Me levante de un excelente humor, aunque haciendo pucheros me toco colocarme las lentillas y dejar mis lentes, debo admitir que me veo mejor sin ellos, aunque me gusten muchos, pero no puedo darme el lujo de romperlos. Rápidamente acomode la cama y habitación para que mamá no esté haciéndolo por mí, se merece un descanso y aunque en esta ocasión no se lo pueda dar, no está muy lejos el día en que se lo cumpla.
Baje con la maleta lista y con una ropa cómoda para el viaje, además de mis documentos y el permiso que mamá debía firmar para mi salida.
Buenos días mami —Besa su mejilla y sonríe—.
—Buenos días Alex, siéntate —Le sirve un jugo y un sándwich de queso—. ¿Cómo dormiste? —Interroga dudosa—.
—Mmm dormí bien… ¿Por?
—Te escuche que hacías un berrinche con alguno de tus amigos ¿Paso algo?
—Se sonroja—. No mamita, no pasó nada, es que...
Mmm, estaba trabajando en algo y no me funciono —Sonríe apenado—. Siento haberte despertado.
— ¿A qué hora vendrá Clark por ti? —Dice dando un mordisco a su sándwich—. Pues… según recuerdo dijo que estaría en la mañanita, pero ya lo conoces, seguro que se quedó dormido —Termina su desayuno—.
Alex, quiero que vallas con cuidado y no andes haciendo travesuras, ya estas grande para eso, recuerda que los Montesinos son mis jefes, y no quiero quejas ni reclamos, en mi opinión no deberías ir, pero como ya dijiste que vas… —Suspira frustrada—.
No puedes faltar a tu palabra, solo digo que vallas con cuidado ¿Entendido?
—Si mamá, te prometo que me comportaré, no haré tonterías, sabes que soy el hombre de la casa sonríe. Tranquila, tengo mi plan —Se escucha el auto de Clark y el claxon sonar—. Mamá, llegaron por mí, te prometo que estaré comunicándome contigo constantemente —Besa su frente dulcemente—. Te amo mamá.
—Ve con cuidado Alex, yo también te amo —Alex sale de la casa y sube al auto de Clark—.
—Buenos días Clark. Alex —Clark contesta frio y en segundos el coche arranca—.
Miraba a través de la ventana dejando atrás el vecindario donde vivo, me llama la atención porque no estamos yendo a la casa de Clark, si no en otra dirección ¿No iremos a tu casa? —Pregunta Alex removiéndose incómodo—.
—No, iremos directamente al aeropuerto, mis padres esperan allí, el avión de mi padre se encuentra listo para despegar, solo faltamos nosotros. Vale, pero no me saques los ojos por el parabrisas —murmura Alex nervioso—.
Clark suena una carcajada fuerte, relájate. No pretendo morir aún, quiero ir a correr en la fórmula uno, para ello necesito estar vivo —Acota con sarcasmo—.
—Amargado —Murmura Alex—.
—El trayecto del camino en su mayoría fue en silencio, de vez en cuando Alex soltaba una mala palabra por la velocidad que íbamos, pero para mí era arte, la velocidad era una manera de liberarme de los problemas, olvidarme por unos minutos de todo lo que me rodea, de todo lo malo, me sentía vivo, la adrenalina recorriendo mis venas, el dulce sonido del motor de mi Audi R8 sonando a toda su potencia me hacía sentir vivo, quería más. Me hacía desear volar sin despegarme de la tierra.
Me sentía relajado, tranquilo, este era mi ambiente, este era el rumbo que deseaba seguir por el resto de mi vida…
—Suspira frustrado—. Todo lo bueno tiene un final cercano, en cuestión de minutos llegamos al aeropuerto, pase mis credenciales por una máquina que en cuestión de segundos me abrió paso al garaje donde quedaría mi coche por las siguientes dos semanas, Alex y yo bajamos agarrando sus cosas y dirigiéndonos a la Inmensa aeronave que nos esperaba, era un hermoso Cessna Citation X, uno de los jets privados más rápidos, a diferencia de los tradicionales este era un color negro, con las rayas doradas recorriendo su estructura, algo único y exclusivo. Todo lo mejor para un Montesinos.
Todos estaban en sus respectivos asientos, mi plan era viajar alado de Alexander, sin embargo al subir al jet todo mi plan se vino abajo.
Al parecer mi padre había arreglado todo para que Alexander viajase con Emily, por supuesto….
Todo el “Viaje familiar” era una estúpida excusa para que Alexander se interesase por ella.
—Estaba con la boca abierta de ver tanta maravilla con mis ojos, literalmente estaba babeando por la preciosa aeronave que estaba frente a mí, su color negro la hacía ver imponente y esas rayas doradas le daban un toque elegante y exclusivo.
Estaba frente a un Cessna Citation X, la maravilla más moderna fabricada por Textron Aviation, su alcance máximo de 6.259 km y una capacidad de carga de 16.600 kg, era impresionante…
Clark subió primero y yo lo seguí detrás, estaba impresionado, al entrar allí, estaban Rafael y Roxana y una chica desconocida que nunca había visto, lo que primero observe fue el lugar, era demasiado precioso, un piso color negro azabache así mismo como sus asientos forrados de cuero negro con una línea dorada y la letra “M”.
Todo tenía su toque, el lugar era sencillamente perfecto…
Con timidez me acerque a los Montesinos. Buenos días —Sonríe tímidamente—.
—Buenos días Hijo —Contesto Roxana—. Alex —Dijo Rafael, acto seguido se levanta y lo abraza dándole ligeras palmadas en la espalda—.
Cómo me alegra que hayas venido —Sonríe Roxana—. Ven, quiero presentarte a alguien muy especial.
— ¿Yo? —Pregunta tímidamente—. Sí, ven. —Contesta Rafael—.
Te presento a mi hija Emily Montesinos —Ella se levanta y le deja un beso en la mejilla—. Mucho gusto Alexander, mis padre me han hablado mucho de ti —Sonríe—.
—Gr… Digo… Mucho gusto Alexander García —Sonríe tímidamente—.
—Siéntate a mi lado, me gustaría ir conociendo más del famoso Alexander —Sonríe amablemente—.
—S... Sí claro, con todo gusto, gracias. No te preocupes, estaremos más adelante si necesitan algo, disfruten del viaje —Interviene Roxana y va alado de su esposo—.