Punta Dorada, julio 2013
No todos los niños que Luciano, o algunos otros de sus compañeros, habían recogido de las calles, habían ingresado al programa, pues en principio, primero eran llevados a una propiedad aledaña a la base, que Luciano había adquirido con el fin de dar albergue a aquellos chicos y que no siguiesen en las calles, pero como se dijo, no todos terminaban en el programa, y aun los que lo hacían, no necesariemente lo hacían como agentes de campo, pues no todos ellos mostraban las aptitudes requeridas, pero no por eso eran expulsados, ya que podían ser portadores de otras habilidades. Por lo anterior, había entre ellos excelentes mecánicos, ingenieros, profesionales en áreas administrativas o financieras, que eran, éstos últimos, los que generalmente se encargaban de analizar cuidadosamente la información que les era remitida por los informáticos y que terminaba en forma de pulcros informes que aligeraban el trabajo de las cabezas que tonaban las decisiones en el Consorcio Del Piero. De manera que si bien los agentes de campo en todas sus versiones, seguían teniendo sobre sus hombros la mayor responsabilidad por la seguridad de la familia y el Consorcio, su trabajo se sustentaba sobre las bases de un enorme equipo humano altamente calificado en las más diversas áreas. No obstante, la división estrella de esta organización era sin duda la de informática, porque estos incansables muchachitos vivían literalmente pegados a sus ordenadores recopilando ingentes cantidades de información, misma que había ayudado a resolver o incluso a evitar desastres de grandes proporciones.
Mauro Paoli y Favio Bernardi eran los ídolos de éstos chicos, seguidos muy de cerca por Misael Conti, pero a últimas fechas, tanto Aniello Dascoli como Yuri Geltzer, habían adquirido casi el mismo estatus y más el último que el primero, el problema con este sujeto era, o al menos así lo consideraban algunos de sus compañeros, que era tremendamente entrometido y no había casi nada que no supiese. Como ya se ha dicho, ellos manejaban mucha información y casi todos eran perfectamente capaces de procurársela con un esfuerzo relativamente poco, aunque naturalmente había algunos con otras especialidades igualmente útiles, pero el caso de Yuri era extremo, debido a la indecente facilidad que tenía para accesar a casi cualquier red por protegida que ésta estuviese.
Cuando se conformó el Alfa 5 y Yuri fue asignado como el informático del mismo, los únicos que lo conocían bien eran Gino y Martino, debido a que habían formado parte del mismo grupo BA, pero más recientemente y cuando Luciano lo había puesto a trabajar con Mauro y Favio con motivo de la investigación acerca de quienes perseguían a Damila, Mauro y Favio tuvieron oportunidad de notar que el chico aquel no se conformaba con hacer el trabajo que le asignaban, sino que siempre iba más allá, de modo que por la naturaleza de las informaciones que manejaban, decidieron tener una extensa charla con él.
Mientras la mayoría de los informáticos manejaba información compartimentada y casi siempre se circunscribían a lo que su grupo estuviese investigando, Mauro y Favio sabían con exactitud todo de todos, y como notaron que Yuri era tremendamente parecido a Misael, fue que decidieron conversar con él, y participárselo a Luciano precisamente a raíz de que el entrometido éste había dado accidentalmente, como había dicho, con la Operación Fantasma.
Si la conversación con Mauro y Favio no fue especialmente agradable, la que sostuvo Yuri con Luciano lo fue mil veces menos, porque éste le advirtió en los términos más precisos, que terminaría sus días en un calabozo si tan solo pensaba en lo que ahora sabía, y mejor ni hablar de lo que le sucedería si alguien más se enteraba por su causa.
Luciano se dio por satisfecho, y hasta la fecha el chico no solo no había mencionado el asunto a nadie, sino que había ayudado a Mauro y a Favio a crear un sistema mucho más efectivo y que impidiese a sus propios compañeros acceder a la información de la existencia y las actividades del AF.
Todos en el grupo sabían que la segunda afición de Mauro, después de los ordenadores, eran las universitarias, de manera que cuando no estaba frente a sus equipos, con toda seguridad estaba en la cama con alguna chica y no precisamente durmiendo, de manera que Yuri rio, aunque dejaría de hacerlo muy pronto.
No obstante, y si bien los había sorprendido la interjección, se sorprenderían aun más a continuación.
Favio había mirado en forma automática hacia el monitor de Yuri, mientras que Mauro se preguntaba qué había encontrado que lo hiciese llamar a Luciano de aquella manera, pues habitualmente y suponiendo que cualquier informático hallase algo sospechoso o potencialmente peligroso, primero se lo hacía saber a alguno de ellos que eran los que decidían si debían informárselo a Luciano o corroborar la información antes de eso. Sin embargo, en cuanto vieron de qué se trataba, entendieron la urgencia del chico y que se saltase el decírselos primero.