Disfrutando el dulce néctar de tus labios

Capitulo XII

Natalia

Siento un olor extraño como alcohol, mis manos ser tomadas por alguien más, escucho voces y unas caricias en mi mejilla; abro mis ojos poco a poco y a la primera persona que veo es a mi padre que me mira con dulzura.

-¡Papa!— siento mi garganta seca.

-Tranquila cariño, ¿quieres un poco de agua?—asiento

-Bebe un poco— me levanto un poco para beber del agua, pero siento mi mano agarrada, volteo a mirar y es Robert quien me sostiene, le sonrío.

-Hola extraño— digo con mi voz ronca a lo que él me hace seña de que beba el agua y me ayuda a acomodarme mejor en… ¿la camilla?

-Hola chiquilla— me da un beso en la frente— ¿te sientes bien?— me revisa cuidadosamente.

-Sí, solo  me duele un poco la cabeza— me toco y tengo un pequeño bulto, hago una mueca del dolor.

-Debe ser por el golpe— volteo a mirar esa voz femenina, es una mujer muy bella.

-Seguro que si madre— dice Robert, abro mis ojos sorprendida.

-Iré a llamar al Doctor para que la revisen— dice un señor un tanto parecido a Robert y a su hermano, debe ser su padre.

-Te lo agradezco amigo mío— dice mi padre. Los veo salir al señor y al hermano de mi esposo y volteo a mirar a la señora quien me sonríe.

-Eres muy hermosa jovencita— se acerca y me da un beso en la mejilla, puedo ver en sus ojos cariño.

-Gracias, usted también es una mujer hermosa y elegante— ríe y se ve aún más radiante.

-¡Oh pequeña! gracias, eres encantadora— mira a su hijo y le toma la mano— supiste elegir a una buena chica hijo mío, los apoyare en todo momento, cuidare de mi nieto o nieta mientras ustedes terminan sus estudios— Robert carraspea al igual que mi padre, los miro mal por sus caras de angustia.

-Sería un honor para mí darle los nietos que desee, pero por ahora no creo que sea posible, lo primero son los estudios y luego la preparación profesional, tener una casa y lo necesario para poder traerlo al mundo— me sonríe y me ve maravillada.

-Eres maravillosa, la educaste muy bien Guillermo; pero princesa— me mira con pena— déjame decirte que me darás uno muy pronto— la miro como sin comprender, volteo a mirar a mi padre, pero desvía la mirada, veo a Robert y está nervioso.

-¿Qué quiere decir señora?— me angustio por lo que no me dicen con claridad.

-Que estas embarazada— abro mi boca asombrada y siento como un escalofrío recorrer mi espina dorsal, los nervios ante la perspectiva de ser madre; es algo que no sé cómo explicar.

-Tendremos a un pequeño mi amor— dice Robert tan dulce tratando de alentarme, echo mi cabeza hacia atrás y suspiro.

-¿No te alegra cariño?— pregunta mi padre.

-Sí, ¡claro que sí!— lo miro con lágrimas en mis ojos— es solo que todavía no lo digiero, me emociona, pero a la vez me asusta— miro a Robert que posee una mirada triste— claro que quiero tenerlo es producto de algo tan bonito— le tomo la mano y la llevo a mi vientre plano, me sonríe y acaricia.

El doctor entra junto a una enfermera y me revisa, hace muchas preguntas y chequeos. Todos conversan de una manera agradable, se nota que son una familia unida.

-Está bien, te daré de alta, pero debes seguir muy bien mis instrucciones, además debes ir a hacerte un chequeo con un Ginecólogo, debes cuidar esa semillita que llevas dentro, sabes que si la riegas con amor crecerá sana y fuerte— sonrío ante su forma de explicarme que debo cuidar de mi bebe, asiento y le da una hoja a mi padre— puede llevarla a casa, solo si presenta alguna molestia puede llamarme allí está mi numero— le entrega una tarjeta.

-Bueno ¿Qué les parece si se quedan en nuestra casa?— dice el señor Peralta y todos asienten, mi padre suspira asintiendo también.

Salimos de la clínica y llegamos a una casa enorme, parece una de esas mansiones de película, si es tan bella por fuera por dentro es aún más hermosa, todo está impecable y brillante.

-¡Wow! Es tan hermosa— digo asombrada.

-Mis padres siempre han querido lo mejor para la familia— me explica Robert.

-Si gustan descansar las habitaciones están preparadas, si gustan comer algo solo digan y serán atendidos, yo me disculpo por dejarlos solos, tengo asuntos que revisar— explica la señora.

-Yo al igual que mi esposa me disculpo, mañana tenemos un evento en casa y debemos dejar todo preparado, amigo si gustas puedes acompañarme— se dirige a mi padre.

-Amigo mío, lo siento, pero debo ir a casa a buscar mis cosas y las de mi hija— me asusta saberlo.

-No padre— lo abrazo— no vayas, mi madre ha estado con un hombre que dijo que era mi padre, como no lo acepte ella me golpeo, por favor no vayas, no quiero que te ocurra nada malo— le suplico.

-Debo ir, solo a buscar nuestras cosas pequeña—dice apartándome de sus brazos.




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