Nos quedamos de piedra. Mi garganta se cierra por unos instantes. Miro pasmada la pequeña estela blanca que hay en la pequeña mesa que se encuentra usando. Él me mira, en sus ojos puedo ver miedo. Su cuerpo está tenso. Aún mantiene sosteniendo el billete enrollado en su mano. Trago pesadamente la saliva que tenía reteniendo en mi boca, de la nada, siento que mi garganta se encuentra seca. Trato de aparentar indiferencia, pero no lo logro del todo. Él suelta el billete y me mira trastornado.
- La puerta estaba abierta. – Comento. Tratando de romper el incómodo silencio en el cual nos hemos sumergido. – Debiste haberla cerrado con seguro si no querías que nadie te viera. – Comienzo a mover, nerviosa, mi pie derecho de un lado a otro y comienzo a mecer mis manos, incómoda.
Jaxon traga saliva y se pone de pie. Mi cuerpo se tensa y sin poder evitarlo, desvío la mirada.
- No le digas a nadie.
Sus palabras me sorprenden. Lo miro a los ojos y solo entonces me doy cuenta de que la mirada aturdida que había tenido hace segundos atrás, ha desaparecido, siendo reemplazada por una seria y sombría.
- Yo... - Balbuceo nerviosa. El miedo poco a poco va creciendo en mi cuerpo. Jamás imaginé que Jaxon, fuera capaz de poder tener esa clase de mirada.
- No le digas nada a nadie. Entendiste. – Repite, con la voz peligrosamente baja. – Si lo haces, no me hago responsable de lo que suceda.
Al escuchar sus últimas palabras, mi mente se pone en blanco y el miedo, que había inundado mi cuerpo, desaparece para ser reemplazado por la furia.
¡¿Me estaba amenazando?!
Ah, no. Él sí que no. No voy a permitir que otra persona me destruya más la vida.
Aprieto con fuerza los puños y lo miro con una seriedad que hace que frunza el ceño.
- Me estas amenazando. – Suelto una risa llena de ironía. – Creo que amenazas a la persona equivocada. – Me cruzo de brazos y lo encaro con la mirada. No voy a dejar que un cretino como él fuera a intimidarme.
- Skylar. – Advierte. No doy mi brazo a torcer y me mantengo con mi postura retadora. – No quiero que nuestra amistad termine por una estupidez.
- ¿Amistad? – Inquiero escéptica. – Alguna vez tuvimos ese tipo de relación.
- Al menos yo sí lo vi de ese modo. Trate de ser amable contigo, pero hay límites. – Se acerca a mi y mi cuerpo se tensa, pero no dejo de mirarlo retadoramente.
- ¿Por qué? – Jaxon me mira sin entender mi pregunta. – ¿Por qué de la nada comenzaste a notarme? Si desde el primer día en que llegué a este vecindario me ignoraste. Como si no existiera.
Jaxon se mantiene callado, sin dejar de mirarme sombríamente. Abre los labios, con la intención de contestar, pero de inmediato los vuelve a cerrar.
- No me digas, ya se. – Alzo la mirada hacia el techo, con la mirada llena de mofa. – Soy tu juguete. Es obvio, sabes que me irritas y por eso te encanta provocarme.
- Skylar, no sabes lo que dices.
- Ahora soy yo la que está mal. No soy yo la que estaba inhalando cocaína. – Escupo sin tacto y él, al escucharme, frunce las cejas, aprieta la mandíbula y me mira sombríamente molesto.
Una parte de mi flaquea, pero inmediatamente me repongo. Alzo la mirada con arrogancia y continúo retándolo.
- Co-como sea. No tenía intención de decirle a alguien sobre esto. – Miro de reojo detrás de él, en donde había estado sentado. – Tus asuntos o tus problemas no me importan en lo más mínimo. Así que no hay razón para amenazarme.
Giro sobre mis talones y me dirijo hacia la puerta. No estoy dispuesta a seguir en esa habitación junto con Jaxon. Siento que en cualquier momento la atmósfera que hay me va a asfixiar.
Apenas toco el pomo de la puerta cuando siento unas manos grandes y duras rodear mi mano, deteniéndola. Giro la mirada sorprendida y me encuentro con la cara de Jaxon a escasos centímetros de mi rostro. Trato de apartarme, pero él reacciona más rápido. Sostiene con fuerza mi mano y de un tirón me jala hacia atrás. Alejándome de la puerta. Suelto una exclamación de protesta, pero él no me hace caso. Con brusquedad, me tira hacia la cama, haciendo que suelte una exclamación.
Apoyo mis manos en la cama, dispuesta a levantarme, matarlo e irme. Pero al sentir como la cama se hunde y encontrarme con el cuerpo de Jaxon sobre el mío, hace que mi cuerpo se tense y que me congele en mi lugar.
Jaxon coloca sus manos a mis costados y pone sus rodillas a un costado de mis piernas. La cercanía es tanta que puedo sentir su aroma.
Me quedo en mi lugar, tiesa como una roca, sin poder mover una sola parte de mi cuerpo. Mi mente se aleja de la realidad y entra en los dolorosos recuerdos del pasado sin que yo pueda impedirlo. Pronto la figura de Jaxon desaparece de mi vista y mi visión se vuelve en una completa oscuridad. Mi respiración se acelera al tener en mi mente un sinfín de recuerdos dolorosos de mi pasado que deseo olvidar. Pronto las lágrimas se van aglomerando en mis pupilas y mi respiración cada vez se hace más agitada.
Siento como unas manos me toman de la mejilla y de inmediato mi mente se quiebra y mi cuerpo reacciona de manera violenta.
- ¡No! – Grito de tal manera que mi garganta arde.