A la larga supongo que no es tan grave que esté sentada en este enorme comedor con el rey de Draguens a la cabeza de esta, disfrutando de un delicioso postre que más que disfrutar, lo que me tiene es siendo una adicta a él y al mismo tiempo una cobarde que no es capaz de observar al príncipe Yeik, quien justamente tiene un asqueroso gorro ocultando su espectacular cabello.
La hermosa Fiushina está a un lado del rey observando cada movimiento que realizo, me he percatado de que no deja de pasar su mirada entre su hijo y yo, espero que no se haya enterado de que lo llame escoria, literalmente ella podría transformar mi bello rostro en algo aberrante. Ni Dios lo permita, me persigno alejando cualquier mal de mi.
Se me da por levantar la mirada y me doy cuenta que soy el payaso de la mesa, todos me observan con burla y yo solo quiero levantarme y hacer algo realmente interesante para que me observen.
Oficialmente soy la burla del menor de los príncipes, ahora por primera vez me observa y sonríe divertido, toma un poco del postre con su dedo y se lo lleva a los labios sin quitar su mirada burlona de mí. Las ganas de hacer un gesto obsceno son enormes, pero no voy a quedar mal frente a todo el legado Draguens.
—Lo siento, olvide hacer mi oración de los alimentos, papá me ha dejado muy claro que debemos agradecer a Dios por cada comida —papá me deberá una buena por hacerlo quedar tan bien frente al rey, él ni siquiera va a la iglesia y yo ahora lo he puesto en un ejemplo de hombre
—Muy sabio tu padre princesa, con mi adorada Demie, hemos tratado de que estos chicos hagan lo que tu padre te inculcó, pero soy demasiado débil con mis muchachos —el rey acaricia la mano de la reina y le da una bonita sonrisa, ese hombre realmente la adora, nadie que los viera de esta forma realmente creería que fuera magia negra.
—Ni me lo digas, con Yeik, ya tengo demasiados problemas —observa a su hijo con amor infinito y este se reprime en su asiento avergonzado, sus mejillas toman color y hasta lindo se ve el crio.
Le doy a la reina una sonrisa de empatía y ella me sonríe de una forma un tanto tétrica, pero se ve malditamente bella.
—Kianna, pasará la noche en el reino.
—¿Tan pronto la llamas por su nombre? —la reina observa a Klaus con antipatía —. Muestra un poco de respeto.
—Bueno, la verdad es que nadie ha pedido tu opinión Demie, es mi prometida y se quedará como mi invitada —ahora esto si se puso interesante, el ambiente se torna tenso, pero yo pretendo disfrutar del momento.
Que bueno que los tiempos han cambiado y no todo son modismos absurdos. Regresando al interesante momento, el rey observa a su hijo con ira contenida, ese claro no es el caso de Yeik, este observa a Klaus con odio lo que provoca que sus ojos se tornen de un negro intenso, la reina cierra sus ojos y al instante el semblante de Yeik se transforma, su respiración se vuelve tranquila y sus ojos recuperan su habitual color, que exactamente no sé cuál es porque ya he visto otros, pero justo ahora se tornan de un café claro.
—Me temo que Kianna, no sé podrá quedar hoy —maldito viejo, solo será una jodida noche.
—No veo problema a que se quede, simplemente digo que sería adecuado que Klaus no se refiriera a ella de esa forma, es una princesa, no una simple plebeya, las paredes tienen oídos —Klaus asiente y un poco de respeto se refleja en su mirada.
Aburrido, esperaba que un poco de magia fluyera en la habitación, no lo sé, tal vez que la boca de Klaus se cerrará o tal vez que sus orejas desaparecieran, algo básico, pero no, parece que todo ya está resuelto y eso es simplemente aburrido, la reina me da una sonrisa de medio lado de la cual solo yo soy consciente de ello, a la vez me da un guiño y yo me sonrojo, realmente espero que no pueda leer la mente porque de verdad sería vergonzoso.
La cena termina en completo silencio y yo esperaba que todos en la mesa me hablaran sobre mi valiosa vida, pero tal parece que a nadie le interesa conocer a la futura esposa del futuro rey de Draguens.
Con Klaus estamos en el salón de bailes, estamos caminando en silencio y yo siento demasiada curiosidad por los enormes cuadros de mujeres en los pilares de las habitaciones.
—Son las madres de cada príncipe de Draguens, el rey sí que ha sabido disfrutar la vida —una sonrisa de desánimo sale de los labios de Klaus y por un momento puedo sentir un poco de empatía por él —. Mi madre falleció cuando yo tenía quince años y nunca fue más que la amante de una sola noche del rey, al menos nadie sabe esta información y no me señalan como a un bastardo, supongo que de cualquier forma me habría hecho cargo.
Si me causa un poco de empatía, pero tampoco puedo negar que es muy hipócrita de su parte decir eso cuando justamente èl hace lo mismo, mi hermana es un claro ejemplo, y claro esta que no me gustaria compartir a mi esposo justamente con mi propia sangre, no es como si fuera a darle un heredero, pero el hecho es que papà preferiría deshacerse de Yudith y de cualquiera que se cruce en sus planes, yo por desgracia no entro en ese plan porque soy su ficha mas importante.
Me concentro en un cuadro alejado tratando de alejarme un poco de la presencia de Klaus, ese hombre posee un magnetismo que me tiene cruzando mis brazos para no arrinconarlo contra la pared. Disfrutemos, Klaus toma la iniciativa y me posa contra la pared y queda a dos centímetros de mi rostro.
—No se si eres inteligente o atrevido —sonríe de medio lado dejando ver una fila de perfectos dientes, que comience la apuesta. Y si de dinero se tratara, todo lo apostaría a mi favor.
—Absolutamente lo primero princesa, no haría nada en tu contra —supongo que él también juega a su forma. Sin más corto la distancia y junto mis labios con los suyos.
No es un beso tierno, en lo absoluto, es todo dientes, lengua y ferocidad. No se queda solo en eso, sujeta mis pechos como si fueran goma y me siento jodidamente caliente, tomó su rostro para que bese mi cuello y yo por supuesto le doy espacio para que disfrute. Agarro fuerte su cabello y él muerde mi clavícula, esto me aterriza de golpe y cualquier tipo de excitación se congela. No puedo permitir que sienta que no quiero esto, debo mantenerlo controlado.