Robert
De no haber estado rodeado de toda esta gente me habría lanzado sobre el chico mugriento que me acusó públicamente del dichoso accidente. Luego esta la tonta metiche que pretende dársela de heroína, no puedo creer que hayan personas tan ilusas de creer que el mundo puede arreglarse tan solo tronando los dedos.
¡Qué estúpida!
— ¡Genaro! – llamo la atención de mi relacionista público — arregla esta mierda antes de que tu puesto se encuentre vacante – el hombre me mira como si me hubiesen salido cuernos.
— Descuide jefe, yo me encargo – me dice de vuelta.
— ¡Gracias!
A este punto ya el tema ha dejado de interesarme así como la pequeña garrapata que se cree la heroína en esta ciudad. Dejo todo en manos de mi empleado y me pierdo entre los guardaespaldas que me siguen como cachorritos.
Sentado frente a mi escritorio repaso de nuevo lo que sucedió con el derrame químico y sus consecuencias, sigo pensando que ha sido una jugarreta porque hasta donde supe todo estaba bajo control y aun cuando la evidencia me inculpa; no encuentro el maldito error. El teléfono suena y respondo sin mirar inmerso en los papeles que tengo enfrente.
—Sr. Parker, la chica se encuentra en camino ¿Qué desea que haga? – pongo los ojos en blanco frente a la obviedad.
— Deseo fervientemente que hagas bien tu trabajo y los mantengas callados Genaro – digo con los dientes apretados al punto del dolor — ofréceles dinero o ¿qué se yo? solo necesito ganar tiempo y descubrir que sucedió en realidad antes de que esto explote…
— Creo que lo del soborno no va a ser posible jefe – miro la pantalla del teléfono por si acaso no estoy hablando con la misma persona — ¿tiene idea de quien es esta chica? – resoplo con cansancio.
— No Genaro, no tengo ni puta idea de quien sea esa chica y ¡créeme, no me interesa en lo absoluto! – grito — ¡lo único que quiero es que arregles esta mierda y punto! – cierro la llamada y me masajeo las sienes tratando de tranquilizarme un poco.
Lo peor de ser un CEO es tener personal inútil a tu alrededor y tener que confiar en ellos. Genaro Roseti es hijo de alguien a quien mi padre aprecia, y aunque no me importa un carajo debo aceptarlo porque de otro modo la empresa siempre estará a nombre de Robert Parker padre quien no necesita un sucesor sino un puto lacayo que haga simplemente su voluntad y afirme sin protestas a cada una de sus exigencias seniles de porquería.
¡Sí que es una mierda!
Vivir a la sombra de la persona que te ha hecho el ser más infeliz del mundo respaldado por la supuesta madre que debe amarte incondicionalmente, es lo peor que le puede suceder a una persona normal o que por lo menos deseaba serlo.
Hoy a mis casi treinta necesito independizarme, pero el maldito viejo ha hecho que se me cierren todas las puertas que he tocado buscando la forma de hacerlo, no estoy seguro que desea de mí, pero lo que sí sé es que no lo obtendrá.
Por el momento me encuentro totalmente desconcertado con el escándalo que tengo en puerta y lo que menos necesito es que mi padre lo sepa ya que estoy completamente seguro de haber solicitado una planta industrial de limpieza residual – como él lo sugirió – y al parecer no han obedecido mis órdenes, pero si de algo me siento totalmente seguro es que el responsable pagará con cárcel este descuido.
***
— ¡Ya te dije que si lo hice! – mi padre se ha enterado y ahora quiere mi cabeza —, si hay algo en este maldito mundo que tengo claro es el obedecerte precisamente a ti – gruño para evitar subir más el tono.
Respiro una, dos, tres veces para sosegarme.
— Bueno querido hijo al parecer no fue tan efectiva tu solicitud, la empresa está a punto de caer en el abismo amarillista del escarnio público y el único culpable eres tu y esa manera tan “evolucionada” de trabajar – solo ingresé hace unos años un sistema computarizado y pagué una fortuna para cargar millones de años de facturas y ventas.
— No fue el sistema Robert, debió haber sido fuga de información o tengo una rata dentro de la empresa a la que debo cazar nada más – escucho su respiración pesada y de fondo la voz de mi madre tranquilizándolo.
— Entonces arréglalo porque no sería bien visto que yo lo hiciera – rechino los dientes ante la amenaza tácita en sus palabras.
Cuelgo, es hora de ponerle las manos encima a la rata y solucionar este problema, salgo de la oficina para dirigirme hacia la sala de recibo donde se encuentra el bueno para nada de mi mano derecha y activar mis encantos para dialogar con la mujercita esa.
— Lilian – la chica se levanta y tambalea un poco por la rapidez — dile a Genaro que retenga la mujer reportera esa que me ha acusado de asesino – asiente como un cachorrito y me dirijo hacia la puerta de los aseos.
Un minuto después estoy saliendo de los baños y caminando con paso firme hacia el sitio donde se encuentra la mujer y Genaro, pero me detengo cuando pronuncia las palabras que me hacen rabiar.
— ¿Muy ocupado o temeroso de que se descubra la verdad?
Maldición debo darle la razón al sujeto, esta mujer puede ser un dolor de cabeza para mi.
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Editado: 14.12.2024