos, una de las características que lo definía era la arrogancia, y después del ya muy largo tiempo que llevaban exiliados, había perdido casi por completo la capacidad para confiar en sus congéneres, de manera que la sorpresa de Araxiel estaba plenamente justificada, aunque luego y cuando recordase algunas cosas, pensaría que había sido necio sorprenderse y que era algo que debió haber recordado desde que Kellen y Heylel se habían aliado.

 

  • Bien – dijo Kellen y se giró para marcharse
  • Kellen – lo detuvo y él se volvió
  • ¿Qué?
  • Como acabo de decir, confío en ti. Cuídala, pero si tienes problemas o sospechas de algún peligro inminente, llámame y estaré allí de manera inmediata.

 

En esta ocasión Kellen se limitó a asentir y se marchó, pero iba pensando que Lil no iba a mostrarse para nada contenta con algunas de las instrucciones que Heylel le había dado. Sin embargo, él mismo estaría menos contento aún un poco más tarde, porque cuando estaba disponiéndose a cargar a Lil para marcharse, entró Azkhel.




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