Yeik se encuentra observando el techo de la cama con sus brazos cruzados detrás de su cabeza, ya no lleva puesto el horrible gorro por lo que deja ver el magnífico tono de mis ojos en su cabello.
—¿Qué quieres? —Revoloteo mis ojos y me acerco para recostarme en el marco de la enorme cama, estoy asustada hasta los huesos, pero reflejar cómo me siento es algo que aprendí a ocultar desde que me la pasaba al rabo de mi hermana.
—Ya te lo dije —me observa con una sonrisa de medio lado dejando ver un hoyuelo algo raro, no es un hoyuelo tierno, de hecho su hoyuelo ocupa casi toda su mejilla y un escalofrío me recorre, él es lindo y espeluznante, no es alguien a quien quiera a mi alrededor.
—No quiero tu compañía, de hecho estoy esperando a alguien más y no quisiera que se llevará una idea equivocada si te ve aquí, así que lárgate.
—Asi que vas a tener sexo con Klaus.
—Duro y salvaje —su cabello se tiñe de un negro intenso, su entrecejo se frunce en desagrado y de un momento a otro esta a mi espalda.
—Espero por el bien de mi amado hermano que eso no pase —me giro rápidamente para encararlo, ¿y este quien se cree?
—Escucha bien rarito, Klaus va a ser mi esposo, así que no tiene nada de raro que tengamos noches desenfrenadas de… —su mano cubre mi boca y sus perfectos ojos, ¿que color es ese? La verdad no tengo idea, parece rojo, pero al mismo tiempo algún tipo de rosado o naranja, la verdad es que no estoy segura, salgo de mi pequeño trance y manoteo sus manos para que se aleje.
—En la cultura Fiushina siempre se sabe con quien pasaremos el resto de nuestra vida y al parecer yo pasaré la mía contigo —lo dice como si fuera lo más lógico del mundo, yo solo puedo observarlo como lo que es, un tipo raro.
—Dulces sueños engendro, para gustos amorosos se necesitan dos y creeme que tu lo unico que me provocas es miedo, así que puedes buscar otra conexión, porque ten por seguro que conmigo no sera —me lanzo de espaldas a la cama y es mi turno de observar el techo —. Cuando salgas, cierra la puerta, si es que alguna vez has utilizado una.
Todo pasa tan deprisa que simplemente se me corta la respiración.
—Es imposible encontrar una conexión dos veces —está sobre mí a centímetros de mi rostro, siento su suave aliento acariciando mis mejillas, desearía que apestara a rata para quitarlo, pero huele tan delicioso que no es difícil acostumbrarse a su olor —. Seremos uno.
Y solo eso tiene que decir para que de un empujo lo haga a un lado y levantarme de la cama, la puerta se abre de golpe y Klaus aparece, me fijo en la cama y no hay absolutamente nadie.
—¿Estás bien? —se acerca para sujetar mi hombro —. Te ves algo conmocionada.
—Estoy muy bien, no te preocupes —me siento en la cama y él me imita —. ¿Qué haces aquí? ¿No te prohibieron estar aquí? —eleva sus hombros en gesto de “Da igual” y se recuesta en la cama.
—Cuando el rey se encierra en la habitación con su esposa, todos dejamos de existir —observo como su pecho relajado se eleva en un respiracion tranquila, detallo sus labios, son tan delgados que es difícil saber su color, su nariz es muy bonita a decir verdad, a nadie engaño, este hombre es completamente divino, me observa un momento y yo recuerdo lo que dijo Yeik, ese chico no sabe lo que es retar a una Petron.
Aparte de que, lo que voy a hacer no tiene nada que ver con el menor de los príncipes, realmente quiero esto. Me acerco para besar sus labios, quedo recostada sobre su pecho, sus manos sujetan mi cintura y me posa de espaldas para esta vez tenerlo sobre mi, envuelvo mi brazos por su cuello y sujeto su cabello con deleite, baja hasta mi cuello y empiezo a sentir demasiada calor, acaricia mis pechos con suavidad y un gemido se me escapa, quiero a este hombre dentro de mi. Me giro para montarme encima con mis piernas a cada lado, él se sienta un poco para una vez más devorar mi cuello, bajo la cremallera de mi ropa y me deshago de una vez del sostén.
Mis pechos expuestos atraen a Klaus como un imán y se pega de ellos como un jodido bebé, mis gemidos se elevan y provocan que incline mi cabeza hacia atrás, abro mis ojos en un momento de éxtasis, pero lo que veo me congela el cuerpo.
Los ojos rojos de Yeik me observan desde arriba, estos parecen arder, su enojo es evidente, me bajo rápidamente del cuerpo de Klaus y cubro mis pechos con la cabecera.
—¿Qué pasa? —Klaus se acerca y yo lo abrazo fuertemente.
—Llévame a casa —siento mi cuerpo temblar y la conmoción me invade, ese chico está loco, un sollozo quiere escaparse, pero no puedo permitir que me vea mal, este lugar es de locos, pero no por eso mis planes se van a venir abajo. —. Y quédate en casa conmigo.
Asiente un tanto confuso, pero agradezco que no haga preguntas. Acomodo mi ropa y me bajo de la cama para cruzar mis brazos por la cintura de Klaus y nos encaminamos a la salida.
Bajamos las escaleras y al acercarnos a la salida, un divertido Yiek se cruza en nuestro camino.
—Hermano mío —sonríe de medio lado y se acerca para cruzar su brazo por el hombro de Klaus, yo inmediatamente me alejo y me encamino a la salida —, Al parecer tu prometida se disgustó con esta familia, hasta parece que le damos asco.
Me siento tan atacada y asustada por este chico que las absurdas ganas de llorar se apoderan de mí, toda la valentía que traía se ha evaporado, èl parece notar el miedo que me causa, debo parecer una jodida muñequita de trapo que necesita de protección. Afianzo mi postura y elevo mi barbilla observandolo con altivez.
Eso no me dura demasiado porque todo a mi alrededor parece congelarse, Klaus se queda estático observando algún punto en la ventana.
Yeik en tres pasos queda frente a mí, su respiracion es agitada y sus ojos se tornan dc color negro.
—No te asustes —acaricia mi cabello suavemente permitiendo que por un momento quiera gritar del miedo —, sé que es difícil entenderlo, esta mierda de Fiushinas es una completa basura, pero no podemos ir en contra de lo que somos.