Punta Dorada, enero-febrero 2012
Alfredo Capobianco aparte de un excelente asistente, se había convertido también en un buen amigo de Giulio, pero había momentos en los que quería ahorcarlo como en el presente. Él entendía que Giulio estuviese molesto, pues las obras de la nueva sede del Consorcio se habían atrasado mucho, pero si lo habían hecho era por dos motivos, el primero, que Giulio a su regreso había incluido algunas modificaciones de importancia, y en segundo, porque la situación general del país había generado algunos problemas con las importaciones, de manera que algo que se suponía debía estar concluido a finales de julio o principios de agosto pasado, aun no estaba en funcionamiento y Giulio estaba vomitando su ira en contra de los jefes de los distintos departamentos de la división de proyectos, y aquello aparte de desagradable, era peligroso, ya que se suponía que él era Gianmarco Del Prete y los mencionados jefes, con excepción de los Rossi que se habían incorporado hacía muy poco, no estaban precisamente contentos con que aquel desconocido muchachito los estuviese insultando.
Luigi no tendría por qué estar en aquella reunión, pero su jefe había sido inconvenientemente hospitalizado de emergencia con una apendicitis y nadie quería ir a la mencionada reunión, y eso que pensaban que sería con Nino, de manera que Luigi asumió la responsabilidad de asistir y ahora Giulio lo miraba con la clara intención de hacerlo polvo. No obstante, y aunque Giulio no fue más agradable con él, posiblemente la intervención de Luigi le había evitado mayores problemas, y a Arnaldo Rodríguez, uno de los ingenieros de proyectos conocido por su mal carácter, de unos mucho mayores, porque Rodríguez tenía todo el aspecto de estar pensando en acomodarle un buen puñetazo a Giulio. Sin embargo, Luigi se aguantó el chaparrón en silencio y cuando Giulio terminó de decirle hasta del mal que iba a morir y de amenazarlos a todos con echarlos si en verdad no entregaban la obra en una semana, pudieron marcharse.
Aquella había sido una pésima idea, porque si aquel infeliz se había salvado de Giulio, no lo haría de Luigi, y la diferencia entre ambos era que si bien el primero tenía mal carácter, el segundo era volátil, sanguinario y su probado sadismo solo se mantenía bajo control gracias a la terapia psiquiátrica, pero si alguien tenía la mala fortuna de molestarlo, podía irle muy mal, algo que el desdichado ingeniero comprobaría con mucho perjuicio para su persona.
Normalmente los GE no iban a todas partes con sus objetivos cuando estaban en casa, pero fuera de ésta sí lo hacían, aunque estuviesen en una de sus empresas, y en el caso de los custodios de los Rossi y conociéndolos, se habían movido con rapidez o el ingeniero habría sido masacrado por Alfredo y por su hijo Ignacio, por el imperdonable crimen de insultar a un Del Piero y a un Genovesse. No obstante, en el caso de Hans que caminaba tras Luigi, se vio empujado por este y los pocos segundos que demoró en recuperar el equilibrio, los empleó el furioso individuo en contra del ingeniero, y cuando Hans logró separarlos, el hombre sangraba profusamente no sabían exactamente si por la nariz, la boca o ambas, y se sujetaba el estómago. Los Rossi habían dejado de vociferar improperios en contra del individuo y de sus GE cuando habían visto el ataque de Luigi, pero mientras los miembros del grupo de seguridad, y los demás que habían sido testigos del hecho, tenían expresión de consternación, ellos la tenían de enorme satisfacción. Hans sacó a Luigi de escena y le tomó algún tiempo lograr que recuperase la calma, después de eso mandó a traer un café y se quedó con él hasta que estuvo seguro que no iba a cometer ningún disparate.
Los compañeros de Hans, y aunque no lo decían, pensaban que el pobre sujeto tenía el peor trabajo del mundo, pero si bien era cierto que Luigi no era ninguna joya, en los últimos tiempos y desde su llegada a Punta Dorada, no había dado problemas. En el trabajo y salvo por algunos altercados de orden laboral, no había tenido inconvenientes y se llevaba muy bien con todos, algo natural, porque dada su experiencia en Seven, estaba acostumbrado a tratar no solo con muchos empleados al mismo tiempo, sino con público en general y solía desplegar un encanto tan natural que la gente enseguida se sentía identificada con él, al igual que sucedía con su hermano Nino, la diferencia entre ambos era que Luigi evitaba el contacto físico mientras que Nino era lo que todos llamaban empalagoso, de modo que todos sus compañeros iban a sorprenderse mucho cuando se enterasen de lo sucedido.
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Editado: 27.03.2022