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21/Marzo/2005
 

El placer de amarte fue lo más hermoso que pude sentir en la vida, conocerte fue esa pizca que le faltaba a mi estabilidad. Lloro por ti, me dueles, me lastima tu lejanía, porque a pesar de estar conectados, me has roto el corazón en mil pedazos, y los cachos aún suenan en el suelo. Dime qué puedo hacer para ya no suspirar cada mañana al no verte en el balcón, como le explico a nuestra cama que solo estaré yo. Si el mundo me diera una razón de tu existencia, lo único que dijera es el daño que más hecho sentir, me dejaste, así como los pájaros abandonan su nido. Nuestro mascota no se quiere levantar de su pequeño cojín, te extraña, al igual que yo. Sé que estas palabras no te harán cambiar, ni tampoco espero que así sea, porque el amor se te ha marchado, pero no digo lo mismo en mi, porque te amo, te amo de una manera tan explícita y loca que, me niego a no amarte. Es tan difícil despedirme de ti, porque se trata de borrar esa costumbre, de quitar algo que me hizo tan feliz. Llámame, o mejor dicho, aclárame que esto ya se acabó, dime que ella triunfó en tu corazón, y yo, sólo soy una cosa del pasado. Dime sí tan sólo dejé una huella en ti o recuérdame lo que ya no soy y que nunca seré para ti, me está costando decirte adiós, hazlo más rápido, tu indiferencia es innegable.