“Sami, soñé contigo” Dijo Dayan.
Dayan es una de mis más cercanas amigas; de las dos únicas con las que supe alguna vez que compartí más de un sueño, experiencias que quiero repetir algún día. Pero en esta ocasión no fue así: yo no recordaba nada y ella sabía que sería así.
—Vivías con tu novio cerca de mí, y acordábamos vernos e invitabas a mi chico para que nos acompañara al cine. Íbamos a un cine casero, donde pasaban una película vieja. Pero, en medio de la película te paraste y sin dar explicación decías que debíamos irnos. Te seguimos y llegamos a un gran edificio con una explanada, donde había mucha gente. Se parecía el palacio municipal de México. Tú estabas desesperada buscando a alguien, yo creí que era a Alex, pero me equivoqué.
» De repente viste a un hombre jovial con una sonrisa atractiva y traviesa. Te sonrojaste y quedaste quieta; te veías muy tímida. Él tomó tu mano y me miró burlón. Me puse verde de celos. Demonios, Sami, ¡ese tipo me conocía!
—Dayan, tengo que irme con él. No es parte de tu sueño y vino por mí. Me necesita— me decías.
» Tu novio bajaba al piso inferior del edificio, así que fui por él y le pedí que te detuviera. Él fue por ti, pero, al mismo tiempo, el tipo que no conocía se acercó a mí.
—Tenía rato que no la veía... no es real; es una imagen de tu mente y aunque me divierte, no seas egoísta. —me dijo. Entonces desperté… pero, eso no es todo. Te cuento esto porque debo confesar que pronto volvió a visitarme el mismo sujeto, después de que me enviaras tu crucifijo de oro.
» Yo observaba un estanque natural, era de arena y mar, y había un delfín nadando allí. Lucía maravilloso; nunca creí ver o siquiera imaginar algo así. Estaba fascinada.
» —Atraje todo lo importante para ti —me dijo él, sonriendo, antes de arrojarme dentro del estanque. Parecía burlón, aunque fue bello nadar junto al delfín; tenía un tacto cálido y suave. Luego, tu chico me ayudó a salir y me preguntó: “¿qué es lo más importante para ti?”.
» —No lo sé —contesté.
» —Necesito que consigas estos objetos.
» —¿Objetos? —pregunté, confundida, y con vehemencia afirmó e insistió.
» —Necesito abrir la puerta.
» —No sé de qué rayos me hablas —contesté, pero entonces tomó mi garganta con una sola mano. ¡Sentí que me quemaba, Sami! Me asusté…
» —Aquí está, ya lo tienes, lo demás lo tendrás después. —Afirmó, y seguía con esa sonrisa burlona.
» Cuando observé mi cuerpo, pude notar que me quemaba la cadena que tú, Sami, me regalaste. “Vaya no te asustes...” Dijo, y movió su dedo de lado a lado guiñándome un ojo traviesamente, para después añadir: “Ahora, un poco de pesadillas”.
» Y sí, tuve pesadillas…
Terminó de contar, y si no fuera porque jamás nos hemos podido ver en persona, diría que tenía el miedo calcado en el rostro.
—No sé, Sami, no creo que él sea buena persona… me da miedo que lo encuentres. ¿Estás segura de que es tu amigo? —Insistió, y no voy a negar que las dudas me invadieron aún más.
En esos días soñé con que mi Caballero me mandaba un mensaje, lo sabía porque veía cómo hablaba con alguien y le entregaba unas runas… esa persona estaba relacionada con Camila, una colega y amiga. Nosotras estábamos en una calle paralela y no podía ir a la de ellos, pero ella sí. Así que corría para pedirle que recogiera las piedras por mí, pero no consiguió tomarlas; debía alguien más interceder… Camila me miraba sin decir nada. Pude entender qué significaba. Nuestra conexión estaba bloqueada…
Por eso, comencé a pensar ¿y si no son la misma persona? ¿Y si Alex estaba equivocado y Lord está mintiendo? Pero ¿por qué me mentiría? Por un lado, no veo razón para que me mienta, por otro son muy similares… Aunque si Lord es tan poderoso y he conseguido hablar con él… ¿Por qué a veces sí estaría bloqueado y a veces no? Las palabras de Dayan me hicieron sentido, y me doy cuenta de que, en lugar de respuestas, he recolectado dudas.
Por eso, le pedí a Alex que me ayudara a contactar a Lord una vez más, para preguntar sobre los sucesos con Dayan, pero insistió en que Lord no quería; que yo debía seguir mi vida terrenal sin encontrarlo. Y cuando conseguí hablar con él… en el plano astral, repitió esas mismas palabras, lo cual… no me hace sentido; porque si es así, entonces… mi temor de haberme equivocado con Lord se volvía real. Esto provocó que la distancia entre Alex y yo fuera inevitable. Orgullosamente insistió en que el Caballero es y siempre será Lord, pero él no sabía de mi último sueño —para ese momento—, aquel en que, después de casi un año, volví a tener no solo el cansancio del viaje, sino también esa sensación de calidez y felicidad que me daba soñar con el Caballero. Algo que no quise compartir con él pues, así podría comprobar si eran o no el mismo ser. Además, también pensé que la relación romántica con Alex podría estar interviniendo en su manera de apoyarme…
Por eso, no le dije que hicimos una promesa…
Desperté en una cabaña, estaba intentando recordar las cosas que había soñado: Unos perros que robaron algo y corrí de una cabaña a otra. Era de noche y, de repente, me di cuenta de que estaba soñando. Inmediatamente me encontré en un lugar más amplio y elegante. Fui al jardín para descubrir que empezaba a amanecer, la luz dejaba al descubierto una apacible parcela.