11/julio/2005
Ya no es novedad encontrarme en el hospital, y mi asquerosa expresión por lo horroroso que es. Ni siquiera le encuentro sentido estar aquí, sé que me voy a morir, además de que el dolor no se marcha, ni se marchará. Me parece preciso adelantar mi destino, esto de estar yendo y viniendo es rutinario, en pocas palabras aburrido. Ahora resulta que no puedo coser, tejer, ducharme sola, y sólo puedo escribir. Estoy debilitada, mi apetito cada vez disminuye, en verdad me encuentro desanimada. Quisiera decir: 'el dolor ya se fue', aumenta como una pelota de nieve. Tengo días medio buenos y otros muy malos.