Todos los asistentes comienzan a caminar hacia la mesa en orden y yo también, cuando soy interceptada por mamá.
Un poco frustrada respiré profundo e hice lo que mi psicóloga dijo, mentalizarme y tranquilizarme.
Debes estar tranquila, no quieres que suceda de nuevo. Eres fuerte.
Respiro profundamente por última vez y entro al show.
Sonrío amablemente, papá ya me había hablado sobre ellos y lo importante que es el señor Olivares para su empresa, así que trato de ser lo más amable posible.
Me sorprende un poco como dice todo con tal ligereza, como si hacer todo eso fuera pan comido, no lo es por nada en el mundo. Papá tardó años en llegar hasta donde está, pero solo por un mínimo error está a punto de perderlo todo y por ello me tengo que casar. Los negocios son un juego cruel
Asiento y me doy la vuelta mientras pienso en lo que me dijo el socio de papá, puedo decir que es feliz en su matrimonio y que ama a su esposa, por cómo la veía cuando ella hablaba sobre sus hijas.
Suspiro y voy a la mitad de la mesa, donde está mi asiento junto a mi prometido y tomo lugar. A los pocos segundos también llega Iván a tomar asiento a mi lado.
Todos asienten de acuerdo y mamá llama a los sirvientes, quienes con la mirada baja comienzan a llegar y servir la comida a todos.
Todos comienzan a comer en silencio, nada se escucha. Excepto los cubiertos en los platos y pequeños murmullos de las parejas.
Mamá sonríe agradecida y orgullosa.
Todos están de acuerdo con lo que dijeron los señores y siguen comiendo a gusto. Cuando todos terminan, mis nervios se ponen a flor de piel porque Iván se pone de pie para hacer la propuesta.
Aunque sé que esto es super falso, no puedo evitarlo. De alguna manera me pongo nerviosa.
Iván alza su copa y con una pequeña cuchara la golpea suavemente para llamar la atención de todos, ocasionando que todos dejen su plática y pongan atención emocionados.
Me quedo en silencio, con la mirada puesta en el anillo, sin poder maquinar nada coherente y con la boca abierta, aun viendo el hermoso anillo, que no había notado que tenía una pequeña abertura del lado derecho.
Siento una pequeña patada por debajo de la mesa que proviene de mi lado izquierdo, por certeza sé que se trata de papá queriendo que me apresure a dar una respuesta.
Todos comienzan a aplaudir mientras Iván desliza el anillo, por mi dedo anular. Una vez que termina se acerca lentamente a mí y toma mi rostro y mis ojos se abren impresionados.
Mientras más se va a cercando mi cabeza trabaja como un tren, rápido y casi oxidado. Su rostro se acerca cada vez al mío y yo me preparo para lo peor cuando sus labios se pegan a los míos y comienza a moverlos de manera lenta y casi romántica, por inercia lo sigo hasta que siento que es demasiado espectáculo y me separo de él.