Destino

Capítulo 2

Julie

Hoy voy a ir a inscribirme al instituto más cercano. O sea, donde pasé los primeros años de mi vida estudiando y donde me encontraré a Kira. Me levanto de mi cama y voy a ducharme. Cuando termino comienzo a buscar qué ponerme. Escogí un pantalón negro, con una blusa blanca y una chaqueta negra y unas botas que llegaban hasta mis rodillas del mismo color. Tomé mi mochila donde había colocado un cuaderno, bolígrafos, mis guantes y mi teléfono y bajé a la cocina.

-Buenos días- saludé a las señoras que ayudaban con las tareas domésticas.

Me senté en el solitario comedor y comencé a desayunar. Cuando terminé, llevé mi plato al fregadero. Después de despedirme salí de la casa. Saqué mis guantes y mientras me los colocaba Kira salió de su casa.

-Hola- gritó.

Terminé de ponerme mi casco y me subí a mi motocicleta, recordé la dirección del instituto y comencé a manejar hacia allí. No puedo permitir que Kira o cualquier otra persona muera por mi culpa. Cuando llegué a mi destino, me estacioné junto a otra motocicleta y en ese momento alguien gritó mi nombre.

-¡Juliet!- reconocí la voz de Kira.

Voltee hacia atrás y vi cómo se bajaba de un auto y venía corriendo hacia mí.

Me bajé de mi moto y comencé a caminar hasta la entrada. Entonces sentí cómo alguien sujetaba mi mano, me detuve y vi quien era.

-¿Por qué me estás evitando?- dijo Kira.

-No quiero hablar contigo- respondí fríamente.

-¿Qué quieres decir?- me solté de su agarre.

-Tú y yo no somos amigas. No eres más que una extraña para mí, ¿por qué hablaría contigo?- después de eso caminé un poco y me detuve un momento. Necesito respirar. Continué mi camino y las personas me observaban.

Observé el lugar, era realmente parecido al de mis pesadillas, literalmente. En eso un hombre se acercó a mí. Lucía como el típico playboy que quería ligarse a las nuevas.

-Preciosa, ¿puedo ayudarte en algo?- sonreí falsamente.

-Oh, cariño, es justo lo que necesitaba- digo con sarcasmo. -¿Puedes decirme dónde está la dirección?- cuestioné.

-Te puedo llevar si me das tu número- respondió.

-Entonces creo que la buscaré por mi cuenta- rodeo su cuerpo y camino alejándome de él.

Escucho unos pasos rápidos que acercándose a mí y camino un poco más lento.

-No es necesario hacer eso, te llevaré- asentí y comenzamos a caminar.

-¿Cuál es tu nombre?- preguntó.

-Juliet- respondí.

-Es un bonito nombre, digno de tu belleza- reí.

-No es necesario que hagas estas cosas, realmente no tengo el propósito de estar con una persona, ni siquiera por lo que dure tu interés en mí- dije.

-¿Soy yo o alguien te rompió el corazón?- contestó.

-Estás equivocado. Nadie ha roto mi corazón y realmente no espero que tomes esto como un reto para ti, así que, por favor, no intentes nada conmigo- sonreí falsamente.

-Bien, será una lástima, quería presumirle a William que mi novia era más bonita que Kira- dijo y muerdo mi labio inferior.

-¿Falta mucho para llegar?- pregunté.

-No, es aquí- señaló una puerta.

-Gracias- respondí.

Toqué la puerta varias veces y una voz femenina me dijo que pasara. Abrí la puerta y entré. El lugar era común. Sencillo y agradable.

-Buenos días, señorita Martin- saludó.

-Buenos días- me acerqué más a su escritorio.

-Tome asiento, por favor- dijo.

-Gracias-

-Es un gusto tenerla de nuevo en nuestras instalaciones, aquí tiene su horario- lo tomé y ella continuó –El recorrido se lo dará Sebastian, es nuestro orgullo, tiene el mejor promedio del instituto- Un cerebrito, sonreí.

Tocan la puerta y giro mi rostro observándola.

-Adelante- respondió la directora.

Sebastian no lucía como una persona que tiene el mejor promedio. Me sorprendí cuando entró y tuve la sensación de que ya lo había visto, sin embargo, no era así. Cuando se acercó mi cabeza comenzó a doler tal y como había pasado el día anterior. Fruncí el ceño por el dolor.

-¿Se encuentra bien, señorita Martin?- cuestionó.

-Julie, sólo dígame, Julie- respondí.

No me gustaba que me llamaran por mi nombre completo ni por mis apellidos.  

-Está bien, Julie, él es Sebastian- me puse de pie.

-Supongo que es momento de comenzar el recorrido- dije.

-Si- él abrió la puerta y me cedió el paso.

Salí de la habitación y mi cabeza aún dolía un poco. Su presencia me resultaba incómoda y realmente odio sentirme así. Creo que después de todo, todavía no me acostumbraba a estar tan cerca de las personas y no es que quisiera. En mi antiguo instituto a veces enfermaba de tener que soportar el contacto con las personas. La muerte de mis padres no ocasionó eso, lo que ocurrió los siguientes años a eso, fue el detonante para que eso ocurriera.




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