Sentía un horrendo frío recorrer cada poro de mi piel, no podía evitarlo, cada vez que botaba aire de mi boca, salía una especie de humito que me causaba más frío, me hubiese encantado tomar un taxi, pero no me puedo dar el lujo de desperdiciar mis pocos centavos en aquello, tenía que ahorrar lo más que podía para mis proyectos, envíe un mensaje al móvil de mamá avisándole que no estaría allí, que fui a la casa de la familia Montesinos porque me habían mandado a llamar, por supuesto que ni en sueños le contaría del viaje, no quiero que se ilusione con algo que no estoy seguro de aceptar, cruce unas cuantas aceras y varias calles y no fue hasta unos 10 minutos que llegue a la casa de Clark, a penas timbre la puerta se abrió, al parecer ya me habían estado esperando, cruce el jardín a paso rápido, se me estaban congelando hasta los dientes.
Tras unos segundos la puerta de la casa se abrió dejándome ver a Clark en la entrada, lucía serio como siempre, a penas lo vi pude ver como su mirada se volvió intensa causándome un revuelo en mis tripas.
—Hola Alexander —Mira las facciones de su cara y el leve sonrojo de Alex le produce una minúscula sonrisa—. Pasa, llegas justo para el desayuno.
—Buenos días Clark, gracias —Pase a paso rápido al comedor, estaba que moría de la vergüenza, pero no tenía en claro por qué—.
A penas ingrese al comedor Roxana y Rafael me recibieron muy efusivos, estaban felices de que estuviese ahí, ambos me dieron un fuerte abrazo y me invitaron a tomar a siento para poder desayunar con ellos, no tenía muy claro el motivo del cariño que sentían por mí, sin embargo lo agradecía, Rafael es como el papá que nunca tuve y Roxana es como mi segunda mamá, Clark tiene una hermana menor la cual no conozco ni en fotografías, su identidad para mí es un misterio, solo sé que es dos años mayor que yo y está estudiando en Alemania, en ocasiones la he escuchado mencionar, pero solo eso, dentro de la familia casi nadie habla de ella, ni siquiera Clark, es todo un gran misterio con ella, en la mesa de los Montesinos su puesto nunca está disponible, supongo que es porque estudia en otro país o quizá lo estoy ocupando yo es este momento.
Armo miles de posibles escenarios imaginándomela pero me veo interrumpido cuando una de las empleadas me sirve el desayuno, con un pequeño gesto y una diminuta sonrisa agradezco el gesto y me es devuelto de la misma manera.
No toco el desayuno hasta que todo este servido, Rafael empieza a comer y todos procedemos a hacer lo mismo. El desayuno consiste en un zumo de naranja, fruta picada y una tostada con una taza de café, como despacio tratando de masticar la mayor cantidad de veces que me sea posible, la verdad es que con lo que estoy comiendo no logro llenar ni la primera parte de mi estómago, no logro comprender como Clark sobrevive comiendo solo esto. Si por mí fuera estaría devorando toda la comida de la nevera, en especial los postres que son mis preferidos —Inconscientemente relame sus labios—.
—. ¿Muy delicioso el desayuno Alexander? —Pregunta Clark un tanto divertido—.
—. ¿Q…? ¿Qué? —Alex se intimida de inmediato—. S… Sí, está muy… Muy bueno sonríe levemente, gracias.
—Clark sonríe, me alegro Alex, el resto del desayuno transcurrió con un ambiente más ligero, todos terminaron de comer, una costumbre en mi familia es que si la cabeza del hogar termina de comer, nadie más come, el desayuno culmina ahí, suena cruel, pero es así. De reojo observaba a Alex con el rubor en sus mejillas, no sé qué tipo de pensamientos pervertidos o divertidos se estaban cruzando por su cabeza, pero si estoy seguro de algo, es que simplemente verlo así, como un niño pequeño indeciso, que no sabe qué hacer o decir, me parece tierno.
El desayuno culmino y todos dimos las gracias a Dios por el alimento recibido, seguido de eso, pasamos directamente a la sala, mis padres decidieron que se darían unas vacaciones indefinidas por lo cual, me vi casi obligado a recortar todos mis planes para las vacaciones, al menos hasta que mis padres regresen a sus ajetreados empleos.
—Y bien Alex, que piensas de la invitación a nuestras vacaciones —Indaga Roxana—.
—Emmm, señora, —Dime Roxy o Roxana, contesta rápidamente—. Bue… Bueno Roxana, la verdad es que me gustaría acompañarlos, pero no creo que sea una buena idea, primero no puedo dejar sola a mi familia por dos semanas y segundo, tampoco me gustaría incomodarlos a ustedes viajando con ellos, no me parece correcto que mientras la pasamos bien, ustedes sigan cubriendo los gastos que generamos…
—El dinero no es ningún problema muchacho, lo sabes —Interviene Rafael—. Tú familia es como ser la nuestra, y aunque tu madre trabaje para nuestras empresas, ella tiene el permiso de salir esas dos semanas, estarían pagas. Míralo de esta manera Alex —Rafael se acomoda en su silla con una pierna sobre la otra—. Es una recompensa, por toda la tarea que te has dado con nuestro hijo en la preparatoria, lo has ayudado con todo aquello que no entendía sin pedir absolutamente nada, se han hecho como hermanos inseparables, y eso me alegra. Alex, tu amistad con Clark es memorable, te consideramos como de la familia, por eso quiero que vengas con nosotros, no solo tú, si no tu familia también, no te acongojes por los gastos, todo va por nuestra cuenta, el dinero es lo que menos me preocupa —Rafael sonríe amable—. Te mereces un descanso de todo Alex.
—Suspira fuerte, Rafael, Roxana, me encantaría acompañarlos, pero no he platicado con mi familia y no sé qué digan de aquello —Acomoda su cabello ligeramente incómodo—.
—Rafael sonríe—. No te preocupes muchacho, nos adelantamos por ti, ya todo está arreglado y podemos viajar mañana mismo.
—. ¿Tan pronto? —Pregunta Alex inquieto—.
—Sí, por supuesto ya todo se encuentra preparado, lo que debes hacer es llegar a tu casa, avisarle a tu madre que saldremos mañana en la mañana y podemos partir sin inconvenientes —Rafael contesta relajado—.