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El pie de Daphne yacía en reposo sobre una silla, su mochila debajo de éste para mantenerlo elevado mientras ella comía con incomodidad. Había ordenado su anhelada hamburguesa con tocino apenas llegó a aquel restaurante en compañía de Lorraine y Brandon, pero aun así se sentía miserable y eso era visible para cualquiera.

Pese a que Brandon se desvivía por ser amable y atento con ella y su amiga, Daphne simplemente no podía estar en paz con el chico. Había algo que la perturbaba sobre él, aunque no lograba identificar qué; además, el hecho de que estuviera obligada a mantener en reposo su pie y con una férula en su tobillo por diez días tampoco ayudaba mucho a su mal genio.

*Me siento como una trucha bajo el sol, retorciéndome en busca de mi elemento y sin solución. ¿Acaso no era ya bastante mi mala suerte sin agregarle un esguince de tobillo?*

Su malestar era demasiado evidente, pero eso no parecía afectar la placidez de Lorraine, aunque Daphne no estaba segura de si eso era algo bueno o malo. Su amiga veía a Brandon con idolatría, como si el tipo pudiera caminar sobre el agua, y por más que Daphne intentaba captar su atención y hacerla rectificar, era como si ella no la notara en absoluto... excepto cuando Brandon le dedicaba a ella algún cumplido o le preguntaba cómo se encontraba. Sólo entonces su amiga le prestaba atención con su molestia poco disimulada.

*¡No puedo creer que me presté a esto, ni mucho menos que Lorraine siga comportándose así aun después de lo que hablamos! ¡Menuda loca!*

−¿Todo está bien, Daphne? −le preguntó Brandon de repente, notando su ensimismamiento−. ¿Acaso la comida no te gustó?

Daphne se fijó entonces en su plato y notó que apenas había tocado su hamburguesa. Un solo vistazo a la carne y sintió una ola de nauseas en la boca de su estómago.

*Está demasiado cocida y grasosa −pensó−.¿Cómo podría comerla así? Hubiera preferido que estuviera un poco más cruda y.....*

Detuvo el hilo de sus pensamientos con un exabrupto.

*¡¿Desde cuándo a mí me gusta la carne cruda?!*

−¿Daphne?

Brandon la llamó nuevamente captando su atención.

−¿Eh? Sí, yo... todo está bien. Es sólo que he perdido el apetito... sólo eso.

Brandon frunció los labios y la estudió intensamente, como no creyendo sus palabras.

−No me sorprende. ¡Te dieron analgésicos como para dormir a un elefante! −exclamó Lorraine entonces, ajena a la turbación de ambos−. Aunque era de esperarse después de llegaste berreando de dolor al hospital. Todos se alarmaron cuando entramos, pensando que te estabas muriendo por los gritos que dabas.

Brandon rió ante el comentario y ella hizo una mueca de disgusto.

−¡Oye! Estaba muy adolorida, ¿si? Sentía como si el tobillo me martilleara y el hueso se me moviera.

−¿Y quién era la que no quería llegar con el doctor en un inicio? −le recordó su amiga con ironía.

−Creía que solo era una torcedura leve −se defendió a su vez.

−Y ahora terminaste con el pie vendado y en reposo por los próximos días. ¡Tú padre probablemente va a pegar el grito en el cielo!

Daphne torció el gesto.

−No me lo recuerdes.

−Ambas exageran −dijo Brandon de repente, atrayendo nuevamente la atención de ambas sobre él. Sonreía ligeramente con burla en sus ojos−. Creo que el doctor se precipitó en su diagnóstico y Daphne se recuperará en poco tiempo.

Lorraine lo miró poco convencida.

−¿Después de que se la pasó quejándose y casi le da un infarto al doctor? Lo dudo mucho.

Daphne también lo dudaba, pero algo en la certeza de Brandon y en cómo miraba su pie vendado le puso los pelos de punta.

─Pues yo estoy seguro de que así será ─enfocó su mirada en Daphne y le guiñó un ojo en complicidad─. Mañana lo comprobarás. Tengo buen ojo para estas cosas.

−Y Daphne un talento innato para los problemas −musitó Lorraine con molestia.

Tanto Daphne como Brandon se congelaron con sorpresa ante la animosidad de Lorraine y no pudieron emitir palabra alguna mientras su amiga ahogaba su malestar con un trago de malteada. Brandon le dedicó a Daphne una mirada apenada y ella le correspondió con lo que esperaba que fuera una sonrisa amable, antes de darle un gran mordisco a su hamburguesa grasosa con asco.