Punta Dorada, octubre 2017
Los miembros del GA en general dormían muy poco, pues aparte de acostarse casi siempre muy tarde, solían levantarse entre las cuatro y las cinco para hacer ejercicio y era por eso que cuando no tenían guardia nocturna, aprovechaban para dormir tan temprano como pudiesen. Aquella mañana los primeros en llegar al Gym se sorprendieron poco al encontrar a Luciano allí, y se alegraron mucho menos porque hacer ejercicio con él era algo análogo a pasar por una trituradora, de manera que se sintieron afortunados cuando finalmente se marchó y ellos seguían enteros.
Después de bañarse y rasurarse, Luciano salió del baño, pero se encontró con que ya a aquella hora tenía una visita.
A Luciano le tomó poquísimo tiempo concluir que lo que le sucedía a Franco, era que siendo el entrometido que era, estaba perfectamente al tanto de lo que se había discutido la noche pasada y tomó nota mental de mandar a hacer una revisión adecuada para bloquearles el acceso a los niños a las reuniones que se efectuaban en el comedor como habían hecho con el despacho de Ángelo, porque una cosa era que escuchasen cosas sin importancia, aunque estas no fuesen para sus oídos, y otra muy distinta que lo hiciesen con otras que revistiesen gravedad o peligro, y aunque lo de esta ocasión no calificaba como ninguna de las dos cosas, era mejor estar preparados.
Aquella conversación puso del peor humor a Luciano y no por el contenido de la misma, sino porque aquel trato distante lo incomodaba mucho.
Las clases ya se habían iniciado desde hacía más de dos semanas y los únicos que no lo habían hecho eran los gemelos y Giuliano, porque Giulio siempre encontraba una excusa para que no fuesen. Sin embargo, o bien Damila se hartó o a él se le acabaron los motivos, pero lo cierto era que aquel día los niños finalmente iniciarían sus actividades en el preescolar. Giuliano y Pierangelo estaban muy emocionados, pero la gemela se quejaba de que tenía sueño y el padre de la criatura estaba furioso.
Solo Giulio podía pensar que aquello podía ser cierto y compuso expresión de horror, pero sirvió para que se tranquilizase, aunque eso no iba a durar mucho. Otro que no estaba especialmente feliz era Ángelo, y aunque no lo estaba expresando con el escándalo de Giulio, lo hacía mirando mal a su mujer.
Los mayores comenzaron a levantarse pues ya era hora de partir, así que Damila bajó a la gemela de la silla mientras Giulio bajaba a su hijo y Fredo al suyo. La mayoría se había despedido de Ángelo y Kelly con las prisas de costumbre y los últimos eran sus nietos.
A Kelly siempre le había llamado la atención que los niños tuviesen dificultades para construir oraciones en castellano, pero que no tuviesen prácticamente ninguna para hacerlo en italiano. Los niños se despidieron también de Ángelo y por último se acercó la gemela.
#10616 en Otros
#1727 en Acción
#2257 en Novela contemporánea
mafia familia venganza, secreto descubierto, violencia lealtades
Editado: 28.07.2022