Difícil de admitir

22. "Tranquila hades"

Listo, todo está en orden. Sólo tengo que salir de la habitación. Suspiré intranquila. No tengo las agallas suficientes para hacerlo. No me había puesto nerviosa desde que le ocurrió ese horrible acontecimiento con Jaiden... Ahora que lo pienso este tipo de nervios era básicamente de ansias. Mi familia había estado tan lejos que, cada momento junto a ellos se apoderaba de mí. Mis compañeros también los extrañaba, pero "La mejor amiga" de Cristina la repudio con rabia, Kate no era más que una traicionera.

—Ya, estás lista y debo decir que te ves hermosa —Asentí sin mirarla—. Ahora solo tienes que salir.

Con los nervios colándose por mi sistema nervioso, la olvidé por momentos.

—Sí, lo haré —Cojo la manilla, pero me detengo apenas quiero darle vuelta—. No lo haré, Vic. Es mucha gente.

—¿Te vas o te empujo? —Arqueó sus cejas—. Tú decides, cariño.

Ella y sus dos opiniones que significan lo mismo. Nuestra vida se forjó en esas dos palabras.

—Empújame —Confesé—. Soy muy gallina como para no salir de acá.

—Bien. Lo que digas.

Abre la puerta con facilidad y me empuja como si fuera un costal de papas. Sin pensarlo, algo obstaculizó mi camino. Caí de lleno en el pecho de alguien.

—Hola —Levanté la mirada nerviosa.

—Hola, belleza —Susurra contra mis labios, se acerca un poco más y deposita un beso en ellos—. Feliz cumpleaños, Alison.

Sentí sus manos viajar por mi cintura hasta enredarse por mi espalda. Aproximó sus labios a mi frente y en ella depositó un hipnotizador beso. Fui tan cercana a sus carias y a su tacto enloquecedor. Logró que me sonrojara como una colegiala de quince años. Este tipo de afectos eran los que causaban los famosos hormigueos en mi estómago y lo más importante, amaba quien los provocaba.

—¿Que te pareció mi familia? —Susurro a la altura de su cuello.

—Me agradó mucho tu familia —Comentó con una sonrisa enloquecedora—. Sobre todo, tu hermano.

Siento su aliento chocar contra mi cabello al momento de posar mi cabeza sobre su pecho.

—Jhon, es genial, aunque... —nos miramos con complicidad—, no se lo menciones, es un tanto egocéntrico

Estalló en una dulce carcajada.

—Trato hecho —Asentí—. ¿Lista para ser escoltada acompañante misterioso?

Reí levemente. Es tan tierno cuando se lo propone.

—No —Su expresión cambió de golpe que arrugó sus cejas y sus labios formaron una línea. Fue gracioso verlo así—. Estoy lista para bajar a tu lado como mi novio.

—Entonces, no hagamos esperar a tu familia.

Pisé el suelo de la primera planta y casi caigo de espalda. Mamá se pasó de la raya. Mi familia estaba aglomerada por todo el patio y ni siquiera llegaba toda. Muchos de ellos se sorprendieron al saber que esta chica tenía novio y uno muy guapo, diría yo. Toda la familia se repartió entre grupos; los típicos tíos amargados, algunos entusiastas y la persona más inusual que pensé que nunca llegaría a pisar mi casa. Kate, era esa típica oveja negra del rebaño, compartíamos la misma edad y rasgos muy distintos, cuando yo era una morocha, ella era rubia. Muy hermosa, pero nada bonita en ese interior, además de ser amiga de mi excompañera, la cual no nos llevábamos para nada bien.

—Hola, prima querida —Sin pudor alguno deposita un beso sobre mi mejilla. Hago una mueca de asco «¿Y desde cuándo es tan cariñosa?» Me pregunto horrorizada—. ¿Y este chico tan hermoso quién es?

—Es mi novio —Respondí cortante.

