La pobre de Nancy no sabía en dónde meter la cabeza, por lo que acababa de decir su hijo. A decir verdad, temía que eso pasara, puesto que Joshua era un niño vengativo y eso lo estaba haciendo para molestar a Niklas.
Mordió su labio, observando la reacción del hombre que estaba junto a ella. Podía jurar que iba a salir de esa habitación para decir que ayudó a un niño desaparecido y que lo tomaran como un héroe, en dónde solo era un rico narcisista asqueroso como los de su clase.
— No es tu padre, cariño —ella se aclaró la garganta—. El señor tiene que irse, lo hemos sacado de sus labores por hoy. Despídete de él…
— Puedo quedarme un rato más —Niklas sonrió un poco hacia el pequeño—. No tengo más que hacer, regreso en una semana a Londres a menos que las personas que me contrataron indiquen lo contrario.
— ¿Ves, mami?
Nancy asintió, haciéndose a un lado para que la enfermera y el doctor atendieran a su hijo. Ni cuando estaban en Londres, los atendían de ese modo tan rápido. A lo mejor, todo se debía a Niklas, el hombre que estaba a unos pasos de ella, tenía un peso enorme con su apellido, porque ni ella tenía tanto peso.
Eso que había hecho su hijo era un desastre enorme, un despido inminente y ni hablar de que los Lemann iban a dejarla de patas en la calle.
— Ya está —les informó la enfermera—. Por el momento, el pequeño se encuentra bien, ya hemos bajado a la normalidad los latidos del corazón —siguió diciendo—. Fue bueno que el señor Lemann lo trajeran.
— Sí, no es nada —Niklas se pegó más a Nancy, rozándose un poco—. Solo que me asusté por la fiebre de él.
— Es normal cuando no se ha tomado los medicamentos o un buen baño para bajarla —les indicó el doctor—. Si todo sale bien esta noche, se lo podrán llevar mañana a primera hora.
— Muchas gracias.
El personal médico salió, dejándolos a los tres solos. Ella vio con cautela toda la habitación, era sin duda cara, una de esas VIPS, a ella a duras penas la dejaban en una habitación compartida y ahí moría.
— Debes estar muy cansada —Niklas le habló despacio—. Puedes ir a mi hotel…
— No es necesario, creo que debes irte tú —Nancy se aclaró la garganta—. Has hecho mucho por mi hijo. Y lamento tanto que hayas tenido que ver esto… solo no sé cómo sucedió.
— No sé cómo pasó. Los de la guardería deben darte la cara, por lo que acaba de pasar es algo para una demanda —él quería quedarse, así que buscó un tema de conversación—. ¿Es la primera vez que sucede?
— Sí. Joshua jamás había hecho este tipo de cosas, menos en la escuela —ella se quitó algunos botones de su uniforme—. Ni siquiera has podido cambiarte de ropa y es de noche.
— Puedo quedarme esta noche, de todos modos solo iba a quedarme en el hotel por una semana o caminar para conocer la ciudad, algo que puedo hacer durante mis vacaciones —él le aclaró—. Además, Joshua dijo que soy su padre.
— Lo siento…
— Yo no lo siento, mami —ambos adultos miraron al niño—. Él tiene mucho dinero.
— Joshua…
— Es que es verdad. Mira en dónde estoy —el pequeño sacó sus manos de las sabanas—. Gracias, papá. ¿Puedo decirte así? —preguntó rápidamente—. Bueno, no importa, te diré papá.
— Cariño, no hagas eso —Nancy estaba roja como un tomate—. Lo siento, lo siento —se disculpó con Niklas—. No sé qué le pasa.
— Yo no… yo no sé qué decir —Niklas dio unos pasos hacia atrás—. Iré a hablar con la administración en Londres, esto no se puede quedar así como así y más con lo del pequeño.
— Sí, por supuesto. Puedes ir.
En cuanto quedaron solos, ella se tapó el rostro con ambas manos, no sabía ni en dónde meterse, porque eso era lo más cerca que había estado de él de manera privada, puesto que en su trabajo solo se hablaban por protocolo.
— No vuelvas a hacer algo como eso, Joshua —le reprochó a su hijo—. Lo que has hecho es algo imperdonable, posiblemente vaya a prisión.
— Quería a alguien que se quedara contigo —ella vio la mirada de tristeza de su hijo—. Gastas mucho dinero en mí, no es algo que quiero…
— Hemos hablado de que no me importa gastar dinero en ti —ella se sentó a su lado—. Eres mi hijo, hago lo que me pidas o quieras.
— Es que voy a morir…
— No vas a morir, mamá trabaja mucho para que puedas tener pronto un nuevo corazón —sus ojos se llenaron de lágrimas—. Solo un poco más, no es complicado. Tienes que ser un buen niño. Niklas es alguien de mucho poder, eso que has hecho…
— Lo hice porque él tiene dinero, tú necesitas a alguien así para vivir sin mí —el pequeño abrazó a su mami—. Quiero que tengas muchos hijos cuando no esté, mamá —besó su pecho—. Si no tienes más hermanos para mí, vendré en las noches y te comeré.
— No pienses en eso… —cerró los ojos con fuerza, sintiendo sus mejillas húmedas—. Mamá cuidará de ti, verás que vamos a conseguir un nuevo corazón y podrás ver a todos tus hermanitos… y serás el hermano mayor.
— Te amo, mamá —Joshua besó su pecho—. Eres la mejor de todas.
— También te amo, mi amor.
Unos minutos más tarde, su cuerpo temblaba mientras lloraba en silencio, viendo a su hijo dormir. Lo que hizo fue algo de valientes, arriesgando su vida para que ella pudiera quedarse con Niklas, un amor imposible.
Bajó de la cama luego de verificar que él estuviera durmiendo bien, puesto que de antemano conocía a su hijo. Salió al pasillo, viéndolo más desolado que su casa en días de lluvia.
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Editado: 02.09.2024