Destino de Sangre (libro 12. La Boda)

Cap. 28 Regalo de bodas

 

Punta Dorada, julio 2013

Kelly había hecho su mejor esfuerzo por congeniar con todos los miembros de la familia, y aunque no estaba muy segura aun con Domenico, porque con aquel individuo  nunca se podía estar seguro de nada, al menos ella podía conversar con él sin que hubiese mayores problemas, y en aquel momento lo estaba felicitando por los trabajos del club.

  • Aunque no conozco el de El Valle, estoy segura que este es mucho mejor, Domenico
  • Gracias tía, pero en realidad quien merece las felicitaciones es Luigi, porque él es el artífice real de todo lo que ves
  • Y no le estoy quitando mérito, pero fue tu idea y eres tú quien administra este lugar
  • Eso también es cierto, pero funcionaría mejor si él trabajase aquí, el problema es que tío Ángelo no parece entenderlo

Aquella era una velada insinuación para que ella se sumase a su causa, era una vía poco común tratándose de un Del Piero el que acudiese a una mujer para conseguir algo así, pero Domenico le llevaba ventaja a sus parientes, pues a diferencia de éstos, él siempre había sabido que algunas mujeres podían ser un arma si se sabía cómo utilizarlas, y sin duda aquella era una muy poderosa al menos con respecto a su tío. Lo que Domenico se había perdido, era que sin bien lo anterior podía ser cierto, no era una verdad menos grande que Kelly no era tan fácil de manipular.

  • No te menosprecies, Domenico, eres inteligente por derecho propio y perfectamente capaz de administrar este club y diez más como este, porque a pesar de que ahora resides oficialmente aquí, sé que sigues llevando las riendas de Seven – dijo para sorpresa de él – Y con respecto a Luigi, y aunque sé que se llevan muy bien y que te gusta trabajar con él, cuando queremos a las personas, y también sé que este es el caso, siempre nos hace felices el que nuestros seres amados lo sean, y no es un secreto para nadie que Luigi está feliz con lo que hace ahora, porque él mismo dijo que finalmente había encontrado su propósito y aquello para lo que había nacido, aparte de que recientemente fue ascendido a un cargo de mucha responsabilidad dentro del consorcio. De manera que no, Domenico, no es Luigi quien te hace falta para hacer lo que ya haces muy bien

Domenico la miró con seriedad durante varios segundos sin decir nada, mismos que los que escuchaban estaban en tensión y esperando cualquier cosa de aquella cabeza, pero finalmente exhibió una sonrisa que Kelly conocía bien, pues todos ellos parecían compartirla.

  • De acuerdo tía, gracias – le dijo y le ofreció su brazo – Y ahora, puedes acompañarme a un recorrido por las instalaciones, porque no las conoces en su totalidad y ciertamente pocas personas tienen el privilegio de hacerlo del brazo de su creador

Si bien Kelly aceptó su brazo, también captó una mirada no de advertencia, pero sí de agitación por parte de Bianco, de manera que le sonrió a Domenico.

  • Aunque me siento no solo tentada a seguirte, sino muy honrada, tendremos que dejarlo para otro momento, porque el señor abogado comenzará a vociferar mi nombre si no vuelvo a la mesa, pues en breve va a servirse la comida – le dijo – ¿Me acompañas tú? – agregó y Domenico rio, pero fue con ella para alivio de todos

No era que Domenico estuviese en posición de hacerle ningún daño, pero por algún motivo a nadie tranquilizaba aquella cercanía, especialmente, porque no habían olvidado la opinión que él había sustentado acerca tanto de la madre como de la hija.

Entre tanto Ángelo conversaba con los Rossi, pero dejó de prestar atención a lo que le estaba diciendo Enzo y miró en la dirección que lo hacían Enrico y Pietro; ambos miraban a Don Guido y Ángelo prestó atención, pero en ese momento Enrico intentó sujetar a su hijo Franco que acababa de pasar a toda velocidad y casi lo derriba. Sin embargo, Enrico no solo no pudo cogerlo, sino que cayó indecorosamente cuando Gianni, Amelia y el tranquilo Alfredo lo empujaron con la evidente intención de darle alcance al fugitivo.

  • ¡Giancarlo! – exclamó Ángelo al tiempo que los distintos Rossi gritaban a sus tiernos retoños

Pero los que no estaban viendo al grupo, sino que habían intentado detener a Franco, casi le caen todos encima a Don Guido, ya que aquel terremoto saltó por encima del anciano y nadie sabía muy bien cómo había hecho eso.

  • Scusa nonno – había dicho el chico mientras pasaba por encima de su cabeza
  • ¡Francesco Daniel! – siguió gritando Enrico

Piero, Lisandro, Cristian y Bianco, que ya estaba de vuelta con Kelly, sujetaron a los perseguidores, pero nadie pudo darle alcance a Franco.

  • ¿Qué demonios sucede con ustedes? – preguntó Ángelo
  • Traidores – estaba diciendo al mismo tiempo Gianni mirando mal a sus captores
  • ¡Gianni!
  • Es culpa de Franco, tío – intervino Amelia
  • Aunque puedo creer que ese pequeño individuo sea culpable de cualquier cosa – dijo y era bastante cierto, porque en su opinión podía serlo desde robarse un trozo de pastel hasta colocar una bomba nuclear – ¿Pero de que estamos hablando exactamente? – preguntó no muy seguro de querer enterarse




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.