Todo está oscuro, no sé si es mi imaginación o algo, pero al fondo de toda esta calma escucho una voz, una voz que dice mi nombre.
“No sabes lo mucho que te extraño, Charlotte. Por favor, sé fuerte y regresa a mi lado.”
¿Por qué quiere que regrese a su lado? Mi amor, no me he ido, te lo juro, quiero decirle, pero por alguna razón de mis labios no sale ninguna palabra.
“Te adoro más que vida y no sabes lo mucho que me duele, el tenerte aquí y no poderte abrazar, quiero me veas, que me digas lo mucho que me amas, porque yo también te amo.”
Tan pronto como la voz va desapareciendo, también lo hago yo, todo vuelve a una oscuridad completa, siento como si el agua me estuviera consumiendo y como si mis pulmones comenzaran a implorarme por algo de oxígeno, pero de repente todo desaparece, la sensación de ahogo, el dolor, todo, ante mí aparece un muy bello paisaje, las flores más frescas y hermosas que alguna vez pude haber visto en mi vida, tulipanes, de muchos colores.
La vista me hace agradecer que sea primavera, es una de mis estaciones favoritas, todo está en calma y no puedo evitar caminar por el pasto, el cual se siente muy suave debajo de mis pies, arrugo mis dedos un poco ante la sensación y se siente igual de maravilloso.
Ante la felicidad que siento suelto una gran carcajada, nunca me había sentido tan feliz en mi vida, comienzo a correr por todo el lugar, me siento como una niña otra vez, sin preocupaciones o los miles de problemas que en un principio tuve. Todo es felicidad otra vez.
El atardecer se ve tan hermoso que pareciera que el mismo cielo hubiera tomado un pincel y se hubiera pintado a sí mismo.
el naranja hace un gran contraste con el amarillo del sol que ya está diciendo buenas noches, las luciérnagas se atreven a salir y mostrarme lo bello de su naturaleza con una bella danza. El viento toca mi piel como una suave caricia que pareciera como si me saludara luego de mucho tiempo, nada puede hacerme más feliz que como me siento aquí.
Nada, excepto aquello que me hace pensar en el gran vacío que siento en mí, la voz de aquella persona se repite en mi cabeza, todo lo que alguna vez viví se repite una y otra vez, como aquella vieja película que alguna vez fue la favorita de alguien, como esa canción que no te puedes sacar de la cabeza una vez que la escuchas. Así siento que es mi vida, como una canción que una vez que la repites no paras.
- Debes regresar - escucho una voz a mi lado, una voz muy joven.
Volteo hacia un lado y veo una pequeña niña, a mi versión de la niñez. Ella no me está viendo, solo ve hacia el frente, sin ver nada en específico.
Al principio me sorprendí, ¿cómo era eso posible? No lo entendía, pero tampoco me cuestioné mucho.
- Hola - le digo con una pequeña sonrisa.
- Hola - me mira por un rato y luego regresa su mirada al frente - cuando crezca voy a ser muy bonita - susurra.
- Gracias - le digo enternecida.
- ¿Cómo es el futuro? - me pregunta de repente con su voz infantil, mi corazón se ablanda un poco y mis ojos se llenan de lágrimas.
- Es un poco fuerte - decido hablarle con la verdad - pero en todos los caminos hay dificultades, vamos a conocer a muchas personas en las cuales podemos confiar - le digo con la voz quebrada y mirando al frente - y otras en las cuales no podemos confiar tanto.
- La vida es así - su voz infantil me genera la paz que en algún punto de mi vida necesite - siempre van a haber caídas y muchas veces nos tenemos que levantar por nuestra cuenta, oras veces, habrá personas a nuestro lado que nos podrán dar la mano. Pero así es el juego - termina de decir y se encoge de hombros.
- Así es el juego - repito mirando a unas bellas mariposas que vuelan por el lugar.
El ambiente es tranquilo, lleno de color y paz, el pasto aún se siente bien bajo mis pies y la armonía del paisaje sigue refrescando a mi persona. Todo es perfecto, todo es lo que alguna vez desee para mí y mi futuro. Pero, ¿por qué sigo sintiéndome de esa manera tan vacía?
- Debes regresar - repite mi versión de niña.
- ¿A qué te refieres? - me atrevo a preguntar.
- Por más que creas que este es tu lugar seguro y feliz, no perteneces aquí y muy en el fondo lo sabes. No puedes engañar a tus sentimientos, lo extrañas.
Mucho - la primera lágrima rueda por mi mejilla, sin aviso, sin precaución, simplemente, es libre.
- Aquí puedes llorar, no te sientas mal por hacerlo, es completamente normal. Sé que la vida fue muy injusta contigo - se acercó un poco más a mí - puedes gritar si quieres hacerlo - siguió caminando hacia mí - puedes patalear, está totalmente bien - finalmente tomó mi mano, mientras me miraba a los ojos, mientras que de mis ojos brotaban miles de lágrimas - puedes vivir tranquila, Charlotte - mi respiración se acelera, no puedo respirar, el aire no pasa por mis pulmones y eso hace que mis sollozos se escuchen más fuertes - ¿Charlotte? - me llama.
- ¿Sí? - la palabra apenas y sale por mi garganta.
-No tengo nada que perdonarte, porque nunca fue tu culpa.
Finalmente, me derrumbé, caí sobre mis rodillas, mis manos cubrieron mi rostro y mi cuerpo se sacudió por los sollozos. No podía parar, no quería parar, sin saberlo, esto era lo que mi yo interno quería escuchar, algo que hace mucho tiempo estaba anhelando.
Simplemente, me quedé ahí por mucho tiempo, o así lo sentí yo. La niña se quedó todo este tiempo a mi lado, también de rodillas junto a mí, abrázame y dándome palabras de aliento.
- Debes regresar - una vez más repitió.
- No sé cómo hacerlo y no estoy segura de si quiero regresar - admití lo que estaba atormentando mi cabeza desde que llegué.
El lugar donde me encontraba era tan hermoso que no podía evitar pensar en quedarme, no sufrimiento, no dolor, solo paz, la paz que estuve buscando desde hace mucho tiempo, la paz que siempre me terminaban arrebatando de las manos.