Lo estudió detenidamente como si estuviéramos en un museo.

—¡Que divertido! —Se carcajeó en medio de nosotros—. ¿Tú? ¿Teniendo un novio?

—Kate, si quieres entrar, ahí... —indiqué la salida hacia el patio trasero—, está la entrada, pero si quieres la salida, la estas pisando justamente ahora.

—Ya tranquilízate —Golpea mi hombro como si estuviera bromeado—. Iré a dentro para animar este funeral, ¿llegó mi mejor amiga?

Me hizo enfurecer, pero no al grado de golpear esa maldita cara plástica que tiene pegada. Solo lo pensé.

—Las víboras solo aparecer en la noche —Sonreí con malicia, con esas ansias de que revelara su verdadera cara.

Su cara se deformó en chasquido de dedos.

—¡No te atrevas a decirle así, estúpida! —Vociferó con ese enojo arder en sus entrañas.

Reí sarcásticamente, es una falsa.

—Me sorprendería al saber cuánto tiempo duraste así, siendo una falsa —Mis palabras fueron con veneno.

—Mejor vete acostumbrando, lo logré hace años y no creas que no lo haré después... —Mi cuerpo se tensó—. Ahora si me disculpas.

Pasó por mi lado golpeando mi hombro hasta desaparecer de mi vista. Agaché la cabeza desconcertada y con los ánimos pisoteados. Había ganado la guerra, pero es indispensable que ella y su mala aura se reencarnara en mí. Me deja tan mal tenerla presente. Incluso estando en el mismo techo de mi familia, donde se supone que estaría protegida, me siento a la deriva.

—No la soporto —Susurré incauta de su negatividad.

Sus dedos levantaron mi barbilla y logré leer a través de mirada, un poco de piedad. Negué con la cabeza, no la soporto. Me ha arruinado tanto la velada que incluso tenía tantas ganas de llorar. Sus ojos azules intentaron olvidarme de que aquello me afectara, pero es indispensable.

—Olvídala.

—No me pidas eso, no la soporto—Comencé a temblar de lo alterada que me encontraba—. Es una maldita, siempre lo ha sido

—No lo vale —Comenta para luego estrecharme en sus brazos—. No dejes que esa mujer se interponga en este día tan especial para ti.

—No sé qué haría sin ti —Me aferro más a él.

—Y yo sin ti.

Un carraspeo nos interrumpió. Miré al alrededor y mi felicidad escaló hasta las nubes. Como siempre ella llegando en las horas imprevistas. Me di la vuelta y corrí hacia sus brazos.

—¡Abuela! —Grité con euforia.

***

Después de dos horas que transcurrieron; entre la cena presenté a Jaiden con absolutamente toda mi familia. Al terminar, me quedé sorprendida por ver la cantidad de gente aglomerada en nuestro patio trasero. La música comenzó a sonar bastante fuerte, logrando activar en cada una de las personas que componía mi familia para sacar esos dones del baile. Nadie se quedaba calentando el asiento, prácticamente todos bailaban. Miré a Jaiden riendo y divirtiéndose. Para todos fue de su agrado, aunque, no niego que de primera lo veían con el ceño fruncido por su acento inglés. La fiesta iba de menos a más. Nunca una fiesta logró sacar tanto de mí en tan poco minutos. Cogí la mano de Jaiden y juntos bailamos por un largo rato. No importó que fuera, solo éramos nosotros dos frente a todo el mundo. Ninguno se quedó ajeno a la pista de baile, hasta que vi por curiosidad una mesa. Mi corazón se desbocó al ver esa chica que recogió mis lágrimas cuando todo era lluvioso, la que con cada locura hace que mis días sean memorables. Estaba sentada, triste e ida. Por la claridad de las ampolletas, noté lo brilloso de sus mejillas y sus ojos vidriosos.



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En el texto hay: juvenil, romance, amor

Editado: 28.10.2021

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