Azkhel y Lil aún miraban a Kellen que seguía de espaldas junto al ventanal, pero como la paciencia de Lil no era mucha, insistió.
Con aquello y bien pensado, no le estaba mintiendo, porque cuando Lil había comenzado a dejar la niñez, Samael le había ordenado alejarse, pues aquel sujeto era un autócrata egoísta que gustoso habría encerrado a su hija en una torre, y en realidad en muchas ocasiones Kellen se preguntó por qué no lo había hecho, pero el asunto era que le fastidiaba mucho que Lil estableciese cualquier lazo afectivo, y si Maureen y Tony habían sido admitidos para formar parte de la cotidianidad de Lil, era porque Samael no los consideraba peligrosos, pero adicional a eso, Kellen estaba bastante seguro de que en cuanto le entregase su hija a Satanael, el muy desdichado utilizaría a Maureen para su propia diversión. El asunto era que bien visto y con relación a lo que acababa de decirle a Lil, no le estaba mintiendo, porque en verdad Samael le había ordenado alejarse.
Mientras Kellen pensaba todo esto, Lil se había concentrado en otra cosa, aunque no era consciente de ello.
Kellen se giró casi con violencia cometiendo así su primer error, porque su reacción le había dicho a Lil más que mil palabras.
Sin embargo, no había dado más que un par de pasos cuando se encontró mirando los ojos de Lil.
Azkhel había reaccionado con unos segundos de retraso por lo veloz del movimiento de Lil, pero había cogido la manta para colocársela por encima y cubrirla, pues la chica estaba casi desnuda.
Azkhel se tensó al escucharla, porque según lo que sabía de Kellen y por experiencia propia, no era de la clase para quien el género representaría un problema, y menos si la susodicha era una shedim, pues aquel sujeto seguía siendo un caído, y Azkhel sabía cómo reaccionaba todo nephilim al verse amenazado de cualquier manera por un shedim fuese una entidad masculina o femenina, de manera que se preparó a intervenir, pues también recordó lo que Virgil le había dicho, es decir, el ataque que él había impedido que sufriese Kellen a manos de Lil.
Kellen por su parte, había dado un paso atrás recordando lo mismo que había recordado Azkhel, y de hecho se había llevado la mano al bolsillo sujetando su Adilik, pero su instinto le indicó que Lil no tenía intenciones de atacarlo, o al menos no de aquella manera.
Heylel los había enviado muy lejos, pero se había mantenido a la espera de que Lil despertase para asegurarse que estaba bien, aunque lo hacía a distancia para no molestarla. Así que si bien no estaba en aquella habitación, no por eso no estaba escuchando lo que allí se hablaba y sintió curiosidad. Para la caída de los primeros doscientos había una sola y conocida causa, pero los que cayeron con posterioridad lo habían hecho por diversas causas, aunque generalmente relacionadas con la desobediencia en cualquiera de sus presentaciones y solían decirlo. Pero el caso de Kellen y a pesar de que todo el mundo tenía pocas dudas con respecto al motivo, pues no había un ser más anárquico que aquel, lo que nadie podía decir con exactitud o seguridad, era la razón exacta de su caída, ya que él no lo había mencionado nunca. Así que como Heylel tampoco lo sabía, en muchas ocasiones en las que Kellen lo había sacado de sus casillas, solía decirle que lo habían echado no por disidente, sino por estúpido, de manera que repentinamente se sintió tan interesado como Lil en el motivo, pero parecía que Kellen ahora tampoco lo diría a juzgar por el largo silencio.
Lil que compartía con Heylel la escasa paciencia, comenzó a hablar y hablar hasta el punto de la exasperación y ya hasta Azkhel que era otra experta en la materia, quería que se callara, pues estaba viendo la expresión de Kellen, pero decidió que antes de hacer algo para que la chica se callase, era necesario encargarse de Kellen.
#11414 en Fantasía
#4300 en Personajes sobrenaturales
#2870 en Novela contemporánea
Editado: 24.07.2021