Los días fueron pasando y ya comenzaba a acercarse la fecha de nuestra boda, mientras que el pequeñito ya producía sus pataditas en mi vientre. Era algo tan maravilloso y cada vez que lo hacía siempre llamaba a Andrew para que no se lo perdiera.
Nuestra unión se había fortalecido más que nunca. A pesar que al principio lo ayudaba en todo lo que podía, al ir pasando el tiempo a pedido de él, lo había dejado de hacer ya que no deseábamos que sucediera nada que nos afectara sobre todo porque era mi primera vez.
Casi siempre pasaba el tiempo comiendo y durmiendo, algo que según el médico era natural que me provocara esos síntomas el embarazo.
Era una hermosa tarde, habíamos aceptado ir a la fiesta de los Willson por lo que me hallaba en el cuarto tratando de buscar que ponerme.
Hacía mucho que no salía de gala y estaba muy nerviosa, pero mientras miraba la indumentaria que Andrew había comenzado a comprarme, mis nervios iban en aumento.
—¿Qué pasa amor? —me abrazó por detrás mientras que apoyaba su mentón en mi hombro.
—No sé que ponerme y mis nervios se están alterando —al terminar sonrió suavemente en mi oído.
—Quiero que cierres los ojos y respires profundo —pidió a la vez que se separaba de mí —No te muevas —como siempre desde que estamos juntos, confiaba en él.
No pasó mucho cuando me pidió que abriera los ojos y al hacerlo, en frente de mí estaba un hermoso vestido color salmón. Era totalmente hermoso, no tenía palabras para describirlo.
—No lo había visto antes —aún no entendía cómo se me había escapado de la vista.
—Claro que no Bebé, éste lo compré hoy. Es una ocasión especial y necesitas algo especial.
Sin dudarlo ni un segundo me lancé a sus brazos provocando que él soltara el vestido. Lo amaba tanto, era mi ángel.
—Gracias, amor —le susurré mientras hundía mi rostro en su cuello y aspiraba su maravilloso aroma a campo.
—Aún tenemos tiempo antes de salir —al terminar la frase, me levantó mientras rodeaba su cintura con mis piernas. No tardó mucho en llegar a la cama y apoyarme suavemente en ella muestras que no dejaba de reír.
Cada día con él era toda una sorpresa lo cual siempre me mantenía pendiente.
Después de nuestro dulce encuentro, llegamos a la fiesta. A pesar de mis nervios, el lugar decorado con colores pasteles lograba calmarme. Todo era muy hermoso, los demás invitados no dejaban de saludarnos e invitarnos a charlar con ellos.
Todo estaba muy tranquilo, cada tanto bailaba con Andrew algunas baladas románticas. Desde que habíamos llegado mi rostro era una sonrisa constante.
***
No podía dejar de ver a mi prometida, nos habíamos separado por unos instantes pero mi vista no la podía dejar ir. Ese vestido le quedaba increíblemente hermoso, poseía una luz que lograba alumbrar a todos.
—Su prometida es muy hermosa señor Stack.
—Se lo agradezco mucho. Creo que la fiesta la ayuda mucho, necesitaba salir un poco.
—Ya lo creo. Digame de cuánto está.
—Disculpe señor Willson —lo miré —¿A qué se refiere?
—No se sorprenda, junto con mi esposa hemos tenido muchos niños por lo que ya sabemos distinguir los detalles —sonrió.
—Entiendo —reí al escucharlo, por el momento habíamos decidido mantenerlo entre nosotros hasta después de la boda —. De un mes —dudé un momento antes de realizar la pregunta que se me había pasado por mi mente al escucharlo —. Disculpe señor, le puedo hacer una pregunta.
—Claro muchacho, adelante.
—¿Cómo es cuidar a un bebé? Me aterra cometer algún error.
—Es algo nuevo, pero no debe preocuparse —apoyó su mano en mi hombro —. Al principio creerá que esta haciendo las cosas mal pero debe seguir su instinto. No se olvide que todo lo que hacemos lo hacemos por el bien de ellos, tratamos de que los primeros años los recuerden como si fuera el último. Somos sus guías, sus héroes, tal vez le parecerá extraño pero notara que comenzara a seguirlo la mayor parte del tiempo. Pero no debe preocuparse por ello, le recomiendo que nunca le quite la vista de encima, son muy traviesos — sonrió y parecía que su mirada se encontraba muy lejos de la fiesta.
Después de nuestra charla, comencé a buscar a Lisi, ya la comenzaba a extrañar pero una voz me paró en seco.
—Pensé que vendrías.
—Mi lugar esta en otra parte —contesté fríamente sin darme la vuelta mientras me alejaba.
Volverlo a escuchar me provocaba un revoltijo en el estomago.
Paso unos instantes hasta que pude ubicar el paradero de Lisi y al observar con quien estaba me quedé congelado, cómo podían volver sabiendo lo que podrían causar.
—Ella no lo sabe —volvió a hablarme.
—No, tal vez no pero no permitiré que la vuelvas a dañar. —Me di la vuelta para enfrentarlo, había cambiado muchísimo. Era como si el tiempo hubiera pasado mucho mas rápido para él.
Editado: 05.04.2019