//Desde los ojos de Florence//
El doctor ha terminado de limpiarme y revisarme, efectivamente perdí a mi bebé y no solo eso, perdí mucha sangre. Ahora estoy en la cama, totalmente quieta, sin nada que pensar, sin nada que decir. Daniel trajo comida, pero no tengo ganas de comer, no puedo decir que me duela tanto perder al niño, no lo conocí lo suficiente, un día estaba ahí y el otro no, jamás sentí sus patadas o su corazón, el hecho de pensar en eso me duele, por qué de alguna forma, muy dentro de mí, tal vez si quería llegar a eso, sentirlo crecer dentro de mí, pero eso ya jamás pasará, el doctor dijo que con descanso después podría tener otro bebé, pero... Simplemente no sería él, el que perdí jamás regresará. Respiró profundamente y cierro mis ojos, siento como mis ojos empiezan a querer llenarse de lágrimas y no es momento para eso. Decido sentarme, aún me duele el abdomen, lo toco con mi mano y levanto la mirada, hay alguien recargado en la puerta cerrada, lo veo y no me sorprende.
-¿Has venido por mí?
Le pregunto al hombre de negro que está frente a mí, con su mirada oscura, tétrica, pero tranquilizadora. El sólo me ve fijamente, se separa de la puerta y avanza hacia mí, rodea la cama en la que me encuentro y pasa sus dedos por las flores blancas del florero que se encuentra en el mueble a lado de mi cama, veo con forme sus dedos se acercan las flores como estas se marchitan, sueltan pétalos muertos y se vuelven polvo que se va con el viento. Su expresión tiene un tinte melancólico, como si supiera que es algo normal, pero no por eso agradable. Suspira y me voltea a ver mientras se coloca sus guantes de piel.
-Por quien en verdad venía, ya me lo llevé... (Su voz suena fría y hace eco en la habitación)
-Mi bebé... (Tomo mi vientre mientras digo esas palabras, cierro mis ojos y una lágrima cae por mi mejilla)
-No hay tiempo para lamentos ¿Cierto? (Sus palabras me hacen abrir los ojos de golpe) ni hay tiempo para que estés aquí, postrada sintiendo lástima por ti misma...¿O si? (Se sienta en el borde de mi cama y me ve directamente a los ojos)
-Si intentas darme ánimos... (Suspiró y lo veo con molesta)
-No, pero siendo sinceros, si te quedas aquí, pierdiendote en tu miseria Alexiel ganará... No me compete su batalla y mucho menos sus motivos... Pero un genocidio de la magnitud que ella provocará, a parte de ser mucho trabajo innecesario para mí, será una tragedia para la humanidad... (Me lo dice con toda la tranquilidad del mundo)
Sus palabras me dejan atónita, tiene razón, Alexiel sigue allá afuera y de seguro ya tiene un plan para doblegar los velos a su voluntad, él se levanta y se dirige hacia la puerta
-¡Espera! Pero... Ni siquiera soy inquisidor, ¿Cómo planeas que haga algo? (Le gritó desesperada y el voltea a verme con curiosidad)
-¿Me preguntas tú a mi? ¿Tú? Quién ha enfrentado enemigos más grandes que ella, tú quién has sido pisoteada y reducida... Quién ha enfrentado las peores adversidades sin miedo... Es más... Las has enfrentado gustosa, sin temor a perder la vida... Podría arriesgarme a decir que incluso con ganas de perderla... (Se queda callado viéndome, sabe que movió algo dentro de mí con esas palabras) sal y has lo que tienes que hacer... (Da la media vuelta y sale de la habitación con calma)
Cuando cierra la puerta yo doy un brinco y me precipitó a la puerta para abrirla, pero mi sorpresa aumenta cuando a quien veo es a Hariel a punto de tocar, lo veo y me asomo por ambos lados viendo si veo por donde se fue, pero no hay nada... Sigo con la mano aferrada al pomo de la puerta, dirijo de nuevo mi mirada hacia Hariel que se encuentra frente a mí, está vez pongo atención a su rostro, tiene el labio roto al igual que la ceja y su ojo derecho tiene un poco de verde y morado sobre el párpado inferior. Recuerdo la pelea que hubo entre él y Lucifer, me siento mal que haya terminado así, intenta sonreirme pero su labio se abre de nuevo y hace una mueca de dolor, lo invito a pasar y se sienta sobre la cama.
-¿Cómo te sientes? (Me pregunta con precaución)
-Mal... No te voy a mentir... (Intento sonreír)
-En verdad... lo siento... (Me siento a su lado y me ve con mirada de cachorro regañado) si tan solo hubiera llegado antes... (Deja de verme y se apoya en sus rodillas)
-El hubiera no existe ... (Inhalo profundamente) ya no hay nada que hacer... Perdimos lo que tuvimos que perder... (Volteó hacia él y pongo mi mano sobre la suya provocando que voltee hacia mí) no quiero sonar amenazante... Pero esta vez Alexiel morirá... Te guste o no... (Su rostro se endurece y parece pensar lo que digo, me toma de la mano y la levanta hacia su boca depositando un beso suave en el dorso).
-Me parece justo ... Y... Espero no sonar amenazante pero está vez Lucifer morirá ... (Lo dice mientras se levanta y se dirije hacia la puerta)
-Es un trato... (El corazón se detiene cuando acepto la sentencia de Lucifer, Hariel voltea de reojo, sonríe y sale de mi habitación)
//Desde los ojos de Hariel//
Han quedado sentenciados, Lucifer y Alexiel pagarán por lo que hicieron, no hay otra opción, esto se debe de detener. Camino hacía la habitación donde estaba el cristal de Alexiel, veo los escombros, los muebles rotos, aún hay grandes manchas de sangre en el piso. Me perturba recordar todo lo que pasó, de repente escucho que alguien toca la puerta y eso me hace salir de mis pensamientos, volteó aún con los brazos cruzados y lo veo entrar.
-Hola... ¿Ocupado? (Es Gabriel, se ve cansado)
-Pasa... Te ves mal... ¿Todo bien? (Me acerco a él y poso mi mano en su hombro)
-Sinceramente no ... Estoy agotado... ¿Y tú? No te ves muy bien (me ve con algo de tristeza)
-Yo estoy bien... Pero... (Me quedo pensando en Florence y en como me parte el alma recordar su imagen con la falda de su vestido llena de sangre)