Desperté Queriendo Soñarte

Capitulo 11


Me muevo incómoda, el cuello me cruje cuando volteo mi rostro en busca de una mejor posición, siento la tensión en mi cuerpo y no logro explicarme cómo termine durmiendo en un lugar como este.

Estoy recostada sobre los asientos de tres sillas en el salón de artes, tomo mi teléfono que yace en el suelo cerca de mí y apago la alarma, fueron los cinco minutos más gloriosos y dolorosos de toda mi vida. Hoy fue un día demasiado pesado, hicimos el entrenamiento en el parque (Lo cual se resume a qué me tire en el suelo con Dustin y mi madre gritándome), regresamos a casa, corrí como loca de un lado a otro con Dustin y su silbato detrás de mí. ¿Es de gente normal? Noo, por supuesto que no. Tropecé con la esquina de la puerta estando descalza y mi dedo pequeño del pie se llevó el protagónico, caí al suelo (Otra vez) grite, me levanté, volví a correr y llegué al instituto.

Fue una mañana de locos, literalmente. No creí que mi cansancio fuese tanto hasta que entré a mi clase de física dónde mi profesor dio una bastante profunda charla sobre la vida de Paul Dirac, y escuchar la palabra cuántica salir de su boca tangas veces ocasionó que mis párpados se volvieran pesados a tal grado en el que mi cabeza se tambaleaba y solo imaginaba el poder dormir horas y horas. Terminé pidiendole a Clara al finalizar la clase que me ayudara a conseguir un lugar donde descansar un par de minutos para que mi cerebro trabajar aunque sea un 5% más.

Lo cual me deja aquí, en este lugar lleno de distintas manualidades, instrumentos y demasiado color. Clara al ser la presidenta del grupo de manualidades todos los viernes a las nueve treinta tiene una copia de las llaves del lugar por lo que no fue difícil encerrarme aquí para hacerme dormir, lo que sí olvide fue quitarle las llaves... Bufo levantándome de las sillas y sintiendo un calambre aparecer en mi pierna derecha lo que me hace saltar como loca entre quejidos.

—Lo sé, lo sé, no fue una buena idea, pero lo necesitaba

Me digo a mi misma apretando la mandíbula para calmar el dolor que poco a poco va disminuyendo dejándome una molestia incomoda pero tolerable.

Desbloqueo mi teléfono para llamarle a mi mejor amiga en busca de ayuda, en la barra de notificaciones encuentro un par de mensajes del pelirrojo de ojos café. Son mensajes de ayer en la noche cuando estábamos en un pequeño debate sobre porque prefiero los gatos en vez de los perros mientras que él es todo lo contrario, cabe recalcar que no sirvo para mantener un debate ya que termine con la cabeza contra la almohada sin responder los mensajes. Una persona normal escribiría una disculpa a la mañana siguiente, yo, tuve que darla mientras Dustin me obligó a correr cinco vueltas más según por “Mal educada” pff.

Sonrío, no sé porqué, pero lo hago de una forma extraña. Parpadeo un par de veces y tomo una gran bocanada de aire antes de centrarme en lo que debía hacer desde un principio; Llamar a la castaña.

Marco el número de mi mejor amiga y no obtengo respuesta hasta casi el último timbre, su voz llena el vacío del otro lado de la línea

¿Soñaste lindo?—Pregunta y puedo sentir la sonrisa

Bufo

—Sácame de aquí, ya no me está gustando el muñeco de la esquina...—Susurro lo último como si alguien pudiese escuchar

Cuando entre no me fijé en ese viejo títere con overol y sombrero de paja, está hecho de madera, con cabello de lana café, una sonrisa tiesa y espeluznante en sus bien marcadas y redondas mejillas tres puntos rojos que simulan ser pecas, pero lo peor, lo peor son sus ojos negros que están fijos en un solo punto y de los que tengo miedo de ver y también de dejar de ver ya que ¿Que tal si lo hago y él me observa u observa otro punto? Maldita sea, debo dejar de ver películas de terror.

¿Chip?—La castaña me trae de vuelta a la realidad—Es de Nina, mi compañera, es una ternurita, sí está algo viejo y le falta un retoque... Pero está allí por eso, es nuestra meta restaurarlo. Lo amarás cuando esté listo

Tomo mis cosas retrocediendo sin apartar la mirada del muñeco, dejo que mi espalda toque la puerta y abrazo mi mochila

—Solo sácame antes de que grite que el hijo de una versión ordinaria de Annabelle me quiere matar—Susurro

Las risas de Clara se cuelan a mi lado de la línea, el desespero y la paranoia se intensifican en mí con cada segundo y me molesta que no llegue... Esto me pasa por querer dormir en todas partes.

Calma, ya estoy en camino, nos vemos en un par de minutos—Se despide

—¡No, no me...

Pero cuelga

Y Chip sigue allí, con su aura de maldad alrededor, tal vez lo estoy imaginando... Pero me siento incómoda con esa cosa. Muerdo mis uñas presa del pánico y buscando un método de distracción vuelvo a mi teléfono marcando un nuevo número, a diferencia de la castaña este solo repica casi dos veces antes de la persona tomé la llamada.

—¿Por qué los perros son mejores?—Cuestiono antes de que hable

Son más cariñosos—Responde con un tono de voz demasiado bajo

Frunzo el entrecejo, pero lo ignoro por el momento

—Los gatos también, de hecho, está demostrado que los gatos pueden aprender a hacer cosas que también hacen los perros—Defiendo

Pero bufa

Un perro es más fiel, menos traicionero y más obediente que un gato—Replica el pelirrojo

Vuelco los ojos aunque no me pueda ver

—Un gato es más limpio, menos revoltoso y más tierno que un perro—Contradigo

Un perro... Espera, ¿Por qué estamos teniendo esta conversación por teléfono?

Las palabras se atoran en mi garganta, es obvio que no le puedo decir a Dustin que me escabullí en el receso para dormir en el salón de artes... Es como cuando un alcohólico que está en rehabilitación se toma un shot de tequila sin que nadie lo vea.

¿Delanie, sigues ahí?

—Eh, sí... Estoy en el... Con el profesor de...—Tartamudeo tratando de encontrar una explicación—Estoy viendo algunos libros de literatura inglesa en la biblioteca



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En el texto hay: novela juvenil, amigos y amor

Editado: 20.12.2021

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