Destinos Cruzados

Capítulo 10

─Arréglate ─Aidan irrumpió en mi cuarto.

─ ¿Para qué?

─Iremos a mi trabajo.

Resoplé.

─No gracias, prefiero quedarme aquí.

─No te estoy preguntando si quieres.

─ ¿Qué? ─levanté una ceja─. ¿Es una orden?

─Tómalo como quieras, pero de que irás conmigo, lo harás ─repuso decidido─. Así tenga que llevarte cargada en mi hombro.

Eché una carcajada.

─Eso no pasará.

─Como quieras, quizás que te devuelva esto tampoco pasará ─me sonrió con esa engreída y exasperante sonrisa suya, sacudiendo mi celular en su mano antes de salir de mi habitación.

─Tienes que estar bromeando ─gruñí frustrada y salí de la habitación─. ¡Aidan! ─grité furiosa.

─ ¿Sí? ─respondió con cariño, mirando por la ventana como si nada.

Fui directo hacia él, quien ahora tenía mi celular en el bolsillo trasero de sus jeans.

─Me gustaría mi celular de vuelta, ahora ─mantuve mi mano, con la palma hacia arriba, esperando que él cuidadosamente lo coloque en ella.

Pero con Aidan nunca era tan fácil.

Regresó a verme con el ceño fruncido, buscó el aparato en su bolsillo trasero y lo mantuvo frente a él.

Lo miró y luego me echó un vistazo a mí con sus brillantes ojos.

─ ¿Es esto lo que quieres?

Fruncí mis labios y puse mis ojos en blanco.

¿Él realmente iba a jugar este juego conmigo? ¿O simplemente estaba rogando que le dé un golpe en su entrepierna?

Tomó hasta la última parte de mi autocontrol para no tirarlo contra la pared.

─Sí, Aidan ─respondí, casi gruñéndole.

Sus labios formaron una sonrisa impresionante que hizo que quede hipnotizada.

Lo odiaba por eso.

─Bueno, entonces, aquí tienes ─lo inclinó hacia mí.

Inhalé a la espera, pero lancé un suspiro de rabia cuando lo levantó alto.

A veces odiaba ser tan pequeña.

─Pero no antes de que prometas venir conmigo ─añadió inmediatamente.

Clavé mi mirada en sus ojos color caramelo, desafiándolo, pero me di cuenta que él no cedería.

─ ¡Eres tan difícil! ─sentí como mis dedos se relajaban en un puño por la ira que me invadía. Aidan vio eso y lo tomó como una oportunidad para hacérmelo aún más difícil.

─Ten cuidado, no vayas a hacerte daño.

Exhalé frustrada.

No tenía tiempo, ni ánimos para discutir.

─Bien, iré ─acepté vencida─. Pero que te conste que la pagarás caro, Madden ─lo amenacé─. Ahora devuélveme mi estúpido celular.

Él me lo devolvió y comenzó a reírse.

─ ¿Ahora qué? ─dije cansada.

─Nada, solo pienso que estás un poco intensa por la frustración que sientes porque lo que pasó en el sillón no llegó a más y te dejé con todas las ganas ─me dio un guiño.

Lo vi con una mirada asesina y él solo volvió a reírse mientras me ponía la chaqueta que aún estaba en la sala.

─Si no nos vamos de aquí ahora mismo, te juro que te enseñaré realmente cuán intensa estoy, pero con mis puños, idiota.

─Tú también me caes bien, Barbie ─lo sentí sonreír.

 

***

 

Después de parquear el carro, Aidan me hizo caminar por un jardín, hasta llegar a unas puertas de madera que al abrirlas mostraban una escalera subterránea.

─Exactamente, ¿por qué me trajiste aquí? ─le pregunté mientras bajaba las escaleras y trataba de echar un vistazo alrededor.

─Porque te voy hacer mía en la oscuridad.

─ ¡Aidan! ─lo regañé indignada e hice una mueca.

Él soltó una carcajada.

─Aunque suene tentador y sé lo tanto que quisieras que eso sucediera, es aquí donde trabajo.



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En el texto hay: asesinatos, secretos, amor

Editado: 10.02.2019

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