Punta Dorada, enero-julio 2018
Después de la partida de Franco, los miembros de su grupo estaban tan tranquilos que Ángelo comenzó a pensar que estaban enfermos, pero cuando finalmente entendió que lo solo estaban tristes, enfureció. Sin embargo, ya no había marcha atrás y tuvo que ajustarse no solo a los hechos, sino a que ese año sería terrible, ya que las criaturas en verdad parecían decididas a mortificarlo, pues comenzaron los líos de faldas.
No se trataba de que aquello fuese nuevo para Ángelo, pero precisamente al recordar de quién era hijo Gianni, por ejemplo, y aunque no lo supiesen con precisión, lo hizo temer por su cordura. En el segundo trimestre del año recibió una citación de la escuela y fue la primera vez, desde que se había hecho cargo de Gianni, que quiso ahorcarlo.
Antonio compuso expresión de consternación, porque independientemente de lo que se tratase, estaba bastante seguro que sus angelitos estarían involucrados, de manera que hasta tenía miedo de preguntar.
Sin embargo, en realidad no se dirigía a ella, sino hacia la puerta, y al parecer no tenía intenciones ni de decirle nada.
El tono, y el hecho de ser llamado por su nombre, finalmente lo detuvieron, así que hizo su habitual cuenta en reversa y se giró.
Kelly compuso expresión de preocupación, porque lo normal era que los citaran, pero no de manera inmediata, así que ella pensó, y como era lógico, que alguno de los niños había sufrido algún accidente.
Sin embargo, ella no lo escuchó y unos minutos después bajó y partieron; pero mientras Ángelo iba de un humor asesino, ella iba tan preocupada que Bianco tecleó a toda prisa un mensaje para Dinka que era el jefe del grupo de seguridad de los niños, ya que Gianni era el Del Piero mayor, y aunque si hubiese sucedido algo grave él lo sabría, quiso asegurarse.
Bianco se preguntó cómo era eso posible, y no porque las criaturas en general no viviesen metidos en líos, sino porque Dinka lo calificase de enorme y que él no hubiese podido evitarlo, lo que por el camino corto lo pondría en vías a un calabozo en cuanto Luciano se enterase. Pero dejó eso de lado y miró a Kelly.
Ella se lo agradeció, pero como la expresión de Ángelo seguía siendo tormentosa, decidió no decir nada y esperar. En cuanto llegaron a la escuela los condujeron al despacho del director, algo que tampoco era usual, pues por lo general quien los citaba era el profesor o profesora que ostentase la jefatura de la etapa que cursaba el agresor.
Kelly casi empujó a su marido, pues estaba segura que iba a decir alguna otra barbaridad.
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Editado: 28.07.2022