Destino

Capítulo 9

Julie

Las clases siguientes pasaron muy rápido. Sentí la mirada de todos en cada uno de mis movimientos, lo cual me hizo sentir incómoda y sé que era por lo que pasó en la cafetería. Adonis de vez en cuando también me miraba y sonreía. ¿Acaso nadie sabe dejar de acosar a las personas en este lugar?

-Tranquilízate un poco, tus ojos están cambiando de color- escuché la voz de Adonis. Saqué mi teléfono de mi bolso y era verdad. No se notaba mucho, pero estaban tornando un color gris.

-¿Por qué pasa esto?- cuestioné.

-Cuando una persona va adquiriendo el poder de dominar algún elemento, sus ojos reflejan las emociones. Aunque esto pasa cuando son tan sólo unos bebés, supongo que es porque creciste como humana- cerré mis ojos y respiré profundamente.

-¿Y por qué a ustedes no les cambian?- cuestioné, pero luego recordé los lentes de contacto.

-Cuando sales de Imvelo tienes que usar los lentes de contacto. Bueno, nosotros los usamos la mayor parte del tiempo- dijo.

-¿Por qué?- pregunté.

-Al ser parte de la realeza no podemos dejar que los demás descubran nuestras emociones- respondió. ¿Realeza?

-Te contaremos todo, te lo prometo- dijo y la campana sonó. Finalizando las clases del día.

Asentí y recogí mis cosas. Salí del aula y caminé a la salida. Cuando llegué al estacionamiento, me subí a mi motocicleta y tomé mi casco, me lo coloqué al igual que mis guantes y antes de encenderla apareció Sebastian. Su cabello levemente ondulado y perfectamente peinado, era digno de admirar. Su sonrisa blanca no ayudaba en nada.

-Veámonos en nuestra casa- dijo y yo asentí.

-En la noche iré, tengo algo que hacer- respondí, su cara mostraba preocupación.

Encendí mi moto y comencé a manejar a las oficinas del padre de Kira. ¿Acaso él también estaba loco? No había pensado en eso. Cuando llegué me estacioné y quité mi casco. Caminé hacia dentro y pregunté por el abogado Anderson, me permitieron el paso. Tomé el ascensor y subí al piso de su oficina. La secretaria de la vez anterior me permitió la entrada y el padre de Kira me recibió alegre.

-Toma asiento, por favor- dijo señalando los sofás.

Me senté y él se sentó en el de al lado. Sirvió una taza de té y comenzó a hablar.

-Mientras buscaba todos los papeles de la herencia encontré este documento- tomé el folder y lo abrí. Comencé a leer.

-¿Qué es esto?- dije sin poder creer lo que decía.

-Es un contrato de matrimonio- respondió obvio.

-Pero, esto no puede ser posible- mordí mi labio.

-Tus padres firmaron eso cuando naciste- respondió.

Leí la nota del final. Si la parte A, Juliet Scarlett Martin, no acepta contraer matrimonio con la parte B, Sebastian Akram Bennett, todas las pertenecías de la familia Martin serán para la familia Bennett.

-Tengo que irme- dije parándome.

No entiendo por qué mis padres firmaron eso. Y ellos lo sabían. Por eso me observaban mal cuando estaba con Adonis. Pero no quería casarme. No podía casarme y tampoco quería perder las cosas de mis padres. Monté mi motocicleta y me coloqué el casco y comencé a manejar. La velocidad era un poco más arriba de lo normal, pero tenía que tranquilizarme. Cuando me acerqué al cementerio bajé la velocidad hasta que finalmente me estaciono. Quito mi casco y comienzo a caminar a la tumba de mis padres. Observo la lápida. Si se supone que soy “eso” ¿ellos también lo eran?

-¿Por qué nunca mencionaron el compromiso?- cuestioné aunque sé que no habría respuesta.

Ahora me doy cuenta que realmente no conocí a mis padres. Pero, ¿qué tanto puedes conocer a alguien a los 7 años? No sé cómo voy a soportar todo esto y no sé qué es lo que tengo que hacer. No puedo aceptar ese matrimonio o todos ellos morirán, sin embargo, al negarme perderé todo lo que tanto habían luchado por conseguir. El cielo comenzó a nublarse y el viento soplaba con más intensidad. Regresé a mi moto y manejé hasta la casa de los Bennett. Necesitaba respuestas y creo que sólo ellos podrán dármelas en este momento. Cuando bajé de la motocicleta comenzó a llover, caminé y toqué el timbre. El agua comenzó a humedecer toda mi ropa y abrieron la puerta. La cara cara de Sebastian mostró sorpresa y se hizo a un lado dejándome pasar. Mi cabello comenzó a pegarse a mi rostro.

-Espera un momento- dijo y se alejó de donde estaba.

-Ten- dijo tendiéndome una toalla.

Comencé a secarme y él observaba cada uno de mis movimientos. Su mirada fija en mí hacia que me sintiera segura, pero a la vez me ponía nerviosa. Recordé que traía su chamarra puesta, así que comencé a quitármela. Mi ropa no estaba tan mojada, pues la chaqueta de Sebastian lo impidió.

-Siéntate. Traeré un poco de café- dijo tomando la chaqueta.

Me senté en uno de los sofás y escuché pasos en la escalera, voltee hacia allí y vi a Adonis bajaba.

-Sebastian, ¿quién era?- gritó y reí.

-Creo que necesito escuchar muchas cosas de su parte- dije y él se sobresaltó.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.