Lil se sentía ligera y como si pudiese caminar en el aire, todo a su alrededor eran colores brillantes, aromas dulces y una paz infinita. Sin embargo, repentinamente una luz intensa la hizo girarse.
A pesar de que quería hacerlo, al parecer la sola orden se lo impedía sin importar lo que ella quisiese. Su cerebro inició una rápida investigación buscando las posibles razones por las que sucedía aquello ya que el hecho de que le ordenasen algo, normalmente surtía el efecto contrario, así que no entendía por qué estaba obedeciendo.
Ya en otras oportunidades, y como le sucede a todo el mundo, había vivido algo parecido, es decir, que en medio de algún sueño quisiese hacer algo y se viese imposibilitada para ello. Sin embargo, una risa ronca y burlona la hizo sentirse molesta.
Aquella nueva orden funcionó del mismo modo que si pasasen un interruptor y de forma automática hizo que sus ojos se abriesen, pero al hacerlo ahogó una exclamación al captar una escena que, por una parte, se le antojó absurda, y por la otra, espectacular, pues vio el cuerpo desnudo de un hombre escandalosamente hermoso y perfecto en cada una de sus partes, de pie frente a un caballete donde se posaba un lienzo en el que parecía trabajar.
Dejó lo que a Lil le pareció un trozo de tiza negro sobre el soporte y caminó hacia ella. Aunque Lil sintió el impulso de mirar a otra parte, no podía despegar los ojos de aquella escultural anatomía.
No obstante, el cerebro de Lil parecía haberse quedado estancando y en su mente no había ni un solo pensamiento coherente ni de ningún tipo en realidad, simplemente estaba vacía.
Virgil juntó las cejas, pues en su experiencia, ninguna mujer podía permanecer durante tanto tiempo en silencio, pero decidió cubrir la ausencia de palabras con hechos, y atrayendo la cabeza de Lil, se apoderó de sus labios en un largo e intenso beso que terminaría conduciéndolos a través de las mismas emociones y sensaciones de la pasada noche, solo que en esta oportunidad no llegaron tan lejos, y cuando Lil recuperó el dominio de sí, se incorporó en la cama sujetándose la cabeza con ambas manos.
Lil pensó que aquel era un loco peligroso que seguramente le había dado alguna clase de droga, o le había hecho algo que la había colocado en aquella situación.
No obstante, y en medio de aquella caótica situación, otro asunto se alzó ante Lil como una amenaza aún mayor, y era el hecho de que tal vez estaba perdiendo la razón, pues suponiendo que en verdad estuviese allí por voluntad propia, algo muy discutible según podía recordar, había otras muchas cosas que no tenían una explicación racional y la mente de Lil comenzó un paseo por los acontecimientos desde la tarde anterior.
La intempestiva llegada de Virgil, su acertada información acerca de sus planes, la manera como fue sacada del pub, el encuentro con Kenny y el cómo fue limpiamente hecho a un lado sin que ella viese a nadie más hacerlo, el viaje en moto, la llegada a aquella casa, y la mujer que la miró con odio. Pero por encima de todo lo anterior, el hecho aterrador de que él parecía saber todo lo que ella pensaba aun sin expresarlo en voz alta, y por último, la traidora reacción de su cuerpo que aún ahora, y a pesar de querer correr muy lejos, no deseaba que él la soltase. Todo este repaso solo sirvió para confirmarle a Lil que había perdido por completo el juicio y emitió un sollozo desesperado mientras se sujetaba de nuevo la cabeza, pero en medio de su desesperación, sintió que Virgil la rodeaba con sus brazos y la hacía apoyar la cabeza en su pecho.