20/Diciembre/2005
Luces de colores, árboles navideños, olor a galletas horneadas, es lo más acogedor que puedo percibir en este frío invierno. Navidad es una de mis épocas favoritas del año, ahora sólo deseo llegar al día 25, aunque sea con este maldito catéter que me da está oxigenación, a veces suele ser molestoso no poder respirar por mi propia cuenta. Es interesante ver como desmejoro cada día, y como también estoy aprendiendo a soltar, de esa manera ya no me parece tan pesado desmejorar, porque ya no me pesa tu recuerdo, ya no sufro por eso. Sí ya soporté todos estos meses acostada en una cama de hospital ¿por qué no poder aguantar unos cinco días más?
El día de hoy tuve dos sorpresas, una de ellas es que mis viejos amigos volvieron para saludarme y conversar de nuestras viejas pláticas cuando éramos jóvenes, me dijeron que pasaríamos navidad juntos, eso me puso más que contenta, con más razón tenía que aguantar hasta navidad, y la otra sorpresa es que saldré del hospital después de estar casi dos meses, no sé si tomármelo como un alivio, o como una señal de mi deceso. No quisiera pensar en ello, y más en esta temporada, sólo disfrutaré y que pase lo que tenga que pasar. Si este es el fin, ¡qué mejor fin!
Siento que ya me estoy yendo, lo siento dentro de mí, de verdad no estoy segura sí podré escribir la siguiente página, por eso razón me estoy despidiendo, porque mis fuerzas se me están terminando para continuar escribiendo en esta vieja libreta, porque sólo se plasman puros garabatos en esta antigua hoja.
No me llevo nada conmigo, sólo recuerdos para un descanso eterno. Me voy sin odio, con el perdón en la mano, y con la sabiduría de que al final acepté la situación, y que amarte no fue para nada un error, sólo fue el destino haciendo su desarrollo.